¿Modelos de país o modelos de personas?

Por Maximiliano Rusconi.

Hace un tiempo que escucho la advertencia o el aviso, con estas o aquellas intenciones, de que en este último proceso eleccionario se ponen en juego dos modelos de país. Incluso algunos con el sano deseo de mejorar los niveles del debate invitan a que se expongan las ideas que reflejen el modelo de país que está detrás de cada propuesta política.

La indicación no deja de parecerme interesante, pero me aflora el temor de que se intelectualice en demasía aquello que debe ser el centro de las preocupaciones de la comunidad. 

En estas pocas líneas prefiero hacer una corrección a ese camino de reflexión: antes de pensar en el modelo de país, sería bueno que cada uno se invite a sí mismo a pensar en el modelo de persona que quiere usar como inspiración o guía.

Tengo la leve impresión de que pensar en el modelo de persona, en quién queremos ser, nos dará un buena iluminación para seguir pasos un poco más globales.

¿Qué comportamientos o actitudes nos gustaría que nos definan?

¿Nos gustaría ser sensibles al sufrimiento del otro? ¿Ser solidarios? ¿Preferimos que la educación sea un camino para consolidar privilegios o para brindar esperanza de desarrollo a quienes les ha tocado nacer en sectores mas relegados y vulnerables? ¿Entendemos que los modelos de seguridad pública y prevención del delito deben estar orientados a que todos y todas podamos disfrutar de nuestra vida en comunidad o concebimos a los sistemas policiales como la garantía de los ricos a no ser estorbados en el goce de su bienestar por ninguna incomodidad antisistémica? ¿Buscamos sentirnos orgullosos del trabajo de nuestros compatriotas o sólo pretendemos alegrarnos de poder acceder a productos fabricados en otros países? ¿Nos sentimos incómodos en la desigualdad social profunda o rápidamente acudimos a la banal explicación de una pseudo meritocracia para tener a mano una (in) justificación moral? ¿Nos da alegría evolucionar hacia el respeto creciente de la diversidad o profundizamos nuestros prejuicios? ¿Nos emocionan sentimientos como el agradecimiento, el perdón, la bondad, la lucha contra la adversidad o nos parecen debilidades que nos distraen del camino al éxito? ¿Nos preocupa que personas sean encarceladas sin pruebas y sin derecho a defenderse o ello depende de quién sea la víctima? ¿Estamos dispuestos a defender los derechos del enemigo político o ideológico? ¿Nos angustia que un juez sea parcial o sólo cuando ello nos perjudica? 

Creo que debemos definir primero quién queremos ser como seres morales y luego veamos hacia dónde debemos ir como comunidad.