Occidente y sureste asiático: Capacidades estatales en épocas de pandemia
Por Diego Gutiérrez – Analista de Política Internacional.
El éxito de la cuarentena en China se asocia a su gobierno de origen autoritario según la visión occidental y liberal. Desde este punto de visión, el control férreo de los movimientos de sus habitantes hizo más fácil el confinamiento total.
Sin embargo, existe otro análisis que parece evitarse: el mismo consiste en afirmar que su sector económico privado está subordinado a los intereses del gobierno y que en definitiva son los intereses del país. La república popular china no ha experimentado un un gobierno del estilo “demócrata-occidental”, y el Partido Comunista Chino, que se mantiene en el poder desde 1950, es el principal ordenador de la política interna de la nación asiática. Todas sus empresas se subordinan linealmente a la proyección política y económica, el volver a ser la potencia económica mundial que fue hasta que las invasiones y las guerras la llevaron a vivir, según sus propios términos, “El siglo de la humillación”, (entre 1850 y 1949), es su principal objetivo.
En occidente los intereses del sector privado están en constante tensión con los gobiernos a cargo del ejecutivo En los inicios del capitalismo las empresas fueron ganando poder económico y a la vez político, la creciente acumulación y centralización del capital llevó a que estas tuvieran que salir de sus límites naturales, los Estados Nación en donde surgieron, y se transnacionalización en busca de nuevos mercados, mayores ganancias y disminución de costos laborales y empresariales.
Es esa búsqueda de nuevos mercados y deslocalización de su producción, al dejar sus países de origen, dejaron a sus economías heridas en sus producciones industriales y la mayor parte del empleo industrial desapareció, dejando a millones de trabajadores y trabajadoras en el desempleo y la pobreza y muchos de los puestos que quedaron lo hicieron en condiciones de precariedad. Así, mientras los estados se fueron debilitando, las corporaciones se fortalecieron. Aquella vieja conjunción de intereses entre Estados, empresas y pueblos desaparecía. A todo esto, se le sumaba la creciente financiarización de la economía, la desregulación y la especulación. El casino global de las finanzas.
Esto se ve claramente en los Estados Unidos a partir de mediados de los 70s y comienzos de los 80`s con la administración de Ronald Reagan y el comienzo de las recetas de corte neoliberal, que conllevaron a la disminución de impuestos para las clases más altas y ricas de la sociedad; y el abandono de las políticas sociales para los sectores menos favorecidos y las clases medias. También comenzó a suprimir las regulaciones al capital especulativo que Roosevelt se había encargado de hacer luego de los años 30 de la gran depresión. El Estado de bienestar Keynesiano se empezaba a torpedear desde el mismo gobierno. El ideario de Milton Friedman y los Chicago Boys pasaba a ser el “mainstream” de las políticas económicas globales.
A comienzos de los años 1980-19803 la productividad del trabajo creció casi un 70%, mientras que los salarios sólo lo hicieron un 14,8%.

Del otro lado del Atlántico, Margaret Thatcher, en esos mismos años, se encargaría de encarnar las nuevas políticas neoliberales de ataque a los sectores del trabajo y sus sindicatos y de promover privatizaciones las empresas del sector público
En Europa a partir de los años 90s también se impondría una versión propia del neoliberalismo, el peligro comunista había desaparecido y la voracidad del capital se desbocaría en la búsqueda de las mayores ganancias posibles. La Unión Europea impondrá criterios de convergencia entre todos los países de la unión, que ataran de pies y manos a los países menos fuertes, y les impondrán condiciones de ajustes, privatizaciones y flexibilización a cambio de rescatarlos cuando se vieran en problemas. Los bancos y los grupos económicos impondrán su voluntad generando un creciente malestar entre los pueblos europeos por la avanzada neoliberal sobre sus Estados de Bienestar.
Lo mismo vale para Sudamérica, la periferia de occidente, en donde por solo unos breves periodos ensayó proyectos políticos de soberanía nacional que fueron abortados por la violencia de sus oligarquías agroexportadoras con la complicidad de las potencias imperiales. Los Estados latino-americanos son débiles ante el poder de las burguesías locales y las transnacionalizadas, que marcan el pulso de sus economías.
Y la presión de las corporaciones para mantener sus intereses económicos por sobre cualquier aspecto, terminan subordinando a los gobiernos. Lo vemos en Brasil, Italia, España, Ecuador y en EEUU como casos paradigmáticos.
Por eso China tomó decisiones con una visión estratégica, para ellos el coronavirus es un tema de seguridad nacional, mientras que para occidente, con sus variantes, fue un problema más de económico. Pero este factor no es el único que juega a favor del éxito de la lucha contra el COVID 19 en el país oriental. El grado de desarrollo y la independencia económica de su proyecto político al llevado a tener la posibilidad de autoabastecerse de todos los insumos médicos necesarios en esta crisis, tan es así que el gobierno de los tuvo que retrotraer barreras arancelarias en estos insumos para poder importarlos a menor precio desde su rival asiático.
En general, los países del sudeste-asiático tuvieron buenas respuestas frente a la pandemia, basados varios de estos en sus experiencias previas con el SARS del 2002 y sus similitudes con algunos aspectos del desarrollo chino. Estados fuertes, desarrollo en infraestructuras adecuadas, cuarentenas estrictas, mucho testeo y trazabilidad con tecnología de punta, de los contagiados y sus contactos. Tampoco podemos desdeñar el aspecto colectivista de sus sociedades en contraste con el individualismo preponderante en occidente que se convierte en un obstáculo a medida que transcurre la cuarentena.
Si miramos los números de la cantidad de muertos por millón por continentes nos encontramos que occidente tiene los peores en relación a los demás. y con occidente nos referimos a Las Américas y Europa.
Muertos por Millon (Our World in Data) Datos hasta el 19/4/21 OCEANÍA 24,11 EUROPA 1310,15 UNIÓN EUROPEA 1491,39 AMÉRICA DEL NORTE 1407,45 AMÉRICA DEL SUR 1452,85 ASIA 103,89 |
Dentro de los países europeos los hay como Italia que tiene 1939,12 muertos p/millòn y Reino Unido con 1878 mp/m. Bélgica los supera y alcanza la cifra de 2052,01. Otras naciones con altos índices son Francia con 1487, España con 1649,07, Portugal con 1641,71, y Suecia con 1365,25. De los territorios que se consideran con “más recursos”, la expectativa y el desempeño fue un poco mejor; por ejemplo Alemania tiene un promedio de 959,05 y Países Bajos uno de 1000,88. Los mejores números hasta ahora son los de los países escandinavos como Noruega, Dinamarca e Islandia y la nórdica Finlandia los cuales no llegan ni a 500 mp/m. Estos últimos países tuvieron estrategias de confinamientos estrictos desde un comienzo, a diferencia de Suecia, que probo diferentes enfoques que no contemplaron las cuarentenas duras, más tarde sus autoridades reconocieron el error de aquellos enfoques.
Las naciones del viejo continente con peor desempeño, fueron dos de la antigua orbita de la ex URSS: Republica Checa con 2688,12 y Hungría con 2691,52 mp/m.
En Asia los números difieren de manera contundente, China, en donde toda la evidencia apunta al inicio de la pandemia, ha tenido un desempeño extraordinario conteniéndola y adecuándose a las circunstancias que le plantea cada momento. Su índice se encuentra en 3,37 mp/m. Vietnam es del menor promedio de los países del continente, con un bajísimo y sorprendente 0,36. Corea del Sur también ha tenido una buena ejecución de medidas contención y eso redundó en un bajo número de 35,15. Singapur con 5,36 y Japón con 76,13 son otros de los países asiáticos con buenas estadísticas. Países más grandes como Rusia e India, si bien tienen una mayor cantidad de casos, están por debajo del promedio de las naciones occidentales. Rusia con 713, 83 e India con 130,82.
América del Sur también exhibe números altos, Argentina con 1315,96, Colombia 1376,10, Chile con 1335, Bolivia con 1085,07, Ecuador con 1018,25 y los que más casos tienen son Perú con 1777,39 y Brasil con 1762,72. Los que muestran números muchos menores son Paraguay, Venezuela y Uruguay con 766,91, 67,70 y 567,40 muertos por millón respectivamente.
La disponibilidad de recursos, la capacidad de movilizar a esos recursos, la confianza de sus ciudadanos en la toma de decisiones de sus gobiernos, el crecimiento sostenido de sus economías durante las últimas décadas, son elementos indispensables, aunque no únicos, para entender la realidad alrededor del hasta ahora, éxito en la gestión de la pandemia de los países asiáticos. Las democracias occidentales tendrán que replantearse como vuelven a construir sociedades inclusivas, preparadas para este tipo de circunstancias desde el punto de vista económico y social en donde puedan prevenirse primero y resolverlas en el caso de que ocurran. Pero también sociedades con un menor grado de polarización, polarización que ha sido un gran obstáculo para poder adoptar medidas que logren un consenso mayoritario y que se sostengan en el tiempo.
*Todas las cifras son tomadas de la página Ourworldindata.com
*África, Centro América y Oceanía serán abordadas en otro artículo debido a sus particulares características.