Daniel Santoro: “El peronismo entre la severidad y la misericordia, debe lograr el reordenamiento judicial”

Por Mariela Montiel.

Una alegría hacer este episodio de “Lxs Incorregibles de siempre” con un artista maravilloso, pintor argentino y peronista, Daniel Santoro. ¡¡Bienvenido!!

Entrevista a Daniel Santoro

Mariela Montiel: ¿Cómo es hacerse peronista en los años 50? ¿Cómo llegaste al peronismo? Queremos conocer tu historia.

Daniel Santoro: Bueno, un poco como les pasa a todos. Una forma de ser argentino es ser peronista, es parte de nuestra construcción identitaria, compleja. Y, en esa complejidad, el peronismo es un punto de anclaje, uno es peronista como le gusta el tango, el fútbol, es decir, es una característica.

Es mucho más que una identidad política, trasciende al Partido Justicialista. Es algo que no sucede con otros partidos políticos donde el núcleo identitario está ahí.

El peronismo rebalsa al PJ, la cuestión cultural del peronismo no termina en el PJ, recuerdo una famosa película en que se hacía un chiste, decían: “Yo en política no me meto, soy peronista”.

Es amplio, toma diversas envolturas, el peronismo nunca es igual a sí mismo, tiene verdades y núcleos que se mantienen, pero se transforma. Eso despierta incógnitas. Un gran amigo, “el Tata” Cedrón me contaba que su hermano siempre decía “Mirá, yo soy peronista porque no pude ser mejor” . Yo nací en un barrio, soy del 54, ya en la década del 60 era bravo ser peronista, significaba tener algún grado de rebeldía y audacia. Había un decreto que te prohibía tener algo relacionado al peronismo. Ese decreto fue inédito a nivel mundial.

M.M.: Nos han querido desperonizar, lo intentaron desde lo judicial persiguiendo funcionarios, derogando la Constitución del 49 y, como bien decís, con el decreto 4161, con la proscripción, pero no han podido vencernos.

D.S.: No, al contrario. En los 60 era un emblema ser peronista, para los jóvenes, decir “Perón” nos ubicaba en el lugar de rebeldía. Fue toda una generación que adhirió al peronismo y que sus familiares, hoy están gobernando.

M.M.: Hemos estado organizados a pesar del caos. Militamos en la UES, JUP, nos encontrábamos en las organizaciones libres del pueblo. Fue muy valioso. Fue lo que nos permitió permanecer en la historia.

D.S.: Sí, es verdad. Las unidades básicas en los 60 comenzaron a proliferar nuevamente y se convirtió en una opción al club. Uno se podía expresar libremente, tenían cierta orgánica. Había Ateneos, centros culturales. Allí el pueblo se comunicaba, no era la reunión partidaria lo relevante, era más cultural. Por ejemplo, las bandas de Rock, de Folklore, se escuchaban allí.

M.M.: Lo que decías, refleja la educación patriótica y cultural que nos ha brindado el peronismo. Permanece ese nacionalismo aún sin el líder.

D.S.: Así es.

M.M.: Dani, viajaste mucho a Oriente, presentaste tus obras en varias oportunidades y esto te llevó a trazar vínculos entre el Ying y el Yang con la Tercera Posición peronista, verdad?

D.S.: Si, hace poco confeccionamos un libro, con otro compañero, filósofo, Julían Fava, se llama “El peronismo entre la Severidad y la Misericordia”. Allí trasladamos los paradigmas del Ying y Yang oriental con los paradigmas occidentales de Severidad y Misericordia, que tienen que ver, también con la Cábala. Lo de severidad y misericordia traspolado al ying y yang tiene que ver con los puntos de tensión. El árbol de la vida tiene tres ramas y en la del medio está vacío.

Entonces, podés darle significado a esas ramas y asimilar derecha izquierda; severidad y misericordia, cada uno lo carga del sentido que le parece, es una estructura. Pero si ponemos en cuestión la severidad y la  misericordia, por ejemplo, en toda revolución hay una carga de misericordia, hay un pueblo que sufre y un grupo de personas que cree que tal sufrimiento debe cesar. Al pasar el tiempo, se instala la ley Revolucionaria que modifica el status quo y con ella llega la severidad. La ley necesita de la severidad. Entonces, lo que sucede con las revoluciones es que pasan de la misericordia a la severidad. La extrema severidad termina ahogando la revolución. El peronismo nunca cayó en esa oscuridad. Cuando le decían a Perón que debía hacer una purga, él respondió “No, ahorremos sangre”, esa decisión fue un hecho de misericordia. Hoy lo vemos en Alberto, cuando propone la extensión de las ASPO, él invierte tiempo y evita sangre. Es una práctica peronista. Por eso tenemos problemas siempre con la seguridad, ahí rige la severidad y el peronismo se siente incómodo. La buena conducción es la que logra una armonía entre severidad y misericordia.

M.M.: Es verdad, otro paralelismo podemos encontrarlo cuando Perón, como buen estadista y estratega, como vos marcabas, decide retirarse de la escena política para evitar la sangre que derramarían las fuerzas de las bestias sobre el pueblo. En ese sentido, en el de respetar los tiempos, cuando Cristina Fernández decide dar un paso al costado y postularse finalmente como vicepresidenta, poniendo al movimiento en primer lugar hay una actitud similar

D.S.: Claro, viste que el nombre de Cristina se ha vuelto “un fantasma” para cierto sector de la sociedad. Es una mujer que tiene capacidad verbal, inteligencia, en sus epifanías hay algo de lo artístico, en cómo resuelve los problemas. Es intuitiva, creativa, tiene el arte de la conducción política. Ojo! También se ha equivocado, ha pifiado.

M.M.: ¿Te acordás cuando presentó Sinceramente en la Rural, en la sala Jorge Luís Borges? Hizo campaña con un libro, cuando siempre nos asociaron con “los negros que los llevan de las narices”, fue maravilloso!

D.S: ¡Teníamos que presentar alpargatas, no libros! (se ríe)

M.M.: Exacto. Ahí, apareció el “gorila indignado” al que hacés vos pintás en tu obra.

D.S: Esas cosas, ¿ves? ¡Hacer campaña política presentando un libro! Imaginate, estar con tu focus group y le decís “voy a presentar un libro”. No entra dentro de ningún parámetro. Eso es artístico. Otra epifanía fue la celebración del Bicentenario. Néstor la mandaba a no sé dónde cuando se le ocurrió y finalmente fue maravilloso.

M.M: Fue histórico!

D.S.: El peronismo tiene esa capacidad de funcionar en pareja, una bifrontalidad. Perón y Evita; Néstor y Cristina. Actualmente Alberto y Cristina. El enemigo no lo entiende, los indigna, no lo toleran. El peronismo es novedoso, si mirás hacia atrás, todas las revoluciones se disolvieron, sin embargo el peronismo hace 70 años que sigue vigente.

Le dicen Kirchnerismo para bajarle el precio, y para ellos el peronismo es Pichetto, una cosa ridícula. Pero cuando tienen que decirlo casi que los escupen “70 años de peronismo” y les salen todos los pelos de gorila, putean… (ríe)

M.M: Sumale el “le hicieron creer que podían tener aire acondicionado y llegar a la universidad”

D.S: En eso que se llama peronismo hay una promesa de felicidad. Se sabe que cuando gobierna el peronismo saben que van a tirar un hueso, vamos a ganar más, nos vamos a ir de vacaciones. Eso es misericordia. Respeta la vida y no pide sacrificio.

M.M: Esa felicidad, ese goce peronista, es lo que el gorila llama “manga de vagos”, viste que tienen la capacidad de llevar todo a los extremos y lo mira desde el liberalismo. Por ejemplo, jamás van a poder comprender a los compatriotas que viven en casas de cuatro chapas pero compran un equipo y ponen cumbia al palo, eso es la felicidad para ellos!! Y dicen “En vez de comprarse una casa!”… ¡Como si pudieran!

D.S: Claro. Eso fue así siempre. En los 70, cuando te querían convencer de no ser peronista te decían “ayer fui a la villa y cuelgan la antena en el árbol porque la casilla no la resiste” y ahí, lo que veían mal era la antena y el “lujo” de la tv y no las condiciones precarias de vivir en una villa!

M.M: Es que nosotros encontramos la felicidad en lo colectivo, en el disfrute con la familia. Ellos disfrutan la meritocracia a partir de su individualismo…

D.S: No hay que perder de vista eso. Porque nosotros somos responsables y constructores de las clases medias. Por ejemplo, en Lanús perdimos las elecciones y es un distrito inventado por el peronismo, la clase media se logró a partir del ascenso social del obrero.

Tenemos que tener cuidado con eso, debemos mirar cómo construimos nuestros enemigos. Hay que ser más misericordioso.

M.M: Si, es una gran deuda esa batalla cultural con las clases medias, pero es algo compartido con los pueblos latinoamericanos, fijate lo que sucede en Bolivia, Ecuador, Brasil. Nos faltó nacionalizar al consumidor, no?

D.S: Si. No es fácil, nosotros no podemos pedir sacrificios. El consumo es goce, para nosotros no es un anatema. Hay que construir una nueva discursividad. El neoliberalismo en crisis trae nuevas ofertas políticas, un ejemplo son las reuniones en el obelisco. Bolsonaro, es novedad. Debemos dar coherencia a esto. Por momentos escuchaba a los que fueron a tomar el Palacio de Invierno para protestar y eran Humpy Dumpty, lo escuchas a Casero y tiene un discurso delirante, pero ellos creen que tiene coherencia y esa hostilidad para articular esos conceptos abstraídos que tiran a los gritos, como “Infectadura” lo llevan a ser violentos, por la desesperación de no construir argumentos coherentes.

M.M: No tienen discurso político…

D.S: Claro, son capaces de llevar a extremos terribles. El otro día escuchaba a Duhalde, un tipo que no está bien psicológicamente, pero dice algo que escuchó, hay que estar atento.

M.M: La carencia de política que sufre la derecha hace que ante situaciones en las que sólo se gana con política, recurran al peronismo, un ejemplo es Pichetto y otro Duhalde, un tipo aliado a Techint, asociado a la derecha más dura…

D.S: Duhalde se asume como un tipo “mal pago” por la Historia. Él cree ser el salvador, aparece cuando hay crisis, se autoconvoca. Más allá de eso, estamos rodeados de gobiernos de derecha y todos en crisis. En ese contexto nosotros no somos buen ejemplo.

M.M: Me vino a la memoria la experiencia del Paraguay al momento de la Guerra de la Triple Alianza…

D.S: Tal cual, hay que ser pacientes. Hay compañeros que piden más acción revolucionaria. Hoy hablaba con Jorge Alemán y comentábamos  lo hostil que es el contexto. Hay que ser muy cuidadoso. Abordar la reforma de la Justicia no será fácil.

M.M: Para nada, es tocarle el núcleo neurálgico del Lawfare y la corrupción liberal

D.S: Exactamente, mirá lo que inventan, hacer las sesiones remotas era similar a un golpe de estado. Descabellado.

Está muy bien lo que hace Alberto yendo a hablar a TN. Bonelli tuvo que dar la cara por la tapa asquerosa de Clarín. Hay que ir, tenemos oleadas de compañeras que tienen capacidad oratoria Raverta, Todesca, Volnovich, tenemos muchos. Hay que operar cada día. Tenemos la verdad de nuestro lado.

M.M: Es momento de formarnos sin esperar que llegue la directiva desde Cristina. Hay que hacer lo que no supimos años atrás, para que realmente sea un Nunca Más.

Te agradezco por estar del otro lado, siempre es un placer que compartas tu mirada desde lo artístico. Valoro tu militancia y ¡celebro que seas un incorregible!