El 17 de octubre y la unidad como un dogma
Por Silvina Caputo.
A veces, hay cosas que no se terminan de entender. Que la Argentina vote en sentido contrario a Venezuela es una de ellas, sobre todo cuando nuestro país podría haberse pronunciado por “abstenerse”.
Lo explicó la embajadora renunciante en Rusia, Alicia Castro, en una clarísima carta en la que no compartió la posición que se tomó respecto del informe elaborado por la ONU.
“Argentina podría haber optado por abstenerse, en todo caso, si no quería comprometerse con ninguna de las dos Resoluciones”, escribió Castro en la misiva, donde hizo referencia a la decisión que debió tomar el país ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
El informe sobre Venezuela obtuvo 22 votos a favor, 22 abstenciones y 3 votos en contra, uno de ellos podría haber sido de la Argentina, pero no lo fue.
Castro dijo, después de agradecerle al gobierno y en particular a Cristina, que su renuncia se producía porque “no” está “de acuerdo con la actual política de relaciones exteriores” y todos nos quedamos pensando si quiso decir algo más.
Pero sin duda, uno de los puntos más salientes de su nota es cuando dice “tenemos en consideración que, en un Frente, no todos pensamos igual. Sabemos que hay entre nosotros dirigentes que siempre estuvieron opuestos al socialismo venezolano – sin haber pisado nunca Venezuela- y hasta alguno que celebró la proclamación de Guaidó”
En un plano mucho más local, desconcierta la decisión del Consejo Federal de Educación de volver en forma paulatina a las escuelas, no para dar clases, porque todos saben que no se puede, pero si para ensayar una suerte de “actividades educativas” que en verdad no convencen a nadie, y menos a los que tuvimos la oportunidad de escuchar a los sindicatos docentes que explican al detalle como la medida no es más que “una puesta en escena”.
“A pedido de Larreta”, pareciera, sumó alguno. Igual, por suerte, el Todes no llega a tanto.
La unidad como dogma, tal como la definió esta semana Alberto Fernández, será con los integrantes del Frente de Todos, los que el 17 de octubre olvidarán esas diferencias para situarse una vez más como un movimiento histórico con bases populares y nacionales, peronistas, provenientes del único espacio que supo dar dignidad al pueblo.
Este 17 de octubre que se avecina, será raro y mágico, y decididos a dejar de lado las formas y los tiempos, los integrantes del Frente trataremos de avanzar más allá de la derecha gritona que se instala en las calles porque ha descubierto que en pandemia reina.
Las diferencias internas deberán, una vez más, dar espacio al bien común, y será hora de recordar tal vez aquella máxima de que no nos une el amor sino el espanto porque sabemos que más allá de los deseos, el mal acecha y puede seguir destruyéndonos de todas las formas posibles.
No necesitamos un Macri ni una Bullrich. Lo sabemos, lo supimos siempre, desde aquel triste día en el que el ex presidente bailó en el balcón de la Casa Rosada burlándose de las escuchas ilegales que tenía en mente, del dinero por fugar, del endeudamiento por realizar, del law fare en marcha.
No necesitamos más tristeza, más muertes, más desempleo. No necesitamos más pandemia, más derechas, ni más odio.