Encontramos a Maia. ¡Pero un momentito! No encontramos su infancia.
Por Federico Cáceres. Profesor de música.
No encontramos
su sonrisa de niña por ningún lado.
Sólo hallamos una mirada adulta
que le recubre la inocencia.
No le encontramos una cama
para que hoy duerma calentita.
Ni el vestido violeta que tanto quería.
No encontramos las políticas
que llevará a cabo
el “intendente del lugar”
para que no haya más
niñxs sin infancias.
No encontramos las 24mil vacantes
que faltan en su ciudad
para que las Maias
puedan ir a la escuela.
No encontramos su casa,
solo una carpa al lado de un puente.
Un puente sirve para ir de un lado a otro
Un puente sirve para unirnos
Un puente puede servir para muchas cosas
Pero un puente no es una casa.
Repitámoslo hasta que aprendamos bien la lección:
Un puente no es una casa
Un puente no es una casa!!
Un puente No.
Encontramos a Maia
pero no encontramos su infancia,
Mirémonos, sinceramente,
y preguntemos,
¿Para qué?
¿Para qué la encontramos?
¿Para qué nos moleste
pidiéndonos monedas en el subte,
y si llega a manotear un celular
pidamos indignados
la baja de la edad de imputabilidad?
¿Para eso la encontramos?
Quiero confiar en que no.
Entonces
Abracémonos,
con toda el alma
y contagiémonos fuerzas,
para seguir buscando.