Por quién doblan las campanas

Por Liliana Etlis.

Es una película que hace tiempo atravesó mi generación en la pantalla creo del Cosmos, nido de los que deseábamos un mundo diferente.

El ser humano como producto de la lucha colectiva por ideales comunes, el amor por la tierra y la vida desde diferentes personajes que conforman la trama, descifrar, comprender las múltiples verdades, tomar posición entre matices de los que conforman el núcleo del relato y recordar es lo que estuvo llenando mis huesos con finas capas desde que pude verla.

Esa diversidad es lo que desencadenó el poder reflexionar sobre el tema de la democracia. No desde un lugar carente de raíces sino cuestionarlas desde los análisis y prácticas exclusivamente occidentales y tratar de ahondar en el conocimiento de otras formas de organización.

Sentipensaba un destino emancipador que nos permitiese representar el mundo desde una realidad donde en la Patria se pueda profundizar la lucha por la dignidad.

El conocimiento es poder y si entramos en ese remolino multicolor del debatir nociones  nuevas con riqueza que vienen del fondo de la historia como más de una vez he soñado, nos abre interrogantes propios, latinoamericanos; interpretar la realidad desde ese lugar identitario, flexible, agudo, sostenedor, poder salir de un promontorio rocoso o de un lugar pétreo y comenzar a ensoñar la ilusión de algunos filamentos de verdades compartidas con la potestad de seguir creciendo, es a pesar de los ahogos ventosos en estos últimos años, Ser y darnos la posibilidad de Existencia.

Una polifonía de voces y sus prácticas en la transversalidad nos permitirá alejarnos de la opresión. Debatir, reflexionar y salir de moldes atrofiados nos acerca también a la lucha por la dignidad y restituir la alteridad que durante mucho tiempo quedó suspendida. Un posible entendimiento sobre este contexto de crisis civilizatoria ilumina la comprensión de sentir historias propias, símbolos, estilos del vivir legítimos. La creación de una pluriversalidad está vinculada al entrecruce de dialécticas cuando nombramos al campo popular.

Si la Modernidad, desde que atrapó nuestra historia y la refundó sobre lo que ya estaba siendo y existiendo aniquilándola y apropiándose del conocimiento e inventando una narrativa europeo-no europeo, occidente-oriente, norte-sur, centro-periferia, civilización y barbarie ¿cómo construiremos y con qué mecanismos un sistema para incluir a los sectores subalternos y los no considerados, desplazando aquellas adversas divisiones binarias, racistas, cartesianas?

¿Cómo visibilizaremos en estos nuevos momentos por venir las experiencias contrahegemónicas? 

¿Qué tipo de conocimientos y saberes deberemos aplicar para no repetir errores y avanzar hacia soberanías postergadas, profundización en el campo de los derechos, libertad colectiva, justicias en sus diversas formas y solidaridad con marcos de referencia vivenciales y experiencias no solo institucionales sino desarmando esquemas que frustran, cuantifican la realidad ahogándonos en callejones con oscuridades sin nombre?

¿Qué es lo más relevante para cada sector social según su historia cultural, política y social? 

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Sábado por la tarde y los dos enamorados siguen en la puerta de casa a pesar de los barbijos y discursos, regresan riendo y se ofrecen a las miradas de los vecinos de la cuadra del barrio. Continúa el amor a pesar de los vientos.

Que bella consistencia. Eterna.