Los rostros de la Desigualdad siguen viviendo

Por Liliana Etlis.

Hace poco tiempo tuve la oportunidad de charlar con la hija de una amiga, quien estudia en una escuela pública en San Carlos, Corrientes, siendo además practicante del saber guaraní popular. Vive en un lugar de fronteras, de esos que me gustan atravesar porque interrogan verdades almidonadas y cuestionan la desigualdad desde la profundidad de la experiencia. Acordamos en llamarnos nuevamente, quería relatarme su transitar como estudiante ya que su familia había sufrido el genocidio del covid19 hacía poco tiempo, estaba desorientada en temas educativos y en su estar.

La charla ocurrió el jueves, cuando se asomaba una luna llena gigante y redonda como el pan recién amasado. Al terminar de compartir ideas y vivencias, en ese preciso momento en que finaliza la comunicación y llegaba lentamente el saludo y los deseos de bienestar, comienzo a sentipensar la situación compleja de Irupé.

Dijo haber tenido durante toda la semana pasada el susto en el estómago. Aclaro para comprender mejor esa situación que refiere a estados nerviosos, que no es igual al estar nervioso de los libros diagnósticos eurocéntricos. Intentando desacoplar nociones enraizadas en clasificaciones que se mantienen de tanto mirar la lejanía del Atlántico y la norteamericana, el susto es un trastorno muy particular, uno de los más importantes que suelen padecer los pueblos latinoamericanos. Según la médica, Irupé padecía de un síndrome afectivo por desarraigamiento agudizado al de despersonalización cultural.

En el Abya Yala que casualmente su significado es Tierra plena de madurez, tienen una riqueza atrayente en expresiones y creo que el nudo del problema estaba allí, en esa ridícula obligatoriedad de nombrar como una extranjera en su tierra con idioma académico y no popular, sus materias del secundario, acentuado por los problemas pandémicos y de duelo sin resolver.

En la Escuela correntina los exámenes fueron con una interpretación del guaraní desde una mirada académica. Ella había aprendido de su abuela y de su madre sin estudios su lengua con interpretación popular y nunca supuso que existía otras formas de interpretar su cotidianeidad ya que por su edad impedía lecturas de otro tipo.

Me preguntaba sobre qué vínculos complejos se tejen entre la desigualdad social, económica y racial y la desigualdad digital ya que Irupé tenía un celular antiguo que le permitía solo tres aplicaciones sumando la falta de computadora. Así, los modos en que se presentaban las diferencias de género, clase y etnia influían en los procesos de apropiación del conocimiento en su escuela, agudizando desigualdades al no poseer tecnologías de la información y la comunicación, ya que las políticas públicas no llegaban para contribuir a la equidad en el terreno educativo.

Fanon Frantz, un revolucionario psiquiatra, filósofo francés-caribeño, reflexionaba en los años sesenta y setenta analizando las dos dimensiones centrales sobre el colonialismo, estas son las visiones eurocéntricas de la modernidad y las formas en que se articulaban con algunas posiciones de intelectuales durante ese período. En Los condenados de la tierra hace un diagnóstico psiquiátrico, político, cultural e histórico de la colonización en Argelia y en África llamando a emprender la lucha descolonizadora para crear otra subjetividad del hombre nuevo y agregaría mujeres y diversidades nuevas.

Podría ser una llave genealógica para debatir el análisis de la racialización de las relaciones sociales y la cultura nacional, la afectación en los cuerpos de la colonización pretérita-actualmente bajo el concepto de colonialidad ya que se integra el disciplinamiento y el control de la subjetividad-.

Irupé alcanzó a movilizar fibras internas, viajar en ese tiempo donde aparecen fenómenos que existen pero que están sin movimiento, sin dialéctica en esos pliegues más complejos y discontinuos, más imperfectos, saberes de otros saberes que explican más intensamente las vivencias entretejidas con las desigualdades, abriendo abanicos que agitan aires más cálidos.

Encontrar interrogantes desde lugares latinoamericanos en nuestra PatriaMatria promete un pluriverso de sentipensar como comenzar a desarmar lógicas neoliberales y construir la descolonialidad, desembarazarse de las negatividades que trajo el primer genocidio español, que tiene las mismas lógicas que el segundo genocidio del Terrorismo de Estado y los mecanismos del tercer genocidio ante la pandemia como el modelo utilizado por el Alcalde fascista en la porteña Buenos Aires y los que promueven movimientos antivacunas.

Es decir, la desigualdad entre el guaraní académico y el guaraní popular que viene de la mano de la cultura de los que no tuvieron acceso al estudio, abre un camino que es el de la línea entre lo humanizado y lo deshumanizado, no pasa por ser negado como clase, etnia y género en un territorio, sino que tendremos que sumar necesariamente, moralmente, éticamente los mecanismos raciales invisibilizados.

El racismo no se reduce a un problema de prejuicio, de gente con un estereotipo determinado como el color de piel, la lengua u otrxs. como tampoco es un problema individual que tiene determinados comportamientos. Si hay una noción donde los sociólogxs acuerdan es que el tema del racismo es institucional, no hay racismo sin instituciones raciales que discriminan el mercado de trabajo, el acceso a los recursos educativos como la conectividad o la tenencia de computadoras para estudiar, el espacio universitario y la segregación territorial.

La extrema derecha trabaja mucho estos temas, piensan mecanismos de cómo gestionar los conflictos y los derechos no de todas las personas sino aquellas que tienen protección de derechos, hacia lxs que tienen un sistema de regulación donde la violencia es un estado de excepción.

Las categorías raciales de superioridad e inferioridad están relacionadas a lxs que gestionan el Poder, quienes clasifican lo humano de lo subhumano. Son dialécticas diferentes ya que estxs últimos además de sufrir la opresión en términos de clase, género, sexualidad, religión, nacionalidad, se suma la clasificación de ser tratados como inferiores, es decir lo que se denomina no ser, caso de los indígenas y etnias de color. Estos sectores sufren en la sociedad la deshumanización total y no hay derechos que los protejan en las democracias socialdemócratas.

En ese lugar están Irupé con su celular intentando estudiar sin computadora ni señal, su efecto como susto en el estómago, también se encuentran las personas que se les niega la vacunación con mecanismos perversos y burocráticos en la Capital de la Patria, lxs 8000 personas que viven en la calle cerca de Plaza de mayo y el obelisco y otrxs desigualdades e injusticias.

El grave tema de la falta de Soberanía del saber, el conocimiento, el pensamiento, el ser, es un atravesamiento transcultural principalmente político.

Visibilizar los pliegues discontinuos es superar las lógicas colonizadoras y construir una por fuera de la neoliberal. Así seremos mejores.