De Nollywood a estas tierras vía streaming

Por Eduardo Guglielmini.

Isoken (Nigeria, 2017). Dirigida por Jadesola Osiberu. Con Dakore Akande, Joseph Benjamin y Marc Rhys.

Nollywood es la industria cinematográfica de Nigeria.  Actualmente el país se encuentra entre las naciones que mayor cantidad de películas producen en el mundo. Con más de siete mil títulos en los últimos trece años, su industria del cine se ubica como la segunda más grande del mundo, detrás de Bollywood y delante de Hollywood.

En este contexto, un interesante producto cinematográfico llega a través de la plataforma Netflix. Se trata de Isoken, una comedia romántica de 2017 escrita y dirigida por la joven Jadesola Osiberu, en su debut como directora. Protagonizada por Dakore Akande, una de las actrices nigerianas representativas de esta ascendente industria del cine africano, acompañada por el también nigeriano Joseph Benjamin y el británico Marc Rhys.

El film es el resultado de uno de los proyectos en industrias creativas financiados bajo el esquema de préstamos “NollyFund”, lanzado por el gobierno nigeriano sostenido actualmente por el Banco de Industrias de ese país y, por supuesto, del talento de su directora, quien además escribió y produjo la película. Actualmente Osiberu es una de las directoras de mayor reconocimiento en el cine nigeriano, con varias producciones aclamadas por la crítica de su país, y desde 2017 está al frente de “Tribe85 Productions”, una productora que fundó ese mismo año con la visión de contar historias africanas para audiencias globales.

Isoken es la historia de una bella e independiente mujer soltera de treinta y cuatro años en la sociedad nigeriana actual.  Tironeada entre la presión por casarse para formar un hogar tradicional y los deseos e impulsos de libertad como profesional moderna, es cortejada al mismo tiempo por dos “muy elegibles” candidatos masculinos.  

Lo primero que llama la atención es la calidad de la imagen. Es limpia y nítida, lo que muestra trabajo durante la producción real y la postproducción, pero tal vez lo más impactante sea la variedad de muy vívidos colores que literalmente brotan desde la pantalla. El vestuario, particularmente el femenino, es muy llamativo. La trama se desarrolla en la Nigeria actual, el país más poblado de África y la primera economía del continente, con toda su mezcla de modernidad y tradición, y los personajes están muy a la moda en sus elecciones de ropa. 

Otro elemento a destacar de esta obra es su banda sonora, muy apropiada y agradable. Combina una selección de música nigeriana contemporánea con música internacional. También es interesante resaltar el ritmo del montaje de la película.  Transmite al espectador una sensación de dinamismo y acción, con muy buenos desempeños actorales y con escenas graciosas, como, por ejemplo, aquellas que muestran a la madre del personaje principal con gestos de histeria y hasta autoritarios, pero con buenas intenciones, y al padre, más reservado, pero apoyando sutilmente a su hija.

En síntesis, Isoken es una historia muy simple pero muy bien contada, entretiene al mismo tiempo que ofrece una muy buena oportunidad a los habitantes de estas tierras de adentrarse en realidades más cercanas al África contemporánea que a los viejos estereotipos que suelen existir.