La cereza del helado
Por Gustavo Feldman.
El Juez Federal de Lomas de Zamora, Federico Villena, fue apartado de la causa que investiga el denominado “espionaje ilegal”. Villena ordenó a pedido de la AFI macrista algunas medidas, supuestamente de inteligencia ilegal, o de inteligencia llevadas adelante en forma ilegal. Era evidente que un día, más temprano que tarde, los imputados hablaran del “temor de parcialidad” del juez y que lo recusaran. Villena decidió en su momento no excusarse, y recusado, rechazó el planteo de apartarse de la causa. Este enamoramiento de la causa por parte del juez Villena provocó la intervención de la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata que lo apartó. No creo que Villena haya tenido una contracción al trabajo tal como para no desprenderse de la causa. La causa para querer retener la causa es sin dudas otra.
Será cuestión de horas o de días para que las defensas planteen la nulidad de todo lo actuado, eso haría yo en forma inmediata. Y creo que efectivamente la nulidad debería prosperar, por una cuestión de sanidad del proceso y de resguardo del debido proceso legal. Más allá de la antipatía o simpatía, del agrado o desagrado que provoca este intríngulis, las normas constitucionales y legales son siempre las mismas; y la irrestricta sujeción a éstas también.
Siempre con la guía de lo que conozco por los medios, la prueba que se produjo podría reproducirse sin contratiempos. Por otra parte, ahora el nuevo magistrado ha delegado la investigación en el Ministerio Público Fiscal, lo cual hace pensar que cuanto menos el nuevo Juez no se verá “contaminado” por la labor de colectar prueba que después el mismo deberá valorar para dirimir la situación procesal de los encartados.
Entonces la pregunta flota en el aire: ¿si la fiscalía requiere instrucción, es decir pide que se abra la investigación y propone medidas? ; ¿Dicha investigación comenzará buscando desentrañar porque Villena dispuso lo que dispuso para posibilitar el espionaje ilegal?, o ¿al recusado y removido juez no lo alcanzará imputación alguna?
Esta reculada procedimental a raíz de la actuación anterior y concomitante del Juez Villena es demostrativa de la interactuación de algunos jueces con el régimen político macrista, y con la capacidad camaleónica de algunos jueces, como Villena. La validación posterior o autorización previa de actuaciones teñidas más de intriga que de transparencia, surgidas en la justicia federal en los cuatro años del desgobierno del ingeniero Macri, indican que sin este particular engranaje las acciones hoy sindicadas como “espionaje ilegal” no podrían haberse llevado a cabo, por lo menos no con la extensión y hondura con las que se produjeron.
Entonces esta causa penal, ahora en manos del juez federal Augé, nos lleva a la otra causa penal hoy en boga; la de la “Mesa Judicial”. Si se piensa bien son los dos brazos de una misma tenaza. Será interesante seguir ambas para ver si se produce la superposición o repetición de nombres y de procederes en una y otra trama. Esto es lo que la ley procesal denomina “conexidad objetiva o subjetiva”, la conexión de dos investigaciones a partir de la presencia de algún o algunos nombres repetidos o de algún o algunos modus operandi comunes.
Si hay indicios de que operadores del poder político de entonces influían, prometiendo cosas buenas o amenazando con cosas malas, sobre algunos jueces; la participación de estos últimos para la realización de algunas medidas de dudosa o ninguna legalidad, o para la emisión de algunas resoluciones igualmente viciadas era imprescindible.
Así, no será de extrañar que en breve desde la Fiscalía o alguno de los dos jueces federales actuantes, la causa de la Mesa Judicial se acumule a la del espionaje ilegal, o a la inversa. A la luz de algunas conclusiones esto sería conveniente para ambas investigaciones, que en realidad pasarían a ser una sola, abarcadora de todo el abanico operativo de persecución penal “al margen de la ley” instaurado desde diciembre de 2015 a diciembre del año pasado.
Y si la cereza del postre va arriba de todo, atención que quizás se descubra que la cabeza de arriba de todo, tanto de la Mesa Judicial como de los Espías Ilegales, era la misma.