Julio De Vido: ¿Sabías que si el precio de la carne aumenta es porque se reglamenta un nuevo régimen de información?
No, mentira. Quizás arrancar con ironía un artículo sobre el precio de la carne en Argentina no sea lo ideal ya que hablamos de un bien que en economía se denomina superior, o salario según la bibliografía, y menos aún en nuestro país ya que muchos estudiosos lo ubican como un bien sin sustitutos, si, ni pollo ni cerdo ni nada. Distintos economistas especializados en el sector indican que el único sustituto de la carne es la misma carne, no creo haber sido el único que hace varios años no compra lomo, y de repente la tapa de asado reemplazo con creces a la colita de cuadril.
Que queremos decir con esto, el consumo de carne en Argentina es alto, la demanda es inelástica, solo quiere carne y si gana más dinero, va a comprar más carne. La oferta cuenta con grandes ventajas comparativas como la gran tradición en producción ganadera, aunque encuentre techos y cuellos de botella en cuanto a los índices reproductivos (tema que ya profundizaremos) y también, a los vaivenes de la política económica y sectorial.
Por todo lo dicho hasta aquí se desprende que seguramente, y como todos sabemos, mantener precios de la carne razonables para el bolsillo de todos los argentinos es política de Estado, no por imponer precios máximos, ni de referencia, ni “obligar” a los comerciantes a poner la carne a tal o cual precio (lo cual sería un sueño para que varios economistas liberales se pasen horas desfilando por estudios de TV contando soluciones mágicas) aunque lamentablemente esas “políticas de Estado” no suelen tener efecto, ni siquiera, en el mediano plazo, sea por vivir en constantes escenarios inflacionarios, o por tratarse de una actividad que tiene un periodo biológico y sujeta a las condiciones climáticas (una fábrica a cielo abierto) o por factores que mencionamos antes como los continuos cambios de política sectorial y el camino que falta para que el sector llegue a su máximo potencial posible en las condiciones actuales.
Hace pocos días nos encontramos con una nueva medida que busca “deschavar” el misterio de la formación del precio de la carne y cuánto gana cada actor de la cadena de producción y procesamiento, o algo así, y el treinta de Marzo del año en curso nos encontramos en el Boletín Oficial de la República Argentina la Resolución 103/2020 del Ministerio de Desarrollo Productivo mediante la cual se disponía, a cuatro actividades del Nomenclador de Actividades Económicas compuestas básicamente por los frigoríficos y los distribuidores mayoristas, “un régimen informativo respecto de todas las empresas que se encuentren inscriptas ante la ADMINISTRACIÓN FEDERAL DE INGRESOS PÚBLICOS, entidad autárquica en el ámbito del MINISTERIO DE ECONOMÍA, como actividad principal o secundaria bajo los Códigos 101011, 101012, 461032 y 463121 del “Clasificador de Actividades Económicas (CLAE)”. Es decir, una nueva base de datos, en este caso, en la órbita de la Secretaría de Comercio Interior encabezada por Paula Español.
¿Por qué decimos una “nueva base de datos”?
El Gobierno Nacional dispone, como corresponde, de tres fuentes de control, fundamentalmente, las cuales tienen correlación con los organismos que más injerencia sobre el sector, la faena bovina y su distribución (incluyendo consignatarios, el actor que en general se ubica entre el productor ganadero y el frigorífico para aceitar y garantizar el éxito de la operación), en cuestión tienen:
- El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, a través de la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios y del SENASA, organismo descentralizado del mismo, vía dos herramientas, la primera, el sistema SIO-Carnes el cual “es un sistema unificado de información de operaciones de compra venta de ganado bovino y porcino con destino a faena y que surge de los datos obtenidos de las liquidaciones electrónicas presentadas a la AFIP según lo establecido en la Resolución General No. 3964/2016 y sus modificatorias, junto con los Documentos de Tránsito Electrónicos (DTe) obtenidos del SENASA” como denota la propia descripción, confluyen las reglamentaciones de SENASA, la autoridad sanitaria, y AFIP, la autoridad impositiva e instrumentado por el propio Ministerio de AGyP, es decir, de tres fuentes de datos del propio Estado.
- El Sistema Integrado de Gestión e Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, SIGICA por sus siglas, del propio SENASA, hasta aquí vamos bien ya que este organismo es el que se encarga de velar por la inocuidad de los alimentos que se consumen en la mesa de todos los argentinos. El SIGICA básicamente consiste en registrar la entrada de animales a los establecimientos faenadores para poder, posteriormente generar los DTe los cuales permiten transportar la mercadería. Esta es una herramienta de tipo cuantitativa ya que su objetivo es registrar volúmenes, la próxima herramienta es la que permitirá valorizar estas cantidades.
- Las facturas de compra y venta emitidas en el marco de la Administración Federal de Ingresos Públicos para cruzarlas con los regímenes de información anteriormente y poder realizar un desglose pormenorizado sobre las cantidades operadas. ¿Existen operaciones al margen de la AFIP? Seguramente, pero esta nueva reglamentación de la Secretaria de Comercio Interior tampoco tiene como fin disminuir estas.
Por otro lado, el Mercado de Liniers, el cual, a pesar de concentrar una cantidad importante de operaciones a nivel nacional, si sirve como marco de referencia en el marco del AMBA dado que es el principal operador de la zona más densamente poblada del país, no registró aumentos superiores a la media en términos de expectativas inflacionarias y en el marco del Aislamientos Social, Preventivo y Obligatorio dispuesto por el Gobierno Nacional.
A partir de todo esto, ¿Qué busca la Secretaria de Comercio Interior?
Lo último que queremos pensar es que sea otra disposición para “la tribuna” sin ninguna implicancia en el bolsillo de la gente y menos aún en el contexto de los recientes roces con los representantes de ¿la mayoría? de los productores agropecuarios, entre los que también se encuentran los productores ganaderos, particularmente por lo que represento, finalmente solo, el aumento a los derechos de exportación de la soja y sus derivados.
Si la medida tiene como objetivo transparentar un segmento más del mercado y la cadena del comercio de las carnes, bienvenida sea, aunque difícilmente sea así dadas las herramientas anteriormente mencionadas que ya tiene a disposición el Estado. Pareciera solo buscar que un administrativo de algún frigorífico se tenga que quedar una hora más el viernes a la tarde llenando planillas.
La distorsión de precios va más allá de ello, algunos hablan de la falta de mercado para colocar los cueros, subproducto fundamental de la industria frigorífica, a raíz de la cuarentena dispuesta y la caída de los mercados internacionales, otros de problemas logísticos para transportar las mercaderías, aunque no se observan problemas de entrada de animales al principal mercado mencionado en este artículo, Liniers.
La política debe ser eficaz en el marco de sus discusiones y decisiones sino lo único que genera es falta de resultados en su público objetivo y tensiones con los actores interesados, de no serlo solo será una traba burocrática más y una tapa de diario de un día, operada por a quien le convenga y nada más.