Empatía En Cuotas

Por Daniel Prassel.

Hoy vamos a hablar de cómo afectan muchas veces las decisiones de gobierno, en realidad pretendo que reflexionemos sobre el porqué se ha ido perdido progresivamente la posibilidad de comprender, que, si los derechos o restricciones no me competen a mi como individuo directo, de todos medos debemos tener conciencia para poder metabolizarlos y acompañarlos cuando representan una mejoría para el bienestar general.

A menudo vemos cuando se logran conquistas populares o derechos, reacciones a favor y en contra, obviamente los que adhieren a ellos o son beneficiarios directos o tienen esa capacidad solidaria y consciente de comprender que cada derecho ganado es un bien para la comunidad toda, ahora bien, ¿por qué también aparecen muchas voces en contra? ¿No es buen momento para preguntarnos como puede ser que personas del mismo estrato social muchas veces estén en la vereda de enfrente de sus propios pares?

Digo esto porque el Liberalismo es un jugador muy hábil para agrietar el campo popular y utiliza todo lo que tiene a mano para dividir la fuerza con la que cuenta el Pueblo cuando se decide a cambiar las cosas, ellos saben bien que la organización vence al tiempo y es por eso que eligen como estrategia recurrente el método de enfrentarnos como garantía de la consecución de sus objetivos para que perduren sus privilegios.

Por ejemplo cuando vemos a muchas y muchos ciudadanos pobres opinar sobre los programas sociales, hagamos memoria, y si bien el término “Planeros” no creo que haya salido de nuestras filas (o eso creo) muchas veces es tomado por sectores medios y pobres que quizás necesitan la ayuda estatal pero que lo siguen usando peyorativamente, vemos claramente entonces como la famosa batalla cultural no solamente se va perdiendo sino que hasta en ocasiones somos nosotros mismos los que no ayudamos a ganarla.

Por supuesto que no solo vemos ese caso particular sino que esto de estar a favor y en contra, sucede con cotidianeidad en varias de las decisiones y medidas de gobierno que van surgiendo, donde jamás el problema radica en adherir u oponerse, sino en la falta de síntesis mayoritaria para poder dar las explicaciones y argumentaciones necesarias que nos permitan como comunidad comprender y saber fehacientemente porque las cosas son buenas o malas, es decir poder contar con esa expertiz de que no nos puedan vender buzones con tanta facilidad.

Propongo y supongo, que debemos seguir construyendo esta democracia que tanto nos costó, con base firme en el debate político serio y por sobre todo, maduro, que no le esquive a cuestiones densas y por tanto espinosas, porque si solo nos limitamos a discutir lo chiquito y no lo verdaderamente profundo, como decía arriba no hay triunfo posible sobre esa construcción de sentido que se juega todos los días.

Recuperar la capacidad de criticar, siempre constructiva y no destructivamente, con ideas y propuestas, con argumentos sólidos y con la madurez para poder aceptar cuando no estamos en lo cierto, será una de las mejores herramientas que podamos aportar para los tiempos que se vienen, donde el rol de los medios ya no es informar sino mentir y tapar realidades.

Para ello depongamos prejuicios, empecemos a hablar con todas y todos, propios y extraños, sobre todo con las y los que no piensan como nosotros y que por supuesto nada tienen que ver con esos personajuchos que nos presenta la democracia en las listas opositoras, que son tan solo una expresión más de los poderosos de siempre, que disfrazados inventan perfiles que hábilmente captan voluntades ante la poca respuesta que a veces podemos dar en muchísimos temas de interés social.

No tengamos jamás miedo del debate político, hagámoslo sano, frecuente, respetuoso y abierto, para que quien realmente quiera participar ni siquiera necesite ser invitado, sino que tenga a mano esa posibilidad para poder decir lo suyo, en todo caso en la misma discusión se construirá esa síntesis que llene de contenido las agendas que se vengan.

Donde sea, pero participen, en un club, una escuela, una juntada vecinal, un partido político, recrear esa gimnasia es lo que va a derrotar las mentiras y el odio que se siembra desde la corporación mediática, porque si no estaremos fritos, es una pelea muy desigual y hay que darla con otras herramientas sin dudas, porque jugar en la misma cancha que ellos es casi imposible, por lo que echemos mano a lo que ellos no tienen, que es justamente la fuerza transformadora de la militancia política.

Hemos visto lo que nos costó la remontada en las últimas elecciones, hoy la ecuación es sencilla, o duplicamos esfuerzos siempre o indefectiblemente te van comiendo espacio los discursos violentos, misóginos, negacionistas y neoliberales.

Confió como me pasa siempre, en nuestro querido Pueblo, ese mismo Pueblo que conoció y vivió junto a Perón y Evita, los días más felices, ese mismo Pueblo que forjo 30.000 voluntades que pelearon hasta el último día por una Patria justa y ese mismo Pueblo que catapulto a Néstor y Cristina parta que a los hijos de la democracia sepamos en carne propia que se puede vivir bien y con dignidad.

Seamos capaces de cuidar y concluir con la obra de estas y estos Patriotas, ni más ni menos que una Patria Justa, Libre y Soberana, ¡para todas y todos!

“La Única Verdad es la Realidad” Cro Juan Domingo Perón

Más Estado, Más Solidaridad, Más Comunidad, como nuestrxs 30.000 nos enseñaron.