Vicentin: El tiempo y la muerte
Por Gustavo Feldman.
No hay muertes buenas y muertes malas. Los que fueron malos, muertos, no dejan de ser malos, pero empiezan a ser tratados mejor, quizás por un falso prurito, quizás por un verdadero sentimiento de misericordia. La muerte no convierte a las personas en buenas por sí mismas.
El tiempo puede ser remedio para algunas cosas, la muerte no.
Además del sentir humanitario que casi siempre me alejo del deseo de la muerte-no cuenta aquí el tema de la eutanasia- en este caso deseaba que Sergio Nardelli hubiera tenido que rendir cuentas ante la justicia y explicarle, en un estrado judicial, frente a un fiscal y a un juez, a cientos y cientos de productores como sus pesos y dólares se evaporaron como cubitos en una siesta de enero.
El Secretario de Justicia de la Provincia de Santa Fe, Gabriel Somaglia dijo de los integrantes de la directiva de Vicentin “que no eran tan buenos hombres de negocios y ponían en juego el interés público.” Entre esos hombres estaba Sergio Nardelli.
Hoy la compañía tiene unos seis mil trabajadores, distribuidos en sus industrias algodonera, aceitera, frigorífica y vitivinícola. El único ingreso genuino que tiene es el canon locativo que percibe de A.C.A. por el alquiler de la planta de Ricardone a unos 25 kilómetros de Rosario. Nadie quiere comerciar con Vicentin.
El intendente de Avellaneda, donde está la planta de Vicentin, uno de los que salió a tomar frio hace un par de meses atrás tildando al gobierno nacional de confiscador y a la provincia de Santa Fe de estar en una tesitura rayana en la traición; ahora salió a implorar la ayuda estatal. El buey lerdo bebe el agua turbia.
Y en Vicentin no solo el agua aparece turbia. La gran labor desempeñada por la Comisión Parlamentaria de la Legislatura Santafecina que preside el Diputado Luis Daniel Rubeo, los “discoberys” de los bancos extranjeros y el accionar de los Fiscales Miguel Moreno de Rosario y Gerardo Pollicita, van confluyendo como si fuera un embudo en el accionar de la Directiva.
Y si el tiempo puede ser bueno para curar algunas cosas, también puede servir para agravar otras. La estrategia de Vicentin de alargar el concurso, o la parodia de, que se desarrolla todavía en el Juzgado a cargo de Guillermo Lorenzini también va camino de fenecer. Por un lado, es indudable que su apertura sin el último balance, 2019, fue insanablemente nula; por el otro la falta de imparcialidad del juez ya es palmaria; y además la empresa está a un paso de la quiebra.
En poco tiempo más será la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe la que deba dirimir si el proceso concursal, mientras dure, debe continuar en Reconquista o deberá tramitar en Rosario, como debió ser desde un principio.
La propuesta del grupo a los acreedores es verdaderamente vejatoria: pago del 40 por ciento, en pesos, monto congelado (sin actualización ni intereses) en un plazo a diez años con dos de gracia. Un chiste, de mal gusto, por cierto.
La desaparición física de uno de los númenes del grupo no exime a los otros de la responsabilidad que les pueda caber. Las especulaciones que comienzan a aparecer respecto de la “sucesión en el trono” no amenguarán las acciones para desentrañar como fue la estafa y el vaciamiento desde el año 2015, con la consabida connivencia del régimen macrista. Sobre todo, porque hay un aspecto en el que Nardelli no fue el diseñador; un capítulo fundamental del plan para que las cosas llegaran adonde llegaron y como llegaron.
Toda la trama financiera y societaria, todo el esquema de inversión; toda la estrategia para captar cereal sin pagar un peso, estoquearlo como si fuera propio, y apalancar las inversiones más nuevas con las más viejas; y sobre todo la licuación del patrimonio de Vicentin SAIC y la fuga a las empresas del Grupo en Paraguay y Uruguay, todo eso saldrá a la luz en la causa penal que tramita en Rosario. Todo eso tuvo a una “mente brillante”, alguien que supo ver lo que se podía hacer contando con un avieso paraguas político y el abuso de la confianza que caracteriza al ambiente bucólico.
Esos ojos rasgados y siniestros que supieron ver cómo hacer todo lo que se hizo, que hace más de treinta años observan y pergeñan las técnicas de enriquecimiento, aunque sea en desmedro de quien sea; quizás sean los que ahora queden a cargo del plan de impunidad tan buscado.
El último trimestre del año será crucial para toda la trama Vicentín el proceso concursal y las causas penales cobrarán más dinamismo ahora que ha quedado dirimido que no habrá expropiación ni intervención ni salvataje estatal.
Ni el tiempo ni la muerte pueden evitar algunas cosas.