La Cuarentena: Home office, Maternar, Covid-19 y el cuento de la Buena Pipa

Por Carolina Pérez Costamagna.

Esta pandemia vino a enseñarnos muchas cosas. Ya los filósofos se encargaron de analizar nuestra forma de vida y de consumo, los politólogos el sistema político y las decisiones del capitalismo respecto del rol del Estado en el bienestar social. Yo no pretendo igualar estas grandes ideas del mundo mundial, sólo contar la experiencia de una privilegiada mujer trabajadora y madre sola.

No sé cómo empezar este relato sobre el infierno sin espantar a les lectores. Mejor me Presento: Soy Carolina, CaroLaFemme en redes, Licenciada Carolina en mi trabajo, Carito para mi familia, La Caro para les santafesines. Soy Directora General de una Asociación de Gestión Colectiva en CDMX, Feminista y Peronista. Tengo 39 años, una hija de 10 años con pubertad precoz (diagnosticada) a quien crío y mantengo sola.

Y vengo a contarles cómo es un día en la vida de una privilegiada mujer de clase media.

A las 8am llevo a M a la escuela, voy directo a mi oficina. A las 15 hs un chofer pasa a buscar a M por la escuela y la deja en mi casa, en manos de la niñera a las 3:45hs. Yo salgo 5:15 hs. de la Oficina, llego a mi casa alrededor de las 6. Platicamos, hacemos la tarea, baño, cena y a la cama.

Hasta que la segunda quincena de marzo trajo consigo el día del horror: la escuela de M nos informó que se cerrarían las puertas del establecimiento para prevenir el contagio de COVID 19. Hasta ahí, la situación no era tan grave, sobreviví extendiendo el horario a la niñera. Pero 10 días después, aumenta el horror: las autoridades solicitan que hagamos home office y que evitemos el contacto con personas que no conviven con nosotras. Allí fue cuando la bella vida que conocía se volvió un infierno.

Algo en el sistema está mal.

Si, en primer lugar, los hombres abortan cuando quieren, así lo hizo el padre de M. En mi caso tenía que elegir entre un aborto clandestino o ser madre 100% sola, lo que implica responsabilidades económicas, de cuidado, y emocionales totalmente sobre mi espalda. Deseaba ser madre, así que opté por lo segundo. Lo tragicómico es que el de la idea de tener une hije fue del padre, pero no nos detengamos allí.

En segundo lugar, si las madres pretendemos trabajar y tener una carrera laboral (como la que pretende cualquier hombre promedio), debemos delegar nuestras tareas de cuidado y domésticas sobre otras mujeres. Esto significa tener una empleada que limpie la casa, una niñera que cuide a les hijes, y si pretendemos ir al GYM o a socializar con amigas, debemos lograr alguien cocine. Pero no importa cómo o quién, esas tareas la realizan mujeres: maestras, abuelas, niñeras o empleadas domésticas. Ahora, nadie, ninguna, niente, puede cargar con la responsabilidad emocional, esa es siempre nuestra, no del padre, no de les hermanes, no de les abueles, o de las niñeras.

Entonces, con la cuarentena, ¿cómo le hacemos? Las 24 horas del día no son suficientes para las labores diarias que se esperan de nosotras. He aquí mi experiencia.

Como cualquiera, debo trabajar jornada completa para sobrevivir, M debe cumplir con 4 horas de estudio (que se convierten en 6). A esto agregamos: cocinar, limpiar y descansar. Sumamos el pedido de supermercado, algún material extra que deba comprar online, la clase de yoga o lo que sea que nos mantenga mentalmente sanas, y alimentarme. Algo debo sacrificar: la hija. ¡No! El descanso y Yoga serán.

A ver, hagamos un cálculo estimado: 30 min. para preparar desayunos + 8 hs de trabajo + 6 hs. de M y sus actividades escolares + 2 hs de cocinar y comer + 1 hora de limpieza general + 1 hora de bañarnos + 1,30 hs de yoga. Mmm…  ya debo sacrificar yoga y dormir 5 horas.

La falta de descanso y de actividades es pos de una salud mental (relativa) disminuyen la paciencia que de por sí no es uno de mis mayores atributos. Lograr que una puberta haga sus tareas escolares no es sólo dar la orden y ver que la haga, es lidiar con la falta de disciplina, de un ambiente formal, implica bajar material, imprimirlo o batallar para que lo haga desde su computadora, que lea con atención para comprender la consigna o darle un grito para explicársela (recordemos la falta de yoga y salud mental). Subrayo que somos una familia privilegiada (?) donde cada una tiene su computadora, impresora y una decente conexión a internet. ¡¡¡PARA LO QUE QUEDARON LOS PRIVILEGIOS!!! ¡¡¡¡QUE TIEMBLEN LOS HOMBRES CHAMPIGNON!!!!

No se agoten que faltan mis 8 horas de trabajo (otro privilegio en épocas de pandemia). Si hago uso de la creatividad, puedo lograr mis objetivos de crecimiento de la asociación. Sólo debo dirigir el trabajo de 7 personas, lograr comunicación con las Universidades, los autores escritores y reunirme virtualmente con el consejo ejecutivo, más una vez al mes con el Consejo Directivo. Keyword: CREATIVIDAD. Pero para poner el modo creativo necesito tener la mente descansada y relativamente sana. Para eso debo dormir entre 6 y 8 horas, y gozar de 1:30 hs para ejercitarme.

Acabo de describir la vida de una mujer “privilegiada”: semi blanca, clase media profesional que claudica a sus principios feministas contratando a otra mujer a la que le delega demasiadas tareas de cuidado, y que cuenta con un chofer que recoja a su hija de la escuela.

Como dije al principio, la cuarentena no es un problema en sí misma, sólo vino a mostrarnos que este sistema de vida capitalista es vetusto, no cierra con las mujeres dentro. La jornada de 8 horas no es viable si deseamos una vida disfrutable y saludable con hijes sanes.

Les invito a observar sus hogares y los hogares vecinos ¿cuál es la experiencia en casas de matrimonios heterosexuales con hijes? ¿Cómo se reparten las tareas? ¿Quién garantiza la continuidad de la educación de les hijes? ¿Quién realiza las tareas domésticas?