La trascendencia histórica de las escenas del Acorazado
Por Liliana Etlis.
Las denuncias por falta de viandas en las escuelas de Caba vienen desde hace mucho tiempo. Se suman las que resultan de ser envueltas con odio, elaboradas en mal estado: miserables sándwiches con solo una feta de mortadela o de queso en pan duro, carnes crudas, tortillas de arroz, alimentos con hongos en su interior, descomposiciones de todo tipo, gusanos en frutas y otras repugnancias.
La alimentación es parte integral del derecho a aprender, pero lamentablemente, además, se convierte en la implementación de dispositivos institucionales que albergan un racismo hacia sectores del campo popular siendo fieles a las políticas liberales desde hace tiempo, naturalizando su implementación.
La comida que reciben durante todo el día nuestrxs chicxs en la escuela pública de la Capital Federal, el lugar donde circula más dinero para un sector muy reducido de nuestra Patria, es un motivo para salir a la calle a reclamar las necesidades básicas, elementales derechos humanos como la comida, el techo, el trabajo, la escuela, la salud.
Mientras la lucha por un proyecto de ley para la gratuidad del servicio con la participación de la economía popular y las cooperadoras, continúa desde la profundidad de los tiempos.
En la piel de algunxs madres, padres, hermanxs, organizaciones sociales y políticas, cooperadoras que se organizan, vienen padeciendo la constante injusticia impopular del gobierno de la ciudad por medio del querer disciplinar y controlar.
Continúa la sordera que lo caracteriza defendiendo intereses cipayos con licitaciones opacas legitimando el hambre y las pésimas condiciones para aprender, aumentando la cantidad de techos que caen, baños en mal estado, falta de computadoras, de vacantes para comenzar el año, de señal y otrxs materiales y recursos humanos imprescindibles, acentuándose desde la gestión en junio del 2007.
Recordé en muy pocos segundos por asociación de ideas y de emociones, un hecho histórico que muestra el cine mudo de Sergei M. Eisenstein en la escena de Los Hombres y los gusanos en el film El Acorazado Potemkin ¿Lo recuerdan?
Situación de principios del siglo XX,1905 film realizado en 1925. Basada en hechos reales, narra como la tripulación del acorazado Potemkin se cansan del tratamiento humillante y violento de los oficiales. El detonante de la situación es la carne podrida que éstos quieren que los marineros coman. Con este motín comienza el reguero revolucionario por Odesa y toda Rusia.
Gracias al cine-debate del lunes donde transitan compañerxs de opiniones diversas, no sectarios, sin fanatismos y luego de ubicamos en la geometría ya común y de la pantalla encendida, observamos la escena donde los anteojos con aumento del médico observan la carne de los tripulantes del buque y niega tener gusanos a pesar de las evidencias de los iris de todos los ojos del mundo.
Otra escena de famoso impacto fue el poder de la imagen para generar un efecto político, el rodar del cochecito con grandes ruedas, como el mundo que deseamos cambiar, ruedas que se amplifican con la imaginación, los sueños y las utopías. Después de la represión en la escalinata contra el pueblo entre ellxs la madre del bebé, siendo baleada ocurre otra, el grito mudo, la mirada desgarrante, una manito pisada por una bota zarista.
Las injusticias de otras épocas, los hechos reales de esta, vuelven dejando en gargantas y estómagos, un nudo de impotencia ante la desigualdad de clase.
Mudez y hambre.
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Adivinanza: ¡Cuál es el almuerzo para niñxs en escuela pública y cuál para un ejecutivo???????



