El Covid, la pandemia, mi compañera, mi familia y yo
Por Juan Cruz Giovannetti.
No tenía ganas de escribir, incluso no lo hacía hace tiempo, podría ser por la situación actual de estar en casa sin poder salir, de ver a mis amigos, de sentirme cansado o por el solo hecho de no hacerlo. Pero hoy por la tarde (sábado 15 de agosto de 2020) hablo por teléfono con un gran amigo y compañero, y entre risas y anécdotas le comento que más allá de extrañarnos y de la necesidad de vernos, tenemos que aguantar un poco más porque estamos en el peor momento de la pandemia en nuestro país y que mi compañera (medica de emergencias) me llamo ayer después de salir de su guardia medica de 24 hs. llorando por la situación estresante y que vive día a día en sus distintos lugares de trabajo; mi amigo me dice “escribí eso porque puede ayudar a que algunos reflexionen sobre la situación que estamos viviendo”, lo escuche y aquí estoy redactando algunas líneas que espero que aporten al comportamiento de algunos sectores y personas que hoy se quejan o se molestan por la cuarentena que hay en nuestro país.
Esta pandemia nos afectó y afecta a todos, no solo a nuestro país sino al mundo en general, nos afecta sanitariamente, económicamente, emocionalmente y sentimentalmente. No voy analizar ni el aspecto sanitario ni el aspecto económico, pero si voy a describir lo que le sucede a mi compañera (y madre de nuestros dos hijos), a mí y a mi familia.
Desde el comienzo de la pandemia (declarada por la OMS) allá por el mes de marzo, veíamos (una observación personal e incluso social, pero no científica) lejano lo que sucedía en Asia y Europa, e incluso que acá llegaría más leve, como el impacto de un meteorito que al llegar a la tierra se desintegra.
Pero hoy nos toca a nosotros, a los argentinos, mejor dicho, a todos los americanos (latinoamericanos y norteamericanos), que estamos sufriendo y pasando el impacto del meteorito llamado “covid-19”, y ciertamente no a todos nos impacta de la misma manera y forma, y no me estoy refiriendo a las cuestiones ni sociales ni económicas.
Voy a relatar lo que me sucede, lo que le sucede a mi compañera y madre de nuestra hija de 13 años y de nuestro nene de 5 años, ella es Medica de Guardia de Hospital Público en zona Norte del Conurbano, Medica en una Clínica en Zona Sur de nuestro Conurbano (donde vivimos y también lo sentimos con amor) y medica de consultorios también en Zona Sur, seguramente alguno o algunos de los que están leyendo esto dirán “ Trabajo no le falta, y no le va mal económicamente”, a lo que respondo que SI y que es cierto lo que pueden llegar a decir.
Hasta acá todo normal, solo un relato de una familia y una médica que trabaja mucho, y es cierto, pero desde el inicio de la Pandemia el trabajo y la responsabilidad de mi compañera aumento drásticamente, y el pico de trabajo y responsabilidad se empezó a sentir en el mes de Julio, porque con el aumento de casos positivos de coronavirus aumento el trabajo, responsabilidad, estrés, el miedo ( a contraer el virus y contagiarnos), y demás sentimientos, y como también aumentaron las muertes por coronavirus (muchos fueron personal de salud) y los contagios del personal de salud (médicos, enfermeros, técnicos, personal de limpieza, etc.), los miedos y sentimientos aumentaron.
Desde Marzo hasta el mes de julio llegaba de sus labores, se desvestía al entrar a casa, se roseaba alcohol y lavandina, juntaba la ropa, la colocaba en una bolsa y corría hasta el baño para ducharse, después de una (1) hora nos saludábamos y comíamos (ella se va los jueves a las 17hs y vuelve el viernes a las 21.30hs), desde Julio hasta estos días a todo lo mencionado se le suma la angustia, el llanto, el dolor, las marcas en toda la cara por el doble barbijo, la máscara protectora y demás equipos de bioseguridad (no solo para no contraer el virus ella, ni tampoco contagiarnos a nosotros, sino especialmente porque atienden a más de 20 o 30 pacientes más después de ver a una persona que tiene coronavirus), y con el comienzo de Agosto me sumaron los llamados cuando sale de la guardia o de la clínica llorando porque siente que a veces no puede hacer todo lo que quisiera y pudiera con los pacientes, y algunos se mueren frente a ella y sus colegas.
Y yo al verla, escucharla y observarla me dan ganas de ponerme a llorar con ella, y abrazarla hasta que pase la Pandemia (la abrazo y la beso mucho pero no hasta terminar la pandemia), porque miro a mi hija de 13 años que llora cuando ve a su mama en esa situación y me dan ganas de tirar todo, porque escucho a mi hijo de 5 años preguntar dónde está mamá y solo se responde “trabajando de doctora para matar al coronavirus” y pregunta por su mamá porque la extraña y la quiere ver y tener con él, pero entiende la situación (un nene de 5 años entienda la situación y la pandemia, y una persona adulta NO y sale en plena pandemia a protestar por la libertad, no estoy juzgando ni criticando solo estoy analizando y relatando lo que veo) que estamos viviendo, y a mí me dan ganas de romper todo y llorar, porque pienso que la mujer que amo y admiro está pasándola mal, tiene miedo y está en riesgo y yo no puedo hacer nada para que ella no pase por esta situación angustiante. Mientras estoy terminando de escribir este párrafo, acaban de llamar de la clínica porque se descompenso un paciente covid y salió hacer lo que ama y a salvar una vida, mientras la esperamos a que vuelva para comer todos juntos.
Es raro pero paso una semana del párrafo anterior, si una semana, es que mi compañera volvió a las 3.30AM de la clínica, y entre hacer la comida y demás quehaceres no pude terminar, pero pasaron muchas cosas desde el sábado 15 de agosto a hoy sábado 22 de agosto, lo primero es que comimos solo los tres (3) una vez más, después hubo una marcha (anti cuarentena), pasamos de 6.350 casos (14 de agosto) a 8.150 casos positivos (21 de agosto), y ayer tuvimos para nuestra familia la peor noticia, nuestra doctora, nuestra héroe, nuestra sostén, nuestro amor tiene coronavirus, si la doctora que hace lo imposible por curar a los enfermos (hoy de coronavirus), hoy paso hacer una doctora enferma por Covid-19, como muchísimos colegas y personal de salud que están en la misma situación (algunas/os o muchas/os ya no están porque no fue leve si no que fue mortal), por ahora es leve (y deseamos y agradecemos que siga así) y no tiene grandes síntomas, pero lo que si se agravo fueron los sentimientos de poder abrazarla, besarla, compartir mates y charlas en el patio, ahora por 15 días seguramente y así deseamos que suceda, ella nuestra héroe estará sola en una habitación, sin poder vernos, sin poder tocarnos, sin poder dormir juntos, sin poder besar y abrazar a sus a sus hijos. Un último deseo y favor les pido a quien lee este artículo, quédate en casa que quiero ver pronto a mi compañera, “no seas GIL o GILA y te pienses y sientas inmune”, los superhéroes existen solo en la ficción, mira sino a nuestros héroes de la salud que se enferman y mueren, mas allá de que los llamemos héroes son personas, son madres, son padres, son hermanos, son hijos y son amigos, cuidate vos, se egoísta y quedate en casa que con esa mínima acción individual estas salvandote y salvando a los tuyos. Gracias.