¿Qué pasa con la educación de Jóvenes y adultos?

Por María Ángela Parrello[1]

El propósito de este artículo es acercar algunas consideraciones sobre la Educación Permanente de Jóvenes y Adultos – EPJA -, con el objetivo de dar cuenta de las cuestiones que nos preocupan y nos convocan a trabajar frente al desmantelamiento de una gran cantidad de planes y programas, producto de políticas públicas inclusivas (ej. Conectar Igualdad entre otros), y a la mirada mercantilizadora de la educación en general y de jóvenes y adultos en particular, producto de la restauración neoliberal  llevada adelante en estos últimos cuatro años.

Para ello tomaremos como referencia a la LEN (Ley de Educación Nacional N° 26.206) por ser éste el instrumento a partir del cual el Estado garantiza el Derecho a la Educación de todos y todas en la Argentina.

A partir de la sanción de la citada Ley, la EPJA se constituyó en una de las ocho modalidades que estructuran el sistema educativo a las que define como “aquellas opciones organizativas y/o curriculares de la educación común dentro de uno o más niveles educativos que procuran dar respuesta a requerimientos específicos de formación y atención a particularidades permanentes o temporales, personales y/o contextuales, para garantizar la igualdad en el derecho a la educación y cumplir con las exigencias legales, técnicas y pedagógicas de los diferentes niveles educativos”.

En este sentido, es importante destacar quiénes son sus destinatarios y cuáles son sus particularidades en relación a esta modalidad educativa: son jóvenes y adultos, trabajadores/ras desocupados/as, padres y madres, amas de casa, militantes sociales, inmigrantes, pueblos originarios, población carcelaria, colectivo LGTBIQ y muchos más, que no han finalizado sus estudios primarios y/o secundarios, y que presentan aspiraciones, necesidades y demandas puntuales.

Yo abandone la escuela faltándome solo 6 materias. Me gustaría que alguien me ayude a estudiar porque solo, en forma libre, no creo que pueda”. (Segundo, 18 años)

Deje de estudiar en tercer año porque tenía que ir a trabajar. Quiero aprender, lo que sea, para saber hacer algo para defenderme en la vida y encontrar un buen trabajo. Voy a tratar de volver a la escuela para completar el secundario, porque mis amigos que terminaron trabajan mejor que los que abandonamos”. (Lucas, 20 años)

Yo quiero aprender para poder ayudar a mis hijos y decirles: Bueno ahora yo te enseño”.[2] (Alicia 28 años)

Pero no son sólo éstas las características de los destinatarios de la EPJA. Los testimonios presentados dan cuenta de una situación de vulnerabilidad producto entre otras cosas, de la interrupción o no inicio en algunos casos, de sus trayectorias educativas.

Hay que destacar por otra parte la fuerte referencia de los mismos con instituciones y organizaciones de la sociedad civil cuya vinculación está presente a través de actividades laborales, sociales, económicas y culturales que desarrollan estos sujetos.

A lo largo de la historia de la EPJA podemos encontrar importantes experiencias que dan cuenta de esas vinculaciones entre otros y con otros actores, especialmente las referidas a la relación entre educación y trabajo presentes desde los orígenes (en el siglo XIX) de la educación de jóvenes y adultos.

En esta misma línea destacamos a la Educación Popular[3] como una referencia identitaria fundamental para sujetos, grupos, organizaciones y movimientos sociales que desarrollan prácticas de educación de jóvenes y adultos.

Es esta una población heterogénea y diversa que requiere de políticas públicas por parte del estado que posibilite llevar adelante sus aspiraciones. Los destinatarios de la EPJA en su gran mayoría forman parte de la PEA (Población Económicamente Activa), son votantes, con potencialidades, posee saberes adquiridos en ámbitos laborales y sociales con historias y experiencias de vida que los compone como sujetos activos y participantes.

El rol del Estado y las políticas públicas

La crisis del 2001, producto de la profundización de las políticas y las estrategias que sustentaban el modelo neoliberal, estalló cuando el llamado régimen de convertibilidad comenzó a mostrar cada vez más su impacto negativo sobre la economía y la vida del pueblo argentino.  Los niveles de empobrecimiento y desocupación fueron los más altos de la historia argentina y fue preciso un gran trabajo para reconstruir el tejido social.

A partir de 2004 el país inició un camino de crecimiento económico con la reactivación de la producción industrial y la de los sectores productores de bienes y servicios que lograron revertir las tasas de desocupación y la caída del salario.

En este período denominado de pos convertibilidad, el Estado retomó su rol de garante al acceso y ejercicio de derechos para toda la población. Programas y acciones de articulación con diversos ministerios, la generación y defensa del empleo, y el desarrollo de la producción nacional fueron los ejes fundamentales de ese crecimiento.

La vinculación con el mundo de la producción y el trabajo con el fin de acordar mecanismos de participación pusieron de manifiesto la complejidad del vínculo entre educación y trabajo a nivel de los sistemas, las políticas, las instituciones, el mercado de trabajo y las trayectorias de los individuos tanto educativas como laborales.

En el ámbito educativo se sancionaron Leyes fundamentales que dan cuenta de su diversidad y de la restitución de derechos. Podemos mencionar a grandes rasgos la Ley de Financiamiento Educativo Nº 26.075[4], que garantiza un piso de inversión anual no menor al 6% del Producto Bruto Interno. La Ley de Educación Nacional Nº 26.206[5], La Ley de Educación Técnico Profesional Nº 26.058[6] y Ley de Educación Sexual Integral Nº26.150[7].

Esta legislación fue acompañada por planes y programas que concretaron la implementación de la legislación citada: Seguro de Capacitación y Empleo (2006), Jóvenes por Más y Mejor Trabajo (2008), Plan FinEs (2008), AUH Asignación Universal por Hijo para la Protección Social (2009), Planes de Mejora Institucional (2010), Conectar Igualdad (2010) y PROG.R.ES.AR (2014) entre otros.

“Las sociedades democráticas son aquellas que garantizan a sus miembros el “derecho a tener derechos”, la educación debe ser entendida como “un derecho que da derechos”[8].

Debemos pensar que la Educación como derecho no sólo debe ser garantizada o amparada por Normas que legislan y obligan a cumplirlo, sino que además generan en todos nosotros la necesidad de “cuidar” y de “estar alerta” para que este derecho se cumpla.

La Resolución del CFE Nº 118/10[9] sostiene que “Restituir el derecho a la educación de los jóvenes y adultos en el marco de la educación permanente supera la visión compensadora y se orienta a la construcción participativa del conocimiento a lo largo de toda la vida

Por ello, el Estado es un actor insustituible en las Políticas Sociales y debe ser el articulador de las mismas, con la participación activa de la ciudadanía, en el marco de la praxis política como herramienta de transformación de realidades.

Todas estas políticas públicas que constituyeron avances en cuanto a la adquisición de derechos para toda la población sufrieron un importante retroceso en los últimos cuatro años. Varios programas se desmantelaron; se abandonaron los niveles y modalidades; la EPJA dejó de ser una Dirección Nacional y no hubo acciones destacadas que impulsaran o dieran continuidad a lo previsto por la LEN.

Los problemas que enfrenta hoy la educación de jóvenes y adultos giran en torno a la necesidad de generar políticas educativas que aborden la compleja realidad de la población joven y adulta.

Aquí damos cuenta de alguno de los problemas que consideramos relevantes:

  • La educación de jóvenes y adultos sigue siendo vista como una herramienta de lucha contra la pobreza más que por los logros educativos ampliamente valorados por los destinatarios.
  • Los presupuestos educativos destinados a la modalidad (salvo en lo que respecta al Plan Fines) han sido escasos. Esto obstruyó, la posibilidad de dar respuesta a las necesidades de la población potencial, sino que también frenó el abordaje de manera integral con políticas educativas generales.

En cuanto a este último punto importa destacar que los jóvenes en el sistema educativo no sólo se encuentran en la educación secundaria común, sino que también están presentes en la EPJA. Los jóvenes de 18 años y más que han finalizado o abandonado el secundario y/o están en esta modalidad se enfrentan, en la mayoría de los casos, con los mismos problemas a la hora de    salir a buscar trabajo o incorporarse a los niveles superiores de educación.

  • Las normativas específicas para esta modalidad deben ser reactivadas y actualizadas tanto en lo que respecta a la dimensión curricular y pedagógica-didáctica, como a la institucional.
  • La educación de jóvenes y adultos se encuentra limitada a la alfabetización y a la terminalidad de la escolaridad obligatoria, con escasa articulación con la realidad cotidiana de la población joven y adulta, como es el trabajo, el acceso a la tecnología, la producción, la organización comunitaria, la salud, el medio ambiente y el desarrollo cultural. Si bien la gran cantidad de jóvenes y adultos que no han terminado la escolaridad obligatoria, constituye un problema estructural, la educación a lo largo de toda la vida, como la formación técnico profesional constituyen, por las características de la población, aspectos significativos y urgentes de abordar.
  • La vinculación y articulación entre la educación y trabajo es una de las preocupaciones centrales de la modalidad. El trabajo es sin duda una de las actividades más integralmente humana, es parte del desarrollo productivo y científico-tecnológico, pero también de la trama socio-cultural y política de toda sociedad. Es a partir de esta consideración que planteamos que la finalidad de la educación es la formación del ciudadano y del trabajador, sin escindir ambos aspectos.

Es particularmente relevante incorporar en este punto la perspectiva de los derechos humanos[10] y su relación con la educación y el trabajo, no sólo desde sus marcos normativos sino fundamentalmente a partir de la reflexión sobre las prácticas concretas. A pesar de la ampliación formal de los derechos ciudadanos a lo largo de los años, persiste la exclusión social y económica de numerosos grupos y personas: la universalidad de la ciudadanía no garantiza la inclusión y participación de todas las personas, sino que deja por fuera las particularidades y diferencias existentes entre las personas, por razones de género, situación socio-económica e identidad cultural y sexual.

Esta relación -educación y trabajo- involucra entre otras cosas a la Formación Profesional. Desde hace ya bastante tiempo se vienen desarrollando Programas, proyectos y experiencias de articulación, llevados adelante por instituciones pertenecientes a la EPJA y a la FP. Como así también desde los ámbitos laborales, comunitarios, sindicales y organizaciones sociales.

Tanto la LEN como la LETP concurren en considerar a la Educación de Jóvenes y Adultos y la Formación Profesional (FP) como educación permanente y continua durante toda la vida (resulta importante dar cuenta que tanto la EPJA como la FP comparten la misma población). La Resolución CFE N° 118/10[11] establece que “una propuesta de formación integral de jóvenes y adultos en los niveles obligatorios debe vincularse necesariamente al mundo del trabajo”.

Pero esta formación no puede limitarse a un menú de cursos sobre la obtención de habilidades instrumentales para un sector laboral, donde lo instrumental desconozca, esconda o relativice las dimensiones significativas que configuran el mundo del trabajo y de la producción[12]. –

La Resolución del CFE Nº 308/16[13] establece la Institucionalización de la articulación entre ofertas de formación profesional y ofertas de finalización de estudios de nivel primario y/o secundario para Jóvenes y Adultos. “La Articulación, en tanto dispositivo del sistema educativo, aspira a generar una mejora en las condiciones de vida, en la participación ciudadana y en el acceso al mundo del trabajo, de jóvenes y adultos”.

“Uno rasgo central para llevar adelante este proceso es la articulación entre tres cuestiones: reconocimiento de saberes, terminalidad y formación para el trabajo en una lógica que ponga en diálogo la historia de la vida de los sujetos, reconociendo y validando aquello que los compone como sujetos (sus saberes y experiencias) con una política pública en donde la terminalidad sea un momento entre aquel reconocimiento y la formación para el trabajo para una mejor inserción socioeconómica. En esto se pone en evidencia un proyecto político pedagógico en donde la centralidad está puesta en lo que el sujeto sabe para potenciarlo desde el sistema educativo agregándole saberes que le permitan una mejor incorporación al mundo del trabajo y el reconocimiento social de su experiencia de vida como portadora de saberes socialmente productivos”[14] (Puiggrós y Gagliano, 2004)

Las cuestiones que nos plantean estás problemáticas, nos llevan a formular una serie de preguntas orientadoras a los fines de poder abordarlas. ¿Cuáles son los criterios políticos y la demanda hacia la educación de jóvenes y adultos? ¿Qué nuevos formatos curriculares e institucionales nos desafían? ¿De qué manera incluimos a nuestros estudiantes y docentes en la adquisición y manejo de la tecnología? ¿Cuál es la tarea de la educación de jóvenes y adultos respecto a la formación para el trabajo? ¿Cuáles son los riesgos, las potencialidades y las alternativas para articular educación y trabajo?

El aislamiento social preventivo y obligatorio por la pandemia del Corona Virus nos enfrenta a un contexto excepcionalmente difícil para desarrollar la tarea educativa, principalmente porque las posibilidades de acceso a las propuestas de enseñanza totalmente virtuales son muy heterogéneas y desiguales para los y las estudiantes y las y los docentes en general y en particular para la educación de jóvenes y adultos.

Esta pandemia ha generado en el mundo un sin número de situaciones preocupantes y alarmantes que han llevado a reflexionar sobre la misma y producir trabajos desde el campo educativo, intelectual y científico. Todos nos alertan sobre el futuro: el futuro de la vida, el futuro del trabajo, del medio ambiente, de la economía, de la educación, del sistema capitalista, entre otros.  Algunos vaticinios son optimistas otros, anuncian catástrofes mayores. Lo que sí está claro que el Corona Virus vino a desnudar y profundizar situaciones de desigualdad extrema que ya se venían dando en este mundo globalizado y capitalista hegemonizado por la economía de mercado.

Vamos a finalizar haciendo mención a una frase de García Canclini que dice “Ante este paisaje, en vez de predicciones, es preferible discernir qué parece esperable y qué no. Sobre todo, lo estratégico por debatir.”[15].

 

[1] Profesora de Historia. Especialista en Educación de Adultos
[2] MINISTERIO DE EDUCACIÓN DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA. Dirección General de Educación de Jóvenes y Adultos. Módulo 1. Córdoba (2015)
[3] FINNEGAN Florencia. Educación popular y educación de jóvenes y adultos. “Algunas reflexiones sobre un diálogo complejo entre tradiciones diversas”
[4] Ley de Financiamiento Educativo Nº 26.075 disponible en:
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/110000-114999/112976/norma.htm
[5] Ley de Educación Nacional Nº 26.206 disponible en:
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/ley-de-educ-nac-58ac89392ea4c.pdf
[6] Ley de Educación Técnico Profesional Nº 26.058 disponible en:
https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/ley-26058-109525
[7] Ley de Educación Sexual Integral Nº 26.150 disponible en:
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/120000-124999/121222/norma.htm
[8]  ARENDT Hannah.  Los orígenes del totalitarismo. Madrid. Taunus (1974)
[9] Resolución CFE N٥ 118/10 disponible en:
https://www.mec.gob.ar/descargas/Normativas/Resoluciones/Educacion%20para%20Jovenes%20y%20Adultos/Resolucion%20CFE%20N%20118-10%20-%20Anexo%2001.pdf
[10] Equipo Técnico. Programa de Educación a Distancia. EDJA Córdoba. Área Técnico Profesional (2018)
[11]  Resolución CFE N٥ 118/10 disponible en:
https://www.mec.gob.ar/descargas/Normativas/Resoluciones/Educacion%20para%20Jovenes%20y%20Adultos/Resolucion%20CFE%20N%20118-10%20-%20Anexo%2001.pdf
[12] ZYSMAN Ariel. Problemas políticos y pedagógicos para pensar la relación entre educación y trabajo. Perspectivas para el análisis. Montevideo (2010)
[13] Resolución CFE Nº 308/16 disponible en: https://cfe.educacion.gob.ar/resoluciones/res16/308-16.pdf - Anexo I: https://cfe.educacion.gob.ar/resoluciones/res16/308-16_01.pdf - Anexo II: https://cfe.educacion.gob.ar/resoluciones/res16/RCFE_308-16_ANEXO_II.pdf
[14] PUIGGRÓS y GAGLIANO (2004) en ZYSMAN Ariel. Problemas políticos y pedagógicos para pensar la relación entre educación y trabajo. Perspectivas para el análisis. Montevideo (2010)
[15] GARCÍA CANCLINI. La dictadura sanitaria por el coronavirus y la vigilancia corporativa generalizada. (2020) Disponible en: http://urbanalogia.blogspot.com/2020/04/garcia-canclini-la-dictadura-sanitaria.html