Comunicación sumergida en un pantano poco saludable
Por Liliana Etlis.
Aquella celebración había durado muchos días, recordaban y practicaban rituales en la plenitud del paisaje afro. Guardaban en su memoria multiplicidad de lugares donde cada unx atesoraba en sus corazones compartidos la memoria, gracias a los cuentos y relatos que entre generaciones se transmitían. Adormecían su espíritu al anochecer y al despertar junto a las palmeras, acompañaban la salida del primer rayo de sol.
Mensajes claros, comunicaciones verdaderas que provenían desde los huesos hacia el aire, desde el sentimiento a la realidad cotidiana.
Observar y atravesar los desiertos se vivía con intensidad hasta que lxs vinieron a buscar, a secuestrar, a esclavizar y a desarmar formas de apapacharse desde la calidez.
En Indoamérica, fue la mixtura de varias experiencias las que abrigaron cuerpos y palabras, entre ellas la música, formas del buen vivir, las de organizarse entre trabajadores ante los derechos humanos y lingüísticos, así se fueron amuchando gracias a la memoria y a la amorosidad entre humanxs y lugares.
Su forma de organizar el cuidado de los cuerpos con la ternura, encantaban incluyendo los sonidos y la predisposición al baile.
Pasaron los siglos y la ideología neoliberal fue ganando espacio gracias al capitalismo salvaje, siempre salvaje, sumando la necropolítica, usando el Poder social y político para decidir desde el Estado cómo algunas personas pueden vivir, otras sobrevivir y por último las que deberán morir, ideas que conviven hasta el día de hoy, con un armado de discursos “progre” que no sé si muchxs deliran o es parte de una percepción singular.
Estamos en Pandemia, seguimos en un estado viscoso donde la incertidumbre se adueña de algunos sitios internos. Los proyectos se diluyen y la búsqueda por otros nuevos es por momentos asombrosa, otrxs angustiante.
Por otro lado, la experiencia con otras organizaciones sociales durante el 2020, parroquias y clubes, entre otras, armaron un sinfín de comunicaciones por zoom, propuestas donde hubo participación y continuando con aquella ilusión de ser escuchados.
Ante nuestra mirada acudíamos con horror y desconcierto a un nuevo escenario, el del mensaje vacío, líquido, confuso, ausente, un sin mensaje desde muchos lugares que tienen responsabilidad ética de hacerlo claro y transparente.
La salud que ya se había dividido según el formato eurocéntrico en salud y salud mental, naturalizando dicha separación, nos daba la pauta dentro de la formación académica, que pocos habíamos metabolizado las ideas del Dr. Carrillo, Dr. Floreal Ferrerara, R. Kusch, E.Dussel y otros de esta tierra. Aportaron desde disciplinas diferentes la idea de que había situaciones conflictivas donde se confundía el concepto de salud por el de mercancía, problema todavía sin resolver.
La ideología del “profesional neutral” ganó una atmósfera cada vez más turbia y se fueron formando muchos ligados a una profesión sin tener en cuenta la calidad de vida del campo popular. Otrxs sí están atravesando la la lucha por la vida, por la salud de los campesinos, trabajadores de la tierra, los pueblos originarios en su lucha contra el terricidio, los afrodescendientes y su restitución del equilibrio con la naturaleza. Además, tenemos que incluir a “los nadie”, entre ellxs los marginales. Deuda enorme.
De esta forma el cuidado de la salud comenzaba a florecer bajo otro paradigma que se oculta, ganando la posición del doble discurso y enloqueciendo a las poblaciones de “las patrias y matrias”, a esta altura del siglo XXI en nuestro territorio no hay una sola identidad sino una interesante mixtura la que se devela ante la mirada visibles y la oscura, la que sigue insistiendo desde diferentes resistencias. La que lucha por un mundo mejor a pesar de todo.
El negacionismo, los antivacunas, los discursos fascistas sin reacción de parte de varixs funcionarios, van construyendo la idea de la responsabilidad individual, no la colectiva que sí las hay, existen, tienen historia y están visibilizadas en comunicados, grabaciones en diferentes plataformas, redes sociales y otras. Pareciera que hay una tensión entre ambas reacciones. Los trabajadores sanitaristas que se van ubicando en un saber independiente de las corporaciones farmacéuticas dañinas también contribuyen a esclarecer este enorme vacío relacionado al esclarecimiento de la pandemia y sus destinos probables.
Las neuronas neoliberales, achatadas por algún acto milagroso de no se sabe qué terraplanismo , siguen diciendo que hay que cuidarse cuando, por otro lado, se abren lugares de mucha circulación, bares, teatros, aeropuertos, playas, límites poco difusos. No se piden certificados de vacunación en los traslados vacacionales, donde en plena democracia no se participa directamente en las decisiones con respecto al tema.
Dicen que hay que cuidarse con responsabilidad ¿Qué quiere decir eso? Si los balnearios están llenos, los hospitales estallan, el personal de salud trabaja muchas horas y no es reconocido sino insultado, los medios de transporte sin la adecuada limpieza……
¿Pasamos del Silencio es salud a Lo Primero es la salud? Y ¿cómo se implementa? ¿Con qué dispositivos contamos? ¿Quiénes se hacen responsables de que seamos el primer país donde hay más fallecimientos por día?
La estrategia de la vacunación nos ha devuelto utopías, pero no alcanza. Necesitamos respuestas y que nos informen sobre las estrategias del Ministerios de Salud.
Mientras tanto, los que deseamos asaltar el cielo con las ilusiones y los sueños, seguiremos bailando, cantando, escribiendo y amando.
