Víctor Hortel: Compromiso, Convicciones y Pandemia
Son momentos –inimaginables para muchos de nosotros- de pasar largo tiempo en casa cuidándonos; en un aislamiento social obligatorio motivado por la, probablemente, primera gran pandemia del presente siglo. Pandemia que, según la opinión de muchos expertos, vienen a cambiar –entre otros- los paradigmas civilizatorios, o cuanto menos los del capitalismo financiero, tal como lo conocemos.
El cambio de paradigmas, nos obligará a superar el temor –racional- que provoca en nosotros la incertidumbre del cambio, el temor a no saber qué es lo que viene.
Es de esperar, que este cambio de paradigmas que se anuncia, sea una oportunidad para volver a debatir ciertos temas, que supimos abrazar con el convencimiento de tiempos que ya no serán.
Podremos también [o no], luego de un debate que permita la irrupción de nuevas ideas, confirmar nuestros compromisos, con la fuerza que imprime la nueva legitimación de las convicciones.
De lo que no hay dudas, es que la Pandemia del COVID-19 viene a cambiar muchos de nuestros hábitos, rutinas y costumbres. Será necesario que transcurra mucho más tiempo, para saber si esos cambios serán temporales o realmente definitivos.
Entiendo que esta situación de aislamiento en contexto de “encierro doméstico”, generó “una vuelta de rosca” en la utilización de las redes sociales. La necesidad de comunicación como estrategia para vencer la soledad o como táctica para acortar distancias. De pronto, quienes ya habíamos abandonado el Facebook, para intentar dominar el Twitter e Instagram, nos vimos en la necesidad de saber de esas “apps” que permiten video llamadas grupales o teleconferencias. Otros, un poco más lerdos, se deslumbran hoy con el “cara-libro”.
Y fueron las redes (y la tecnología) el espacio utilizado para expresar colectivamente nuestro compromiso con dos fechas grabadas en nuestras almas con el fuego de la convicción. Cambiamos formas y modos, pero no el compromiso.
Me refiero al 24 de marzo y al 2 de abril.
El Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia y el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, lo que claramente incluye –según mi criterio- a aquellos que agobiados y olvidados han decidido quitarse la vida.
Como ya todos sabemos, ambas fechas se conectan por el tronco común de la dictadura asesina que asoló nuestro país entre los años 1976-1983.
No voy a referirme a lo que los lectores saben más que yo. Solo quiero recordar –como ejercicio de memoria- a un par de actores de la Dictadura Militar, que nunca podrían haber participado de la Gesta de Malvinas, a no ser por la actitud cómplice de la Justicia Argentina con los militares de entonces.
El primer caso, es el del Contra-Almirante Carlos Alberto Cesar Büsser.
Carlos Büsser, supo combatir –en el año 1955- a las órdenes del Almirante Isaac Rojas en el golpe de Estado contra el segundo gobierno de Juan Domingo Perón; luego se desempeñó –antes del Golpe- como secretario del genocida Emilio Eduardo Massera y durante el Gobierno Militar encabezo la Fuerza de Tareas 2; luego, ocupo el rol de Comandante de la Fuerza de Desembarco[1] de la “Operación Rosario”, de recuperación de las Islas Malvinas, el 2 de abril de 1982; y finalmente –hasta el 15 de diciembre de 1983- ocupo el cargo de Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.
Büsser, falleció en el año 2012, mientras era enjuiciado por delitos de Lesa Humanidad.
El segundo caso, es el de Horacio Losito.
Losito, es veterano de guerra, herido en combate, condecorado por el Congreso de la Nación[2] y posteriormente condenado a prisión perpetua por su participación en la masacre de “Margarita Belén” en tiempos de la genocida dictadura militar.
Horacio Losito, arribó a las Islas Malvinas, como integrante de la Compañía de Comandos 602 del Ejército Argentino y se destacó por sus acciones en combate. Luego de la guerra, el entonces Coronel VGM Horacio Losito, participó de las rebeliones “Carapintadas” de 1987 y 1990 por las que fue detenido y dado de baja; posteriormente, durante la presidencia de Carlos Saúl Menem fue Indultado y reincorporado al Ejercito, donde presto servicios hasta el 2003, año en que el Presidente Néstor Carlos Kirchner ordeno que dejara su cargo, haciendo lugar a un pedido de las víctimas[3]
Losito, formo parte del “convoy” que se suponía trasladaba detenidos a la provincia de Formosa y fueron ejecutados en el camino. El hecho fue conocido como “La Masacre de Margarita Belén”. Fue condenado a prisión perpetua por el Tribunal Oral Federal de Resistencia, que lo encontró responsable de organizar secuestros, detenciones ilegales, perpetrar severas torturas a los sobrevivientes, los que finalmente fueron fusilados.
Los casos de Büsser y Losito –entre muchos otros- son claro ejemplo que nunca podrían haber participado de la Gesta de Malvinas, si el Poder Judicial no hubiera resultado cómplice de la Dictadura Militar.
En lo personal, me niego a reconocerlos como “Héroes de Malvinas”; pesa más su actuación y protagonismo durante la Dictadura Militar.
Es nuestro deber expresar el repudio más profundo a los ladinos que quisieron reciclarse como héroes de guerra.
Me refiero, a los oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas que fueron juzgados y condenados por crímenes de lesa humanidad, o por haber atentado luego de la guerra contra los sucesivos gobiernos democráticos.[4]
También, sus casos, sirven de fundamento para explicar la exigencia de Justicia por parte de los militantes de los derechos humanos.
De otra banda, se conoce que las Fuerzas Armadas fueron el brazo ejecutor –cruel, descarnado y genocida- de las fuerzas neoliberales del momento y sus nefastas políticas económicas y de control-exterminio social.
Fueron esas mismas fuerzas neoliberales, las que volvieron a gobernar el país durante la Presidencia de Mauricio Macri, que cabe señalar, bastardeo, menosprecio y ninguneo; tanto la causa de los DDHH y la simbología del 24 de marzo, como la Gesta de Malvinas y la soberanía argentina sobre las islas.
El lema “Memoria, Verdad y Justicia” que heroicamente supieron gritar y sostener, los militantes de los derechos humanos, y las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo –como símbolos máximos de esa resistencia-, bien puede aplicarse a la cuestión “Malvinas”.
Memoria que nos permita “separar la paja del trigo” y distinguir, -entre todos quienes participaron en el conflicto armado- a los “genocidas de la dictadura” de los “héroes de la guerra”.
Verdad, que revele la realidad de lo sucedido en diversos casos, ocultos o no debidamente transparentados; por ejemplo, aquellos referidos a las “Black Ops” u “Operaciones Secretaras”, que el pirata ingles desarrollo en nuestro territorio continental.[5]
En este punto y vinculado con el tema de cambios de paradigma, tal vez una nueva revisión histórica de lo ocurrido, permita una debate serio, franco y esclarecedor sobre el no reconocimiento como “veterano de guerra”, de aquellos civiles y soldados argentinos que participaron de acciones de combate en defensa de la Patria en territorio continental[6], que bien podrían continuar la línea trazada por la CSJN en el fallo “Geréz”[7]
Justicia, que permita dilucidar la responsabilidad de aquellos miembros de las Fuerzas Armadas Argentinas, que ordenaron y/o ejecutaron acciones –durante la guerra- calificadas como delitos de lesa humanidad contra la propia tropa.[8]
Así, ante la exigencia de justicia por las graves violaciones a los derechos humanos de los soldados argentinos por parte de sus superiores, nuestra memoria nos obliga a recordar y honrar el recuerdo de todas las víctimas de la Dictadura Militar, e inculcar este rito de dignidad en la conciencia de las nuevas generaciones.
Es menester insistir en nuestro compromiso político con esos hombres y mujeres que dejaron sus vidas en Malvinas, para quienes volvieron como sobrevivientes y para nuestro país, dado que la recuperación de las Islas Malvinas es una causa pendiente que debe ser resuelta por la pacifica vía diplomática.
Esta es la clara posición de nuestro actual Presidente, Alberto Fernández, que viene a reivindicar las políticas de los gobiernos del Presidente Néstor Kirchner y la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Tenemos memoria, seguiremos reivindicando a nuestros 30.000 compañeros desaparecidos, a las víctimas del terrorismo de estado, y a nuestros verdaderos héroes de Malvinas y la ancestral soberanía nacional sobre las islas.
Tenemos memoria, continuaremos plantándonos contra el capitalismo salvaje en cualquiera de sus formas y la lucha nos encontrara marchando abrazados en las calles o conectados fraternalmente en la red.
[1] El audio de arenga del Contra Almirante Carlos Alberto Cesar Büsser a las tropas argentinas integrantes de la fuerza de desembarco de la ”Operación Rosario”, puede encontrarse en: https://www.diariojornada.com.ar/232555/sociedad/malvinas_un_audio_recuerda_la_arenga_a_las_tropas_antes_del_desembarco/ [2] Losito recibió del Congreso de la Nación, las siguientes condecoraciones: "Del Congreso a la Campaña de Malvinas", "Herido en Combate" y al "Mérito Militar" (máximo reconocimiento que recibe un militar por una situación de combate). [3] Ver https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-26612-2003-10-11.html [4] Debemos tener en claro que a Malvinas no fue un ejército “sanmartiniano”, sino que fueron los mismos que años antes, habían torturado, asesinado y desaparecido a millares de personas durante el régimen militar. [5] Por ejemplo se puede ver: 1) http://www.perfil.com/noticias/internacional/guerra-de-malvinas-admiten-que-hubo-planes-del-reino-unido-para-atacar-el-continente.phtml; 2) https://www.youtube.com/watch?v=7BOb8P2SWME [6] Por ejemplo ver: 1) http://es.mercopress.com/2014/05/03/guerra-de-malvinas-piloto-ingles-confirma-combates-en-territorio-argentino ; 2) https://www.lacapital.com.ar/informacion-general/un-militar-ingles-revelo-que-la-guerra-malvinas-intentaron-llegar-tierra-del-fuego-n1570622.html [7] CSJN; G.123.XLIV. “Gerez, Carmelo Antonio c/ Estado Nacional –Ministerio de Defensa s/ impugnación de resolución administrativa –proceso ordinario—“ [8]Ver: https://www.pagina12.com.ar/248314-juicio-por-torturas-a-conscriptos-durante-la-guerra-de-malvi