En Argentina: Golpe de Estado en Marcha

Por Claudio Posse.

Cuánta tinta derrochada, cuánta saliva gastada, cuánto esfuerzo dialéctico para argumentar la idea que en la argentina no tiene que haber grieta, antagonismos ni peleas de sectores contrapuestos.

Pero, ¿Cuándo empezó esto? Probablemente antes del hecho fundacional de nuestro país y se desarrolló durante toda nuestra historia hasta la actualidad. Pero no es el objetivo de este artículo hacer un reconto histórico, tratemos de analizar lo que pasa hoy en nuestro país.

El 10 de diciembre del año pasado hace exactamente 194 días asumió la presidencia de la nación Alberto Fernández, claro está, después de elecciones democráticas limpias y sin ninguna clase de impugnación ni dudas sobre el resultado.  De hecho la fórmula de Alberto y Cristina ganó en primera vuelta, con lo cual el “consenso” democrático está garantizado por el mismo resultado de la elección.

Tampoco es el objetivo de este artículo analizar profundamente las acciones de gobierno, ni su estrategia administrativa ni su planificación. La idea es poder ver  y analizar cómo reaccionan los dos espacios bien diferenciados que tiene nuestra sociedad, antojadizamente lo vamos a reducir en Pueblo y Anti – Pueblo (por los intereses que defienden el uno y el otro).

Y, me parece,  es interesante comparar el inicio del gobierno de Macri y el inicio del gobierno que lidera Alberto para poder poner negro sobre blanco como son los movimientos de estos grupos, siempre pensando en la acumulación política, que tienen los dos grupos, y su incidencia para favorecer al sector que representa, es decir, el Pueblo o el anti pueblo.

Si hacemos un poco de memoria recordaremos al peronismo y al campo nacional y popular saliendo a ganar las calles no bien asumió Macri. Las plazas le llamaban, porque los dirigentes hacían charlas, muchas de ellas multitudinarias, en las plazas como si fueran grandes mateadas. También los famosos abrazos, al congreso, al Conicet, a reparticiones públicas donde había despidos masivos… recuerdo que una científica del CONICET me dijo: “De tanto abrazar edificios parecemos los ositos cariñosos”. ¿Por qué nos movilizábamos tanto no bien asumió Macri? La respuesta es una obviedad, utilizamos una herramienta que tiene la democracia para peticionar a las autoridades  con el intento de parar las políticas que iban a afectar negativamente al Pueblo, realizadas por los anti Pueblo.

Bien, lo cierto es que ninguna de esas movilizaciones logró torcer el rumbo que el presidente de entonces, Mauricio Macri, había decidido. A Macri no le importaba ni una ni mil marchas, el estaba decidido a defender los interese del sector que representó toda su vida (acá lo llamamos anti pueblo, pero le quieren poner oligarquía, neoliberalismo o como quieran, está bien, porque es para otra discusión y debate que algún día tendríamos que darnos). Entonces, podemos decir, que no hubo movilización alguna que a Macri le preocupara y si había algún funcionario que pensaba que había que domesticar al Pueblo, se lo reprimía primero y luego se argumentaba en el 99% de los medios de comunicación que, sus empresarios, representan al Anti-Pueblo.

¿Qué hizo el Pueblo durante cuatro años? Resistió estoicamente los avances neoliberales y oligárquicos y utilizó la herramienta democrática por excelencia: El voto. Cuatro años terribles para el país pero el Pueblo optó, una vez más, por la paz y la democracia. Espero elecciones y triunfó.

Ahora pensemos en estos 194 días del gobierno del Pueblo (que es lo que representa el Frente de Todos), cuando recién se estaba acomodando se vino el Covid 19, Pandemia y a reformular todo. Los religiosos dirán: “gracias a Dios que esta el peronismo”. Y todo parecía como salido de un cuento de hadas europeo, parecía que se cerraba la grieta, que al fin los argentinos nos poníamos de acuerdo (dijo algún periodista que por suerte no recuerdo ahora). Todo gracias al Covid.
Pasaron los días… la situación económica sumada al desastre que deja la pandemia en el mundo y, por ende, en nuestro país hace que el gobierno deba tomar medidas tendientes a acumular dinero que le permita seguir con la planificación de contención del Covid 19, que por cierto hasta hoy es más que exitosa.

Una aclaración quizás media tonta antes de seguir. Todos coincidimos en que Alberto Fernández estaría bastante lejos de ser un dirigente Marxista, trostkista o maoísta. Me cuesta escribir esto porque realmente es una pavada sin sentido alguno carente de cualquier argumento pero… vean un rato la tele.

Sigo.

Entonces, el gobierno necesita plata, billetes para sostener este lío. Y, pensemos juntos, ¿quién tiene que poner la plata que nos falta a todos los argentinos para sobrevivir? Y sí, claro, acertaron, pero no es que sean genios y genias, es fácil: Los que más tienen. Entonces Máximo Kirchner planteo un impuesto a los más ricos de los ricos de la Argentina. Un impuesto a las grandes riquezas. 12 mil tipos y tipas de un universo de 40 y pico de millones de argentinos. Un ínfimo porcentaje de argentinos que tendrían que pagar un impuesto más por el bien de todas y todos.. ¿Qué pasó? ESCÁNDALO COMUNICACIONAL. Comunistas, se quieren quedar con todo,  etc., etc., etc. Siguieron pasando los días y no hubo tal impuesto, de hecho muchos comunicadores del gobierno salieron rápidamente a decir que no era un impuesto porque era por única vez. POR ÚNICA VEZ. Y ¿Por qué lo tienen que pagar una sola vez? Que sea para siempre. Amerita empezar a distribuir mejor la riqueza que tenemos todos los argentinos. Pero bueno, los del Pueblo tragamos saliva y seguimos bancando. Será de a poco. Y esperamos y siguieron pasando los días y aún no tenemos el impuesto o como se llame. Los ricos siguen siendo muy ricos y los pobres más pobres.

Y el amor se rompió. Y ya Alberto dejó de ser un tipo de consenso por amagar a distribuir un poco mejor la riqueza en una situación extraordinaria. Y comenzaron a sonar las cacerolas porteñas y ya se empezaron a escuchar cosas como: Que se vayan. Porque una cosa es decir, che no me gusta tu medida y otra que te pidan que te vayas cuando ganaste, hace 194 días, en primera vuelta.

Y como la cuarentena  dejó al Pueblo en la casa, y está bien, el anti pueblo empezó con sus manifestaciones. Primero en los balcones, después con un paro de la oligarquía, más tarde con los “anticuarentena”. Una y otra vez fogoneados por los medios hegemónicos y anti populares como Clarín (TN, Canal 13) y La Nación. Por otro lado con las redes, trols y compañía.

Ya no se habló más de consenso.

Voy a dejar pasar las ganas que tenían que se mueran todos los presos.

Vamos, ahora, a una de las herencias del gobierno de Macri: “Vicentín”. Empresa casi quebrada que maneja una buena parte de las exportaciones de granos de nuestro país, entre otras cosas (muy buen material se publica sobre el tema en Identidad Colectiva, con lo cual vamos dejar las particularidades económicas y jurídicas a los y las que saben) y veamos solo lo que paso a partir del lunes ese de la conferencia de prensa donde se decide la intervención y posterior proyecto de expropiación de Vicentín. Del Escándalo del impuesto alas grandes fortunas pasamos al intento desestabilizador del gobierno democrático. Bah, digamos las cosas como son: empezaron a preparar un golpe de estado para derrumbar al gobierno constitucional elegido por el voto popular y que tiene una adhesión formidable en la gran mayoría de la ciudadanía (inclusive mucho más que los votos obtenidos). La excusa es “defender la propiedad privada”. UNA PAVADA. Pero te la repiten tantas pero tantas veces que la transforman en argumento válido… para ellos. Para mí no, para vos tampoco, ¿y para nuestro gobierno? Yo creo que tampoco así que voy a seguir pensando y creyendo que un “banderazo pro Vicentín y anticuarentena”  que reunió oligarcas, nazis, libertarios y descerebrados, no va a torcer el rumbo de la recuperación de una empresa estratégica para el futuro de nuestro país.

Hace un par de días un funcionario de la provincia de Buenos Aires me contaba algo que demuestra lo que es capaz el sector del “anti pueblo”. Durante varias semanas los legisladores de Juntos por el Cambio rompían permanentemente los protocolos que se determinaron por la pandemia en la Cámara de Senadores de la Provincia, a saber: reuniones de 12 personas en los despachos (obviamente sin respetar la distancia correspondiente), pasar sin dejarse tomar la fiebre, etc.

Ante mi asombro absoluto el funcionario me dijo: “tienen tanto odio que se contagiarían para lastimar al gobierno”. Me quedé  pensando, y es verdad lo que dice, si fueron capaces de bombardear a su propio pueblo en el ’55, si torturaron, desaparecieron compatriotas, si secuestraron embarazadas, si se quedaron con sus hijos y los vendieron…. contagiarse del Covid es una cucarda.

Como conclusión, pienso que alguna vez tenemos que decir las cosas por su nombre, por ejemplo, las expropiaciones si son beneficiosas para el Pueblo y están dentro del marco de la Ley están bien. Que si los impuestos que grava el gobierno a los ricos son beneficiosos para todas y todos, y está bien. Que si los “poderosos” aprietan a un gobernador o fustigan a los ministros o utilizan las empresas de medios para desestabilizar un gobierno no son oposición: Están Preparando un golpe de Estado.