Regionalización: Para una transformación profunda de la institucionalidad
Por Alessandra Minnicelli.
En mis programas 40’ de Responsabilidad Social, profundizo los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), con una mirada autóctona, esto es para darles contenido propio, y encuadrar cada uno de ellos de acuerdo a las necesidades de nuestro país.
Hoy en este espacio de Identidad Colectiva quiero referirme a la Regionalización como un concepto de transformación profunda de la institucionalidad y como una herramienta necesaria del federalismo.
Entrevisté días pasados a Santiago Montoya, que trabajó sobre un proyecto de ley que no pudo concretarse allá por el año 2011. En esta reflexión buscamos darle contenido al ODS 16 que habla de Paz, Justicia e instituciones Sólidas como un objetivo a alcanzar en una sociedad como la nuestra, atravesada por el protagonismo que hoy reclaman las Provincias como herramienta para la explotación y administración conjunta de sus recursos naturales ante la postergada ley de coparticipación federal pendiente de acuerdo desde 1996 e incumplida como manda constitucional en la reforma de 1994.
Estoy convencida que para el desarrollo del Estado es imprescindible ubicar su crecimiento dentro de la dinámica del desarrollo de sus regiones.
Uno de los aspectos a tener en cuenta es que las diferentes teorías que tratan la cuestión del desarrollo de las regiones ponen especial énfasis en la influencia que sobre el tema tiene el desarrollo del sistema capitalista; el capitalismo ha venido a trastocar las relaciones y los intercambios que se establecen entre las diferentes sociedades y regiones, por ende, entre sus habitantes (Hiernaux, 1993; Wallerstein, 1974).
Las desigualdades no solo obedecen a factores geográficos, sino también a la influencia de situaciones económicas y sociales, por lo que impulsar la planificación regional evita la concentración que se analiza como un mal que afecta el desarrollo del país.
La división del estado en regiones es la forma de atender mejor las necesidades de la población.
En nuestro país, el Plan Estratégico Territorial para el desarrollo productivo del país (2003-2015), que llevó adelante el entonces Ministerio de Planificación Federal fue concebido como un compromiso entre los gobiernos provinciales y el gobierno central en la búsqueda del desarrollo sustentable y así lograr la aspiración de una economía más justa, eficiente y humana, fue el primer paso hacia la integración del país en regiones, se aspiraba a un crecimiento más armónico mediante la participación de las distintas esferas de gobierno y de los actores locales, como principales impulsores del desarrollo local. Tuvo importantes etapas de avance y cumplimiento, se interrumpió su ejecución en el 2015 con la llegada del gobierno Macrista, pero sin duda es el antecedente necesario para avanzar en nuestro País Federal.
Como concepto, el término “región” tiene una gran diversidad de significados; se manejan en la literatura especializada diversos conceptos de región, se habla de regiones “culturales’~, “económicas”, “geográficas”, “naturales”, “nodales”, “polarizadas”, “homogéneas”, etc.
Para los estudios técnicos el problema básico de toda regionalización es la delimitación de regiones, cualquiera que sea el concepto de región que se utilice. Se trata de fijar límites precisos o fenómenos que por lo general no presentan discontinuidades tajantes y fácilmente discernibles, por lo que siempre habrá un área donde no sea posible distinguir con claridad si la influencia es mayor hacia un nudo u otro, o donde el o los factores determinantes del criterio de homogeneidad buscado y es en general la finalidad que se busca de las mismas o el criterio a utilizar , fundamentados en experiencias anteriores y en el conocimiento directo del territorio del país.
Un primer acercamiento para el análisis regional del país desde cada una de las regiones, es entonces la elaboración de indicadores -a partir de los datos publicados-, cuyo análisis debe servir para seleccionar una clasificación y tipología regional según niveles de “desarrollo socioeconómico”.
Nuestros antecedentes muestran que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) propuso para el manejo del Sistema Estadístico Nacional a partir del VII Censo Nacional (1980) una división regional de la Argentina que, salvo para el caso de la Región Metropolitana, está basada en límites políticos provinciales (figura 10). La propuesta incluye las regiones de: 1) NOA, 2) NEA, 3) Cuyo, 4) Pampeana, 5) Metropolitana y 6) Patagónica. Si bien hubo producción de trabajos importantes sobre geografía argentina posteriores, no se efectuaron propuestas de regionalizaciones.
La constitución de 1994, estableció en su art Artículo 124.- “Las provincias podrán crear regiones para el desarrollo económico y social y establecer órganos con facultades para el cumplimiento de sus fines y podrán también celebrar convenios internacionales en tanto no sean incompatibles con la política exterior de la Nación y no afecten las facultades delegadas al Gobierno federal o el crédito público de la Nación; con conocimiento del Congreso Nacional. La ciudad de Buenos Aires tendrá el régimen que se establezca a tal efecto.
Corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio.”
La posibilidad de crear regiones está planteada como de impulso o iniciativa de las provincias, y en mi opinión debe ser un proceso espontáneo ya que el espíritu constitucional en el art citado dispone que las provincias “informan” al Congreso de la Nación y éste no tiene que “aprobar” ni puede, por ende, “desaprobar” los tratados interprovinciales, no obstante que algunos autores atribuyen competencia al Congreso de la Nación en ese proceso de iniciativa provincial.
Si bien no creo que ninguna Provincia tenga intención seria de hacer una secesión política respecto de la Nación, -que se argumenta sin mayor sustento factico-, si hay que reconocer que existe un fuerte nivel de desigualdad en la calidad de vida de la población residente en las diferentes regiones argentinas.
Interpretar esas diferencias y entender la dinámica de ganadores y perdedores en las diversas geografías es condición de Federalismo y debe ser especialmente tenida en cuenta a la hora de formular políticas para mitigar o revertir los efectos que generan las políticas neoliberales sobre nuestro territorio.