Circo Vil
Por Pablo Rizzi.
Corría el año 1994 y como éramos jóvenes, lo alcanzamos. Fin del chiste. Fito Paez había lanzado Circo Beat y estábamos ahí en el teatro. Afuera llovía mucho, caía un río muy ancho sobre Baires y las luces de toda la ciudad se apagaron para dejar escuchar el megáfono que anunciaba el comienzo del show:
Buenas noches ladies and gentlement, bon soire, sean bienvenidos a la primera función del Circo Beat. El circo más sexy, mas alto, mas tonto del mundo. Desde ahora y para siempre, cualquier semejanza con hechos reales correrán por vuestra propia imaginación. Arrivedercié buona fortuna! Queste sono le ultime parole d’il terzo angelo di Cristo dopo parlare in l’strad a con il uomo che non sapeva piú di niente!”
Fito sacaba Circo Beat y cerraba el trígono mágico que había abierto Tercer Mundo seguido de El amor después del amor. Esos tres discos preanunciaron un fin de siglo de biblias junto a calefones, la mona Giménez con Mickey Rourke, el peronismo con María Julia Alsogaray, el dólar y el peso de la mano, la desindustrializacion usando el apodo de revolución productiva. Fito Paez había respondido al primer mundo prometido por el neoliberalismo con el Tercer Mundo al que “nadie sabe como vine a parar yo” y al relato armado por el Circo Menemista con un Circo Beat de nuevas canciones.
Había una vez, un circo que alegraba siempre el corazón, lleno de color, un mundo de ilusión, pleno de alegría y emoción. Carlos Saúl Menem fue el primer presidente argentino que abandonó la estructura teatral del balcón y la Plaza de Mayo, para usar la televisión como mecanismo de construcción de su aparato propagandístico y de dominación hegemónica. En 1991 quitó el inciso antimonopólico de la ley de medios de la dictadura, permitiendo la creación de grandes monopolios, que a partir de ese momento iban a apoyar su proyecto de gobierno neoliberal, conservador y dependiente. Si durante el gobierno de Alfonsín la palabra “austeridad” marcaba la línea de la imagen de los políticos surfeando devaluaciones mortales, con Carlos Menem la política conservadora se farandulizó en un verdadero circo mediático de personajes que se paseaban en Ferrari, veraneaban en Punta, se exhibían en Caras o Gente, y morían por tener el apoyo de Mariano Grondona, Bernardo Neustadt, Susana Giménez, Mirta Legrand o Marcelo Tinelli.
No pasaba nada, pero un circo ví.
Casi como los conservadores actuales bah. Por eso los llaman conservadores. Cambiemos no cambió nada.
Por atrás siempre está (y estará, sabelo, nunca te duermas) el poder real. Pero al frente, en los medios, en las listas electorales los partidos conservadores ponen una troupe circense totalmente incorrecta, estúpidamente transgresora y peligrosamente atractiva para los idiotas.
El enano de circo Alfredo Casero se convirtió en un enano fascista que sale en medio de la noche a animar a treinta enfermos psiquiátricos, que hacen una vigilia bajo la lluvia, sólo para darse el gusto de aplaudirse mutuamente después de putear en coro al presidente.
El hombre forzudo ex-profesor de voley Fernando Iglesias se convirtió en hombre rata cuando como diputado vivía cerca del Congreso y cobraba los viáticos. Ahora convoca a sus fanáticos a asaltar el Congreso a martillazos “en nombre de la democracia”.
La mujer barbuda fue reemplazada por la gemidora beboteadora que toma cloro. Y el mago sin dientes ha cortado a Viviana Canosa en dos: una mitad le salió victimizándose, y la otra soberbia y empoderada (aunque no feminista, porque ella es todo lo contrario a un paradigma colectivo, progresista y político).
Mario Negri, “el hombre sin cara”, acusando a Sergio Massa de querer dar un “golpe institucional” y luego solidarizándose con Massa por las amenazas que recibió de aquellos militantes violentos que el mismo Negri agitó.
La medium Lilith Carrió vomita un insulto a los periodistas y hace hablar a través suyo a la virgen María, mientras se acuesta con una muñeca de plástico a la que llama Republiquita. Grotesco.
La pareja de Esteban y Patricia Bullrich, el hombre decorado y la mujer pistolera.
Javier Milei, ese troll de pelo inquieto que llevo colgando de un llavero chino, ese gnomo adivino que nunca acierta un pronóstico pero siempre grita y eso divierte a los bestias porque los hace sentir más humanos que Milei.
Cuál es la propuesta política? ¿Qué queda de Cambiemos, el mejor equipo de estafadores de los últimos 500 años? Un animal salvaje que se siente acorralado y se juego a todo. Una oposición conservadora sin propuestas políticas, que tras el fracaso rotundo de su gobierno y ante el temor de perder el apoyo, ha agigantado la grieta para mantener cautivos, al pobre grupo de fanáticos que aún los soporta; a todo o nada, sólo les queda militar la intolerancia caprichosa al resultado electoral, porque su enemigo es la democracia que les quitó el soberbio uso del poder del estado.
Freaks de circo.
Mientras el presidente Alberto Fernández declara de servicio esencial a las telecomunicaciones, lanza un nuevo satélite, anuncia el arreglo para el pago de la deuda que dejó Cambiemos, decreta el cupo laboral trans, manda al Congreso el proyecto de impuesto solidario a las grandes fortunas, y el futuro es libertad.