Fuga de divisas y patrimonios que no cierran
Por Alessandra Minnicelli
Detonados por el resultado de las PASO (o no PASO, porque claramente no hubo alternativas de elección en el Frente de Todos), el gobierno intenta esta semana retomar la iniciativa de gobierno con un cambio de nombres en algunos cargos del Gabinete. Si es suficiente o no para ganar las elecciones de medio término, se verá en noviembre, pero quedan dos años de mandato político de este Gobierno y la conducción debe sentirse a partir de recrear las expectativas de los ciudadanos y de todos los sectores políticos y productivos del país.
Los conflictos abiertos son muchos porque las decisiones del gobierno de Alberto Fernández han sido erráticas y escasas de “los que volvían mejores“ (mejores que quién ¿? Mejores en relación a qué políticas ¿?). Los actos exitistas y los mensajes para la tapa de los diarios no han dado ningún resultado, la credibilidad ha sido fuertemente dañada, no creo que solo por la “foto de Olivos“, a menos que las anteojeras sean muy grandes.
Al País Federal y a muchos ciudadanos nos preocupa la falta de planificación estratégica para el desarrollo productivo del País que se abandonó en diciembre de 2015 y continua ausente. Planificación y Desarrollo son desde entonces palabras silenciadas, desde la gestión y en los hechos.
Escucho a dirigentes desde lo discursivo de hablar de “agenda de ideas “, insuficientes para paliar coyunturalmente la estampida de precios de los alimentos – que continua en alza – y la situación de extrema pobreza profundizada desde las políticas neoliberales, no abandonas por este Gobierno. Son esas políticas las que hay que saltar porque son una valla clara al crecimiento, a la movilidad social tan valorada por nuestra sociedad, aunque no sean o no se llamen peronistas.
Entre el “mejor equipo de los 50 años” (de Macri) y “los que volvían mejores” (de Alberto) se suman hoy nuevos –viejos funcionarios- al gabinete nacional, algunos con mucha experiencia en gestión y con sentido común contra “la máquina de impedir” y el “no se puede”, dos datos claves que rápidamente deben poder mostrarse y demostrarse en la realidad del día a día.
Si vamos por la profundización de lo hecho hasta ahora, vamos mal. Si el camino es que los números cierren y sobren, es con la gente afuera y con el “percentil” de la población rica cada vez menos numerosa y más rica. La estrategia de desarrollo a corto mediano y largo plazo, necesita planificarse para que cada uno vea cuál es su rol, cuál es su lugar, donde se inserta. Ese es el compromiso a tomar en la defensa del interés conjunto y de eso dependen también las decisiones institucionales que se tomen en relación a la deuda delictual tomada por Macri con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El modelo de producción, trabajo y crecimiento sustentable, con inclusión social debe imponerse nuevamente en este tiempo histórico.
El FMI ha desnaturalizado una vez más sus fines y ha actuado, respecto de nuestro país, como promotor y vehículo de políticas que provocaron pobreza y dolor en el pueblo argentino, (como alguna vez dijo Néstor Kirchner) de la mano de gobiernos que eran proclamados alumnos ejemplares del ajuste permanente. Salir de esa encerrona y visibilizar esta situación ante los responsables (funcionarios y fugadores de divisas) con decisión y convicción es la tarea.
El BCRA tiene un listado preciso de los fugadores de divisas (personas físicas y jurídicas. Muchas de estas últimas cotizan en la Bolsa de Valores (SEC de EEUU). Del detalle y de un simple cruce de información con AFIP (conforme sus balances y DDJJ) los montos de Fuga y los patrimonios no cierran.
Exponer ante U.S. Securities and Exchange Commission (SEC) que tiene como misión proteger a los inversionistas y mantener la integridad de los mercados de valores, es un camino posible que obligaría, cuanto menos, a abrir una investigación.
Explicitar que parte de sus inversionistas han utilizado maniobras no transparentes (de blanqueo) en un País deudor del FMI, con fondos asignados por ellos, debería ser objeto de preocupación para el FMI.
Poner sobre la mesa de negociación está la evidencia, ese diagnóstico ya mostrado y contado en Informes del BCRA, debe ser para los funcionarios que llevan adelante esta tarea, una obligación patriótica para no entregar la dignidad y el futuro del pueblo argentino.