El Bribón
Por Gustavo Feldman.
Roberto Gazze es el director financiero del grupo Vicentin hace más de tres décadas. Caballero de fina estampa, perfil bajo, y con la capacidad anatómica de un roedor para desaparecer de la escena por el resquicio más oculto. Con domicilio fiscal y electoral en la Provincia de Santa Fe, hace muchos años que su radicación efectiva y afectiva están en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Director de toda la trama financiera del grupo, empezando por la toma de deuda de los pequeños y medianos productores, siguiendo con el “entente” para acceder mágicamente a los créditos del Banco Nación y de los otros bancos, tanto nacionales como extranjeros; y terminando con toda la “arquitectura” societaria, fiscal y financiera del Grupo en el exterior, fundamentalmente en Uruguay y Paraguay.
Inventor del giro “stress financiero” para disfrazar el default y el desfalco; por estos días ejercita su capacidad escurridiza de los propios compañeros de directorio que le imploran tome las riendas vacantes desde la muerte de Sergio Nardelli.
En junio de este año salió de la boca del presidente de la Bolsa de Rosario el término “fuga” cuando se conoció la cesación de pagos.
Todas las investigaciones posteriores a esta premonición, las judiciales, las administrativas, las privadas y las periodísticas; sacaron a la luz el entramado de empresas, de sociedades offshor, de coincidencias y superposición de nombres propios, de operaciones; con un telón de fondo común; EL GRUPO VICENTIN, y el vaciamiento de VICENTIN SAIC. Capítulo especial, Vicentin Paraguay SA, y la investigación que lleva adelante el Dr. Mariano Moyano en Asunción para mostrar y demostrar como Glencore sirvió para ir vaciando Vicentic Saic. Como por ejemplo los flujos financieros sin respaldo ni justificación entre Vicentin Paraguay y sociedades off shore ocultas que integran o integraban el grupo.
El malabarismo financiero también envolvió a los bancos extranjeros. Conocido es el “proceso de descubrimiento” emanado de la justicia neoyorquina a instancias de esos bancos que “buscan” 500 millones de dólares, evaporados como cubitos en una siesta de enero, merced a esas “capacidades diferentes” del grupo Vicentin. En el documento de ese pool de bancos se habla de las maniobras de ocultamiento de la firma de sus estados financieros” … y además del producido del desprendimiento de una parte de Renova- la empresa estrella del grupo-, fondos que al día de hoy no pueden determinarse donde están.
El circulo de “diseño y actividad financiera” se cierra con la toma de deuda estafatoria a los productores santafecinos y cordobeses; y paralelamente con el desfalco al Banco Nación. Y tanto para uno como para otro vector de actuación fue imprescindible pergeñar un esquema financiero planeado y orquestado desde lo más alto de la jerarquía del Grupo; su Director Financiero. Claro, después estuvo la vinculación y la articulación política con los directores del Nación y con la cota más alta del poder institucional de la Republica, la Casa Rosada, ocupada por entonces por el permeable Mauricio Macri. Y ahora se está llevando adelante la tercera parte del plan, la de la cobertura judicial; encabazada por el todavía juez a cargo del concurso del grupo, Guillermo “salvador” Lorenzini, titular del Juzgado en el cual aún se lleva adelante el proceso falencial. Pero esto último será materia de otro análisis.
Es una tradición el ágape en la Bolsa de Comercio rosarina para despedir el año, se hace en el coqueto edificio que tiene entrada por la ochava de Corrientes y Córdoba, en plena city. En diciembre del año pasado como parte del catering Vicentin había obsequiado algunas cajas de un malbec joven y rico cuyo nombre coincide con el de esta columna de opinión, y cuya imagen es la que ilustra la misma. Acaecido el default, la tarde previa al brindis las autoridades de la Bolsa decidieron cambiar el vino y tuvieron que salir corriendo a buscar otro.
“Ladrón de guante blanco, de modales finos, y de alto nivel de vida. Egocéntrico con delirios de grandeza. Un seductor irresistible.”
Adivine el lector a quien describe la semblanza que luce en la otra etiqueta de la botella.