Charla con EF

Por Víctor Hortel.

A poco de publicar el artículo “¿Ajedrez? ¿Y si jugamos Wei qi[i]?”, los distintos sectores del peronismo presentaron a última hora del lunes la lista oficialista “Unidad y Federalismo” con los/as candidatos/as a consejeros/as para renovar la conducción partidaria, presidida por el primer mandatario Alberto Fernández que estará acompaño por funcionarios/as nacionales, gobernadores/as, sindicalistas, legisladores/as, intendentes/as y referentes de agrupaciones políticas.

Así, asociando el artículo con la noticia, se me ocurren las primeras preguntas: ¿Quién movió las fichas?, Con esas fichas así dispuestas ¿Qué partida van a jugar? Si entendemos que la lista oficialista son las fichas blancas –que tienen la ventaja de la primer movida-  ¿Quiénes serían las fichas negras que tienen el próximo movimiento?, ¿harán ese movimiento?

Por supuesto el esquema de análisis podría complejizarse, si consideramos que la interna del PJ es una “partida”, las PASO –se desarrollen o no- otra partida y las elecciones generales, la partida final. Pero, ¿y si la interna del PJ no es una “partida” en sí misma, sino una “apertura” de una “partida” más enmarañada?

Si la conformación de la lista para la interna del PJ, fuera el tablero de la partida interna, ¿colocaron a las mejores fichas del Partido?; y si, por el contrario, sólo fue una “jugada de desarrollo” de una partida más compleja, ¿la estrategia utilizada, fue la mejor?

Se me ocurre pensar que si la secuencia interna + PASO + elecciones generales, se repite en cada provincia, ¿cuantas partidas se deberán jugar? ¿Serán partidas simultáneas?, ¿tenemos las fichas preparadas?

Arbitrariamente escojo el escenario nacional y el de la provincia de Buenos Aires –que unánimemente se grafica como “la madre de todas las batallas”. ¿Son partidas diferentes?, o por el contrario ¿son la misma partida?, ¿Puede funcionar la misma estrategia en partidas distintas?

Ahora, ¿y la estrategia? La lista de unidad ¿es una movida correcta o una estrategia en si misma?

Quienes no integran esa lista, ¿se consideran fichas negras?  ¿Cómo se contiene a los que no figuran entre los/as elegidos/as? ¿Puede jugarse ajedrez sin las fichas negras?

Todos/as quienes juegan, ¿tienen clara las reglas del ajedrez?, ¿saben cómo se juega?, ¿coinciden en la estrategia?

Dice un querido amigo: “que las clases dirigentes criollas  hace rato que no juegan ajedrez ni weiqi. Ni damas. En todo caso, practican bochas. O macanean con viejos guiños de truco”.

Algo de razón le asiste.

Mi amigo, al que advierto un tanto descorazonado, agrega lapidario: “mantienen el mismo equipo sin cambios tácticos ni estratégicos, y ni por asomo piensan en cambiar de juego. Siguen enamorados del club de la pelea, aunque no tengan tipos de talla para ocupar el centro del ring. Hace tiempo que no vamos más allá de la categoría mosca. Siguen empeñados en profundizar el negocio de la grieta disfrazando de disputa política o ideológica una guerrita por cargos y guita”.

Los dichos de mi amigo me dan un gran escalofrío.

La inquietud sigue dando vueltas por mi cabeza a modo de torbellino, ¿y las negras?

En lo personal entiendo que la lista de unidad es la opción correcta, incluso podría aceptar que quienes la integran son en su mayoría grandes compañeros y compañeras. También aplaudo la paridad y la diversidad de sectores representados.

Ahora, la forma de decidir la integración de la lista me genera algunas vacilaciones.

No es solo cuestión de estrategia, también importa la metodología.

No tengo dudas que habrán existido debates, discusiones y análisis en la superestructura, pero ¿que ocurrió en las bases, entre los/as compañeros/as de a pie?, ¿fueron consultados/as? ¿Hubo discusión y debate interno?  Me temo que no, al menos no lo suficiente.

Para las listas de las PASOS (si es que ocurren) y la General, ¿se utilizará la misma metodología? ¿Será la superestructura la que defina todo? ¿Qué intereses predominaran?

Entiendo la ventaja y/o necesidad de la “unidad”, pero la “unidad” ¿tiene un costo?

¿Dónde quedo la diferencia de ideas?  ¿Dónde quedo el respeto por el pensar y el sentir del otro/a?

En algún punto pareciera que la “unidad” no condena a la neutralización del debate. ¿Acaso el debate franco y el intercambio de pareceres no colabora para la construcción de una unidad más sólida?

“Falta decoro. Falta coraje. Falta audacia. Falta pasión. Faltan ideas.”, diría mi amigo, y se pregunta: ¿Para qué? Funcionarios  de mediana o baja estatura se hacen cargo del PJ. Colonizan su propio partido. ¿Para qué? ¿Para que sea obediente y servil en lugar de ofrecer ideas y exigir que tomemos algún rumbo?

¿Qué lectura debe hacerse sobre la circunstancia que quien se reivindica con una identidad socialdemócrata –tal vez con la intención de no presentarse “tan peronista”- ahora vaya a presidir el PJ?

Qué Alberto Fernández presida el PJ ¿fue una jugada estratégica? ¿O más bien producto de una necesidad de la gobernabilidad?

El sueño de meter a la Argentina en el envase de un país nórdico parece no funcionar. Lo intentó Alfonsín y los resultados son conocidos. Renegamos del capitalismo, pero nos gusta la guita. ¿Aún es posible alguna tercera vía? 

¿No fue más estratégica la jugada que ubico a Axel Kicillof como vicepresidente 1°?

De nuevo, la inquietud sigue dando vueltas por mi cabeza a modo de torbellino, ¿y las negras?

Mi amigo sospecha que todavía está vigente la idea de Perón de que somos un pueblo politizado sin cultura política. Vivimos con miedo de plantear diferencias internas, dentro del gobierno y desde afuera.

Se calla, se concede, las ideas se repliegan.

Sostiene EF que las disputas internas en el peronismo (admitamos que todavía existe) parecen rebeliones de jardín de infantes: se terminan cuando llega la maestra.

El brillante y querido compañero Carlos Caramello[ii], supo escribir, allá por agosto del 2018 un artículo publicado por la revista Hamartia bajo el título “Guarda con la Unidad que busca desunirnos” y pienso: ¿esta lista de unidad, nos une o nos fragmenta?

Me corrijo, la metodología para llegar a la lista de unidad, ¿nos une o nos fragmenta?

En su artículo “O sea: Todos Unidos…pero Fragmentados, publicado por la Revista Mugica, Caramello sostiene: “La espada de Damocles (nunca tan bien referida) de la fragmentación del voto, pende sobre la cabeza partidaria del peronismo rúcula. Es este caso, en lugar de mirar hacia arriba, deberían ver lo que hay abajo, que es su base de sustanciación…Por ahí comprenden que deben correrse del sillón del festín y empezar a caminar el barro”[iii]

Le pregunto a EF si no es tiempo de abandonar el ajedrez, y me responde: “Quizá, antes de cambiar de juego, debamos pensar en Sun Tzu, en conocer la naturaleza humana en los momentos de confrontación y en seguir su consejo: la mejor victoria es la que ganamos sin combatir, y eso lo logran los hombres sabios y prudentes, y nunca los ignorantes.

Me pregunto entonces, ¿no es la unidad una victoria lograda sin el combate desgastante de la interna?, o será que ¿la unidad sin la legitimación de una interna respetuosa, es una victoria a lo pirro?

Mientras escribo en los programas de noticias anuncian que el Presidente le pide la renuncia al compañero Ginés, que fue quien aseguró -en la medida que la producción y la logística lo permitían- que todos/as los/as argentinos y argentinas nos vacunemos.

Frente a la noticia, no quedan ganas para la escritura.

Me pregunto si estaremos a la altura.


[i] https://identidadcolectiva.com.ar/ajedrez-y-si-jugamos-wei-qi/

[ii] http://www.hamartia.com.ar/2018/02/14/guarda-con-la-unidad-desunirnos/

[iii] https://revistamugica.com.ar/o-sea-todos-unidospero-fragmentados/