Una de cal y una de arena, las tarifas de servicios públicos: Tarifas macristas, descongelamiento y telefonía e internet “para todos”.

Por Juan Valerdi.

Los tres pilares de reparto del ajuste

En estos últimos días se han reinstalado en el debate público dos de los tres pilares que definen el reparto de la carga del ajuste. Antes de la pandemia hablé en medios y redes sobre tres discusiones por venir que definirían quienes pierden y quienes ganan al hacer un ajuste para intentar llevar a la argentina a ser un país macroeconómicamente viable. Una de ellos parece estar definido ya y es la deuda externa, como ya lo he expresado en otras ocasiones considero que el acuerdo es extremadamente generoso, pero sin duda a corto plazo le quita peso a este pilar como fuente de fuga de capitales. No voy a abundar en este tema no solo porque está cerrado ya el acuerdo sino porque he escrito del tema sobradamente en este portal y otros medios. Las otras dos cuestiones centrales que estaban congeladas en estos meses de pandemia y cuarentena han resurgido en los últimos días, una vez que la negociación de deuda dejó de acaparar la atención de los medios.

Las otras dos pujas están dadas por las paritarias y los ajustes de las tarifas de servicios públicos y energía. Estas dos batallas no solo no se han definido aún, sino que son claves para ver cómo se distribuyen pérdidas y ganancias, sacrificios y privilegios.

Paritarias

Respecto de las paritarias se ha pasado en 10 años de una lucha por rebajas en el impuesto a las ganancias en los últimos años del gobierno de Cristina Fernández, a discutir cómo evitar despidos perdiendo lo menos posible contra la inflación en el gobierno de Macri y en estos meses de cuarentena se discute en muchos gremios la rebaja de salarios nominales necesaria para que cierre la menor cantidad posible de empresas. Obviamente hay excepciones como los bancarios y los camioneros que son gremios donde los empleadores difícilmente puedan mostrar que la pandemia/cuarentena les complico los negocios y seguramente habrá más casos por el estilo entre gremios ligados a los alimentos y productos de agro exportación. Lo que está claro es que la mayoría de los gremios no van a conseguir el 30% que consiguieron los camioneros o el 26% de los bancarios (aunque incluso estos gremios perderían con las proyecciones más optimistas de inflación para 2020 que estará alrededor del 40%). De hecho, el ministro de economía guzmán ya adelanta un congelamiento de los salarios de los empleados estatales para tratar de achicar el déficit y así hacer buena letra ante el FMI que pronto va estar en la mesa de negociación de la deuda que nos dejó el aporte de campaña que le dieron a Macri. Sin recuperación del salario real después de una caída del 25% durante el macrismo y un valor aún indefinido durante la cuarentena es difícil entender en que basan la recuperación milagrosa algunos economistas con excesivo optimismo. Si piensan en una salida inversora sería ridículo que se invierta con un mercado interno que languidece y con casi el 50% de capacidad ociosa del sistema productivo. Si su fe esta puesta en las exportaciones no solo deberían tener en cuenta que hay guerra comercial entre los países más importantes del mundo, sino que también hay una crisis económica/financiera mundial que excede el Covid 19 y que no desaparecerá con este. Por si eso fuera poco que recuerden el antecedente de vaca muerta que está más muerta que nunca con los valores actuales del petróleo.

Las tarifas de los servicios públicos de siempre y “los nuevos”.

En la última semana el gobierno ha dado una señal novedosa y muy positiva al incluir como servicios públicos la telefonía celular y la provisión de internet, congelando sus tarifas además hasta fin de 2020. Dada la situación que impone la cuarentena y las pocas posibilidades de que se vuelva a la educación presencial en lo que queda de 2020 el acceso a los servicios de internet y telefonía es más que nunca una brecha que puede bloquear las posibilidades reales de educación de grandes mayorías de la población. Mantener las tarifas actuales y declararlo servicio público de ningún modo alcanza a resolver ese problema, pero es un avance y tal vez en un futuro no muy lejano el estado sea proveedor de un mínimo de conectividad para la población, una solución que algunos países del mundo están discutiendo como parte de los nuevos derechos de su población.

Sin embargo, la buena noticia de esta declaración de “nuevos” servicios públicos con congelamiento tarifario se ve opacada por el anuncio de suba en los combustibles y de la previsión de subas en las tarifas de los servicios públicos “tradicionales”. Si alguien piensa que desde que Mauricio Macri congeló las tarifas luego de su derrota en PASO hasta ahora las empresas habían estado achicando su colchón tarifario o devolviendo algo de las obscenas ganancias que Macri les dio se equivoca. Mientras se mantenía ese congelamiento el estado les ha venido compensando a las empresas con subsidios lo que no pagan los consumidores según el extremadamente generoso esquema tarifario que Macri y sus funcionarios les otorgaron. Funcionarios que como recordarán solían estar de los dos lados del mostrador en muchos casos y en este en particular con cierta alevosía. Nuevamente para sentarse a negociar con el FMI la rebaja del déficit el gobierno dice que necesita rebajar esos subsidios y pasárselos como mayores pagos a los consumidores. Lejos parece estar la revisión a fondo de los esquemas tarifarios, los costos y las inversiones de las empresas con algunas destacadas excepciones como el caso de Federico Bernal, interventor del ENARGAS y sus denuncias en el caso de los servicios de gas. Los incumplimientos de EDESUR y el pedido de rescisión de la concesión realizado por varios intendentes solo rozaron alguna presencia en los medios por un breve lapso, desapareciendo sin dejar rastros. Con tarifas abusivas en los monopolios de servicios públicos no solo se dificulta el pago por parte de las familias consumidoras sino también el de las PyMEs que los utilizan como insumos.

Si el reparto de las cargas del ajuste macroeconómico se define con tarifas altas, aunque no lleguen a ser delirantes como en pleno macrismo y paritarias con rebajas salariales nominales o caídas reales de salarios ya golpeados de poco servirá haber pateado la deuda externa algunos años en el futuro, la argentina podrá ser viable en las planillas a presentar al FMI, pero no en la realidad socioeconómica.