Feminismo popular, el único feminismo de la mujer trabajadora

Por Mariela Montiel.

Este viernes se conmemoró el día del trabajador, gran ironía capitalista, que si nos viera Lenin se muere muerto, el 70% de la población mundial tiene un celular en la mano y se rasca la panza 25 horas al día, esperando que nos avisen si el capitalismo colapsó o seguiremos más alienados que antes.

Como muchos de Uds. en casa estamos tapados de tareas (para los que dicen que las clases no empezaron aún) y quiero compartirles la siguiente, la consigna dice: Preguntale a un adulto ¿Cómo vive la mujer trabajadora en tu barrio?

Algo que debería ser una respuesta espontánea, rápida y vivida…se hace más jodida que responder ¿Qué es la felicidad?

Entonces me pregunto, ¿debo responder como desocupada, como empleada que alguna vez fui, como sujeto de derecho que percibe el IFE y la AUH, como madre y ama de casa multirubro? y la percepción como mujer ¿desde un feminismo importado y mediático o desde un feminismo nac and pop? Seguro que la Chiqui no tendría este dilema.

En el barrio la mayoría de las mujeres estamos terminando la secundaria a los 40 años. Para nosotras la educación popular es la cachetada que nos despabila y nos hace sentir que hemos recibido, hasta este momento, una historia falsificada. Los docentes son quienes nos hablaron por primera vez de una “Pedagogía de la Liberación” y de un “Proyecto de Liberación Nacional”, de la existencia de la fabricación de aviones, hornos Zapla, automóviles, etc.  nos transmiten que la historia es la política del pasado y así muy a pesar de Sarmiento y la escolarización , aprendimos interpretar como los intereses  políticos de tantos gorilas nos dejaron viviendo en un rancho en la villa y hoy en plena pandemia y con más de 100 casos positivos de Covid 19 no tenemos agua y ningún medio de comunicación apunta al alcalde macrista, comprendimos por qué aún nos imponen el darwinismo social que entiende que el desempleo es natural y que pobres hubo siempre y que no merecemos llegar a las universidades. Zonceras del nuevo siglo.

Un día de invierno, nuestra profesora, entre mates y gallinas, nos preguntó qué opinamos de la ley del aborto. Sinceramente, nosotras nos miramos y casi ninguna de las cholas sabíamos nada, ni doña Mari, que es la “Rial” de “Budge Soho”. ¡A mí pregúntame cómo reciclar la tela que tiran los talleres clandestinos o de cómo se pelea con los compañeros recolectores de residuos (te lo dije en versión ejecutiva) para que se lleven los restos de animales que cuatrean al costado de la rivera!

Entonces, ahí dimos cuenta que había una Buenos Aires que hablaba otro idioma. Que, así como existió una “Inteligenzia” en términos jauretchianos, existe un “feminizmo” para las pibas de clase media, que no es justamente la clase media nacional y popular, sino la que ha quedado desclasada de la alta sociedad y aún no lo sabe.

Históricamente los que guionan el discurso político liberal (y feminista), han impuesto el paradigma de “binarismo” y “dicotomías”: unitarios y federales, rosistas y antirosistas, civilización y barbarie, peronistas y antiperonistas, Celestes y verdes. Así fue desde 1880 a consecuencia de que aquellos políticos que impusieron esta lógica adoptaron, básicamente la dominación europea. Académicamente le dicen “colonización cultural”, tierras adentro se traduce en “nos gorrearon desde siempre”. Por eso, las mujeres del conur agradecemos a todas las compañeras que han salido con brillo verde y slogan copados, pero acá necesitamos discutir el poder.

Convoquemos una marcha, también, para que las grandes empresas de servicios públicos de primera necesidad entren al barrio. Para que la policía deje de encubrir a los que se llevan a nuestras pibas para explotarlas sexualmente. Unámonos para discutir y modificar las leyes patriarcales que nunca van a evitar los femicidios. Acá queremos que se terminen los privilegios de clase y que esas pibas (tan valiosas) que solo se hace presente cada 8M, pidan una reforma agraria, la nacionalización del subsuelo, defendiendo un modelo argentino para la liberación.

A las políticas de destrucción de empleos, hambre y exclusión del neoliberalismo se le suma la sutil acción cultural “por izquierda” de cierto “progresismo” (hegemónica en ciertos medios de comunicación y ámbitos académicos), en muchos casos utilizada para deslegitimar y criticar a las alternativas nacionales y populares y en otros para imponer cuestiones como la “teoría de género” y la despenalización del aborto, como parte de proyectos antinatalistas de control de la población, impulsadas por personajes tan nefastos como Henry Kissinger y la banca del clan Rockefeller.

Entonces, mientras en las calles de tierra discutimos relaciones de poder, las consecuencias del neoliberalismo en nuestras vidas y nos organizamos con los movimientos sociales, sindicatos, curas tercermundistas y universidades, los herederos de la oligarquía antinacional compran y difunden un feminizmo líquido. Nosotras queremos laburo genuino, como cualquier trabajador, las mujeres laburadoras del conur pensamos, militamos y transformamos nuestra realidad entendiendo que el voto femenino (sancionado gracias al compromiso de la compañera Evita en 1947) sólo ha sido un medio para lograr el poder real.

Desde Bartolina Sisa hasta las compañeras desaparecidas por la última dictadura cívico militar, luchamos colectivamente por la Liberación Nacional. juntas, dentro del movimiento político más grande de la Patria Grande.

¡Feliz día, queridxs compañerxs!