Peronistas vs Kirchneristas: habló Cristina y fortaleció el debate
Por Mariela Montiel.
Habló Cristina Fernández y se re-abrió el debate generacional dentro del peronismo. Intentaré describir y focalizar los puntos en que se enmarca el debate entre compañeros, no hay estudios sistemático que lo avale ni pretende este escrito tener carácter académico, sólo transmito lo que se comparte en el diálogo con grandes militantes. El aporte no será revolucionario, pero puede ayudar a reorganizar los sentimientos y las razones por las cuales depositan en Cristina sentimientos encontrados. El peronismo es el movimiento más grande de la historia nacional, ha sido lo que nos diferenció en la segunda mitad del siglo XX del resto de los pueblos hermanos de la Patria Grande. Fue ese fenómeno que han tratado de explicar y categorizar los académicos de occidente y oriente a partir de conceptos eurocéntricos que nada tienen que ver con lo argentino. El caso del historiador alemán Peter Waldmann que escribió “El peronismo” luego de investigar los años del primer gobierno de Juan Domingo Perón, observó la resistencia de los compañeros, el Cordobazo y sale en las librerías europeas meses antes de que nuestro Conductor ganó por tercera vez las elecciones presidenciales. Es tan difícil de comprender racionalmente, que aún la canciller alemana Ángela Merkel en su encuentro con Alberto Fernández lo interpeló con una pregunta difícil de responder ¿Qué es el peronismo? El peronismo se comprende enmarcado en una historia nacional, en un contexto de guerras mundiales y sobre toda las cosas, en un conductor fuera de serie y un pueblo con conciencia nacional.
Lo que sucede en la actualidad entre los militantes mayores de 50 años y los sub 49 es similar (solo en grandes rasgos y sin tomar detalles) a lo que en los 70. Los peronistas nacionales y más tradicionales buscaban un capitalismo nacional y los jóvenes adherentes y admiradores de la Revolución cubana anhelaban un socialismo revolucionario. Y ambos depositaban en Juan Domingo Perón esas esperanzas. Para los primeros el viejo metía por medio de Héctor Campora a los marxistas leninistas en el gobierno, mientras que los socialistas cantaban “¿Qué pasa General que está lleno de gorilas el gobierno popular?
Claro, el contexto mundial en la década del 60 era de revolución, hombres y mujeres que daban la vida por la descolonización y tenían un solo enemigo: el imperio. Un mundo bipolar que condiciona a los dirigentes a dar respuestas a las necesidades de los pueblos para evitar el comunismo soviético, o por el contrario, frenar la entrega indiscriminada a la economía de mercado.
Actualmente esto encuentra cierto paralelismo entre los que ven en Cristina Fernández una posible conductora del movimiento nacional peronistas y los sub 49 y principalmente la juventud que espera del kirchnerismo el asistencialismo, las celebraciones en plaza de Mayo, la ley de Interrupción voluntaria del embarazo y luchan ideológicamente (y sin sentido) entre el rol histórico de Perón y el de Néstor.
Esta mirada me va a traer más complicaciones que amistades, pero la idea es aclarar y no esperar la palmada en el hombro de nadie. Es una interpretación que peca de subjetividad. Veamos, los debates entre compañeros de diversos espacios, agrupaciones y años vividos se focalizan en lo siguiente.
Los peronistas con más de 50 años y algunos que levantamos la Constitución del 49: El peronismo fue revolucionario por múltiples causas, mencionamos algunas: en un mundo bipolar el ministros Bramuglia dijo en la Organización de Naciones Unidas que la Argentina era independiente y planteaba la Tercera Posición, sostenida a partir de una concepción de la defensa nacional y la soberanía que aportaba al desarrollo industrial y que fue impulsada por las FFAA y su concepción de la “Nación en armas”, el gabinete peronista se negó a firmar los acuerdos norteamericanos, entre ellos el denominado Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca y se negó ingresar a los organismos económicos internacionales. Nuestro conductor era un tipo fuera de serie que encontraba en la persuasión el equilibrio entre la competencia capitalista y el monopolio estatal. Un estadista que nos dejó las esperanzas de saber que con el Justicialismo el trabajo era generador de riquezas y la justicia distributiva la base del desarrollo económico, cultural y militar. La felicidad eran parte de la justicia social, la defensa soberana del territorio y la garantía de independencia económica.
Estos compañeros han vivido y sufrido la pérdida de los militantes políticos torturados en cárceles y centros clandestinos, desaparecidos por defender una política nacional industrialista y humanista. Han padecido el deterioro de los polos industriales y el avance del neoliberalismo, la corrupción de los 90 y el avance del capital financiero globalizado. Queda más que claro que resulta difícil aceptar la realidad luego de ver la fabricación en Industria Aeronáutica y Mecánicas del Estado , la Fábrica Militar de Aviones, la fundición de hierro en Altos Hornos Zapla y el manejo del comercio exterior (etc,etc)
El kirchnerismo, tiene a una la Jefa (marcan la diferencia) que junto a su inmenso compañero, ambos formaron parte de la gloriosa juventud peronista y continuaron su luchar contra los grandes poderes oligárquicos desde la asunción de Néstor el 25 de mayo de 2003. Intentaron hacer de la Argentina un país soberano. Ambos compañeros han incentivado y promovieron junto a Hugo Chávez la UNASur, desafiando al poder norteamericano en el inolvidable “No al ALCA” Lamentablemente el contexto en que asume Néstor Kirchner está condicionado por la agobiante deuda externa (contraída por los mismos que derrocaron en 1955 y 1976 al peronismo), encontraron un país estructuralmente daño en su capacidad industrial y productiva, con las consecuencias nefastas que dejó la Ley de Entidades financieras de 1977. Intentaron ir contra los poderes más concentrados de nuestra patria y han obtenido muchas victorias que hoy, muchos ex funcionarios, pagan con su libertad.
Si pretendemos ver en Cristina Fernández de Kirchner a Juan Domingo Perón, estamos errando muy feo. Si pretendemos que el kirchnerismo keynesiano con un estado que asiste a los compatriotas con políticas sociales se convierta en el estado promotor y creador de puestos de trabajo genuino del 45, es no comprender lo que sucede en la política internacional.
Esto no es resignación. No lo tomen de esa forma.
Muchos peronistas nos apoyamos en el único cuadro importante que nos queda actualmente. Cristina es lo mejor que tenemos a nivel político. Esto no implica estar de acuerdo con la totalidad de las políticas del Frente de Todos. Es una cuestión, te diría, de supervivencia militante.
Es entendible el enojo y la impotencia de los peronistas al escuchar a Cristina y, principalmente ver en dentro del armado a personajes que son fieles a las embajadas extranjeras y a su vez el entusiasmo de los kirchneristas al escuchar a su Jefa política. Comprendamos que divididos somos canapé de polenta para lo que quieren vernos derrotados La unidad y la militancia encausada en nuestras tres banderas deben exigir definiciones nodales para el próximo año electoral, la formulación de una política nacional y reconstrucción de la Unasur para hacer frente al pos pandemia y al capital financiero internacional. Hay que dejar de jugar a los revolucionarios con cada ley sancionada en nombre del cipayaje. No hay ambientalismo sustentable sin defensa territorial y control de quienes se enriquecen con el monocultivo. No habrá garantía de abortar sin presupuesto para educación, salud y producción. Pongamos fin al feminismo autista y autodestructivo, el único patriarcado que mata a compañeras y niños es el financiero. Y no serán respetados los derechos humanos mientras quienes impartan justicia sean los mismos que apoyaron el terrorismo de estado y se enriquecieron con la dictadura y el neoliberalismo.
Es difícil, lo sé. Pero focalicemos en una agenda política nacional y soberana. Militemos las políticas que realmente saquen del hambre a los compatriotas. Luchemos para que aquellos que llevan generaciones sobreviviendo con asistencialismo, logren ver lo maravilloso de un puesto de trabajo en blanco. Copemos las calles como lo hicimos siempre y pongamos freno a los traidores. Luego veamos si existe síntesis posible.