El deporte “EN LA CULTURA DEL ENCUENTRO”
Por Alessandra Minnicelli.
Seguramente todos tenemos una linda historia que recordar vinculada al Club de nuestro barrio o de nuestro pueblo, aquel que de chicos nos recibía para enseñarnos algún deporte o para pasar buenos momentos con amigos o con la familia.
Pero para un tratamiento adecuado de este tema y en especial de los problemas socio-económicos que hoy hacen a nuestra realidad cotidiana, son necesarias herramientas de diagnóstico adecuadas, conocidos como indicadores.
Los indicadores, si bien responden a diferentes filosofías o concepciones teóricas, se enriquecen con la mirada personal desde la vivencia – que es siempre la mejor experiencia y aporta una invalorable enseñanza -.
En todos los casos sirven para construir mediciones que permiten avanzar en temas de crecimiento y desarrollo y básicamente da razón a la tomar decisiones, decisiones de gestión – sea que se instrumenten como políticas públicas o como acciones de RS – dependiendo de a quien decida la búsqueda de una solución sobre estos temas.
Desde Amartya Sen a esta parte, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) elaboró el Índice de Desarrollo Humano (IDH) a partir del concepto de Desarrollo Humano, asociado a la capacidad de vivir una vida larga, sana, digna, feliz y de respeto por uno mismo y el semejante en la que el ser pueda desarrollar al máximo sus potenciales creativos.
El IDH toma tres componentes básicos: uno relacionado con la capacidad de vivir una vida larga y saludable (medida a partir de la esperanza de vida al nacer); otro con la educación y aprendizaje (medida con la tasa de alfabetización de adultos y la matriculación en diferentes niveles) y otro de naturaleza económica, el ingreso o PBI per cápita. El uso de éste, es complementado con indicadores de género y de medio ambiente y de a poco se van sumando otras variables que permiten con base en la identidad local ir trabajando en la visualización de todas las variables que involucra el Desarrollo Humano.
Si pensamos en el deporte, no solo como parte de un negocio, que cuenta con estructuras normativas propias, tanto a nivel nacional como internacional, y con una jerarquía, organización y regulación específicas dentro de cada disciplina deportiva, sino como una actividad física, lúdica, cultural, recreativa revalorizada y de inclusión ante distintas situaciones de vulnerabilidad seguramente la veremos como un engranaje más de desarrollo sostenible.
Para que eso ocurra entra en juego la interacción del capital físico (es decir de la inversión) con el Capital Humano y el Capital Social, entendiendo al primero como las destrezas de las personas y al segundo como el entramado de relaciones e interacciones sociales en un territorio.
En la nueva discusión, educación y salud son consideradas dos motores del crecimiento. Si un país invierte en su capital humano, lo está haciendo en un capital que es decisivo para el crecimiento.
Asignar recursos (públicos o privados para ello), significa invertir en el desarrollo de las potencialidades y capacidades de la población de un país y siempre para que se obtengan los resultados esperados, la acción debe ser coordinada entre los diferentes agentes del sector privado las organizaciones de la sociedad civil y el Estado.
Para ello una de las tareas es fortalecer a los clubes de barrio que debería ser un constante esfuerzo desde el Estado , que a veces se nubla por falta de criterio o de conocimiento de la realidad o por ignorancia o desprecio a los derechos reconocidos en leyes específicas que rigen la actividad deportiva y que imponen derechos y deberes para las partes involucradas , es por eso que quisimos en esta entrega , recrear lo que fueron largas charlas y reflexiones con dirigentes de Clubes que trabajan en forma permanente con la responsabilidad que ello implica.
El Club no es solo un lugar de esparcimiento o donde se practican deportes; son verdaderos espacios para la sociedad que sirven junto a la escuela y a la familia, para la interacción social y el desarrollo de las personas en todas sus edades, es un lugar de formación, de contención, de educación en valores y de sostenibilidad de nuestras comunidades.
Hoy hay aspectos puntuales que superar para apuntalar la supervivencia de los Clubes de barrio, hay mucha tarea desarrollada por el Movimiento Social del Deporte y un libro muy interesante que se llama El Deporte en la Cultura del Encuentro “Deporte y Fe “de Víctor Lupo, que tome como título de esta nota.
Víctor es un aliado de FORS en los temas de Responsabilidad Social, y pronto vamos a conversar con él en nuestro Programa 40´ para testimoniar esa realidad desde la interpelación que propone es su libro.