El desafío ganadero.
Por Julio De Vido (h).
De la mano de lo planteado en todos los artículos en los que insistimos en la necesidad de industrializar, o agregar valor a las materias primas, haciendo particular hincapié en una de las atrocidades más importantes que vemos en nuestro sistema agroindustrial que es la exportación de entre el 60 y 70 por ciento del maíz que producimos como grano, en esta oportunidad señalaremos algunas de las cuestiones que podrían derivar en fuertes tensiones en nuestro sistema de producción de carnes en el mediano plazo.
Argentina tiene un problema fundamental que refiere a la expansión territorial de las zonas ganaderas, a diferencia de lo que sucede en Brasil y Paraguay, esto no significa que no se pueda dar un salto en términos de productividad apuntalado fundamentalmente por la mejora de los índices productivos, fuertemente alineados con lo sanitario y la alimentación y a las buenas practicas ganaderas derivadas del manejo.
Uno de estos índices es el de destete, el mismo se compone del número de terneros destetados (es decir que se retiran del pie de la madre) sobre las vacas que fueron entoradas, por cien. En nuestro país este índice es promedio del 63%, a modo de comparación, países como Canadá, Nueva Zelanda y Estados Unidos presentan promedios del 80%, Australia del 70%, Uruguay similar a Argentina y Brasil mucho menor. El INTA construye sus principales actividades de extensión ganadera alrededor de este eje ya que el logro de un aumento de este índice de, por ejemplo, un 5% generaría un stock mayor de terneros y por ende un ciclo ganadero con mayor cantidad de kilos de carne. Claro que esto tendría como consecuencia directa la mayor demanda de recursos alimenticios para el ganado, en forma de pasto, grano, balanceados, etc.
Por otro lado Argentina enfrenta una situación sostenida en el tiempo derivada del bajo peso de faena del ganado, el promedio en gancho actualmente es de aproximadamente 225 kilos, el mismo indicador en otros países ganaderos sería: Uruguay es de unos 252 kilos, en Brasil de 237 kilos, en Australia de 270 kilos y en Estados Unidos es de 374 kilos. Para comprender de otra forma que implicaría una suba en el peso promedio de faena una mejora de 10 kilos en el mismo equivale a una mejora de 2,5 por ciento en la tasa de destete y un 1,2 por ciento de aumento (equivalente) en la tasa de extracción de equilibrio.
Otra estrategia, por supuesto complementaria a las anteriores, es la de modificar en 180 grados la forma de comercialización de la carne en nuestro país, abandonar el sistema de media res y avanzar hacia un sistema más eficiente de venta por cortes, claro que esto demandaría de fuertes inversiones en particular en los frigoríficos abocados al mercado interno, ya que los de exportación cuentan con estas prácticas, y un período de transición para no generar inconvenientes en la cadena productiva.
Los beneficios de este nuevo sistema son múltiples, se podrían agrupar fundamentalmente en dos áreas, la logística y la comercial, respecto a la logística sanearía distintas ineficiencias que tiene el sistema actual, como así también de condiciones laborales de los trabajadores y sanitaria de la mercadería. Comercialmente los beneficios vendrían asociados integralmente a toda la cadena ya que se podrían materializar las 4C (Cada Corte, Cada Cliente), ¿a que nos referimos con este concepto? Cualquiera que haya ido a comprar la carne para hacer un asado en cualquier pueblo o ciudad pequeña del interior de nuestro país, en particular de la región pampeana, debe haber notado que el lomo es considerablemente más barato que en las grandes ciudades, el lomo es un corte urbano, no valorado en el interior por ser magro, para subsanar esta cuestión existe una figura que se llama el lomero, personas que se dedican a “juntar los lomos” de las pequeñas ciudades para revenderlos en las grandes ciudades. Esto es per se una ineficiencia, ya que en una media res el carnicero está comprando todos los cortes y no solo los que más se demandan en su zona por supuesto.
Esta es la representación del modelo 4 C para el mercado interno, pero pensémoslo para el mercado externo y las externalidades positivas que esto tendría en el mercado interno también. Argentina tiene una ventaja, son marginales los cortes de consumo local que compiten con los de mercados internacionales, por ejemplo:
- China compra fundamentalmente brazuelo y garrón, aunque en los últimos años ha avanzado en la compra de otros cortes de mayor valor.
- Chile, cuadrada, carnaza de paleta, bola de lomo, tortuguita, pecho.
- Israel, aguja, carnaza de paleta, pecho.
- Rusia, cuarto delantero incompleto y menudencias.
- Unión Europea, rump and loin (bife angosto, lomo y cuadril)

Esta imagen es bien representativa de lo que planteamos en los párrafos anteriores, de una mayor eficiencia del sistema de comercialización, se podrían lograr importantes mejoras en los precios locales y en los saldos exportables.
Claro que todo esto se podría lograr teniendo una dirigencia política del área agropecuaria conocedora, con margen de acción y autonomía para decidir sobre las cuestiones base del sector que permitan desarrollar una estrategia de largo plazo para dar por terminada la disyuntiva mercado interno o externo, en la medida en que la Jefatura de Gabinete o algún funcionario importado del Ministerio de Economía, que habla mejor ingles que español, busquen actuar desde el desconocimiento supino, esta tarea será imposible.