Caso Vicentin, la definición de qué tipo de estado elige el gobierno.

Por Juan Valerdi.

¿Después del fallo del Juez Lorenzini el caso Vicentin está empatado o empantanado? Se podría decir que el Gobierno Nacional y los dueños de la empresa están en paridad sin embargo lo que está claro es que el árbitro del partido difícilmente sea neutral.

Aunque tuviera voluntad y capacidad para ser un Juez ecuánime es poco probable que pudiera serlo en el caso del concurso de Vicentin. Aun si no les debiera nada de su nombramiento a las familias que poseen el poder económico, político y social en esa región de la Provincia de Santa Fe, una cosa sería no deber favores y otra ir en contra de los más poderosos jugadores locales con sus fallos.

Es interesante que la propuesta “superadora” del Gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, fue presentada recién después del DNU presidencial que estableció la Intervención y las bases para un proyecto de expropiación (ausente, hasta ahora, de las mesas de entradas del congreso). Antes de la intervención no queda claro si para el Gobernador Perotti la situación de Vicentin parecía bien encaminado o aún no tenía intención de meterse en el concurso para no molestar a quienes ya lo manejaban.

En la “propuesta Perotti” se avanza hacia una supuesta empresa mixta privado estatal donde seguramente el rol del estado será poner plata y ser socio en las actividades formales y blancas del grupo.

El problema aparece cuando la información parece indicar que existen actividades relacionadas con el corazón del grupo Vicentin que no están blanqueadas total o parcialmente.

Este grupo empresario tiene filiales y firmas vinculadas en la Zona franca de Uruguay y en reconocidas Guaridas Fiscales como Panamá o Paraguay. También tiene como socia en uno de los complejos de producción de aceite más grandes del mundo a una multinacional con sede en Suiza, Glencore. ¿Si el estado nacional es “socio” de Vicentin según el Plan Perotti, hasta donde llega esa sociedad? Cuando se dictó la intervención me preguntaba a qué empresas del Grupo Vicentin incluiría y a cuáles no. Este no es un tema menor cuando se puede ver la complejidad de sociedades que conforman el grupo y la habitual poca transparencia asociada a esa telaraña societaria de los grupos cerealeros.

El presidente ha manifestado públicamente, este sábado 20, que la expropiación ya no es más el plan A, si es que alguna vez lo fue, sino que es el plan B y que se parece más a una amenaza en caso de que el concurso no acepte el Plan Perotti. La entrada/salvataje del estado deberá, según ese plan, ser consensuada en un concurso que, de hecho, manejan las mismas familias que manejaron la empresa junto a los acreedores internacionales. Además una parte importante de esos acreedores externos son propiedad de estas familias, como Vicentin Paraguay a quien la Vicentin concursada le debería $4 mil millones. Esta misma filial paraguaya está inmersa en la triangulación de la propiedad de la empresa aceitera del grupo Renova SA, empresa de la que se vendió una participación a Glencore por la cual las familias propietarias recibieron 120 millones de dólares que se esfumaron en la red de guaridas fiscales y cáscaras societarias. Y vale la pena mencionar que la trama de esta venta y desaparición de los fondos se conoce en Argentina no por averiguaciones del juez o síndico del concurso sino por el reclamo que los acreedores del exterior ante los tribunales de Nueva York. El reclamo se hace allí supuestamente porque es por ahí donde “normalmente” se hacen los movimientos financieros del grupo Vicentin, según dicen los acreedores.

Yo diría que si alguien quiere encontrar algunos cientos de millones de dólares esfumados siempre puede irlos a buscar a Nueva York. Aunque a veces trate de convencerse a la población de lo contrario, los fondos que manejan las Guaridas Fiscales terminan alimentando a Wall Street y en alguna medida menor a Londres, pero los relacionados con grandes empresas cerealeras pasan casi en su totalidad por Nueva York.

Ninguna empresa puede operar en el exclusivo club de comercio de granos si tiene un bloqueo de sus cuentas en Nueva York y por eso los magos que hicieron desaparecer los 120 millones de dólares están rindiendo cuentas en Nueva York ante los acreedores externos. Veremos si esa información llega al concurso de acreedores argentino.

Con estas breves muestras de la complejidad y opacidad del manejo del grupo de empresas que definen al Grupo Vicentin lo que debería quedar claro es que la entrada del estado “negociada” en el concurso podría llegar a ser una victoria Pírrica si se llega a concretar. No es difícil imaginarse que esta entrada “pidiendo permiso” se parezca mucho más al salvataje habitual del estado que a una recuperación de soberanía alimentaria o a evitar una vez más que el vaciamiento de una empresa sea pagado por sus acreedores locales y el estado “bobo”. Mientras ese ingreso se negocia en el concurso y gracias al fallo de un juez local, quienes llevaron a Vicentin al estado actual siguen manejando ese grupo empresario. El año pasado cuando se empezó a hablar de la nacionalización mis declaraciones en medios eran que había que tener mucho cuidado de que esa supuesta causa justa y soberana no se convirtiera en una trampa en la que el estado podía asumir incontables pasivos y recibir activos cuyo valor depende mucho de una confianza quebrada con proveedores y productores. En el mismo sentido, la intervención me pareció y parece una medida indispensable para no desembocar en un rescate de los afectados por una eventual quiebra. La expropiación también me parece un plan que puede resultar un éxito o un desastre de acuerdo a cuan profundamente se ingrese a las empresas del grupo Vicentin y no solo a Vicentin SAIC, única empresa mencionada en el Decreto de intervención.

Queda una preocupación más para este complejo problema. Si es cierto lo que se dice en muchos ámbitos relacionados al negocio cerealero y Vicentin era una de las principales empresas en el manejo de granos en negro en argentina, ¿cómo podría compatibilizarse eso con una empresa o grupo donde participa el estado, quien se supone que persigue a los evasores?

Los productores que venden una parte de sus granos en negro podrían cambiar de empresa acopiadora/exportadora para mantener un margen adicional o podrían decidir dejar de ganar ese plus. Yo imagino el escenario más probable, cada uno haga su apuesta. Si a esto se suma que el estado entra en Vicentin con resistencia de los productores que cacerolean, hacen tractorazos o agitan banderas, ¿cuáles son las posibilidades de que esos productores le sigan vendiendo a Vicentin una vez que “el comunismo” ingresó a la empresa?

Esta última cuestión mantiene la incógnita incluso si los productores le vendían todo en blanco a Vicentin y el contrabando y subdeclaración fueron mitos urbanos malintencionados para castigar a pulcros exportadores cerealeros.

El panorama es complicado y esto recién empieza, las operaciones mediáticas y políticas van a llevar el tema Vicentin mucho más allá de la limitada causa por la soberanía alimentaria. Lo que está en juego con el vaciamiento del Grupo Vicentin es el rol que vaya a tener el estado en el presente y futuro de la Argentina.

Podemos seguir en el camino del Estado “bobo” que financia y después cubre los agujeros que dejan los desmanejos o fraudes del sector privado mientras trata de controlar la economía pidiendo acciones empresarias desde el corazón.

O el Gobierno puede aprovechar la coyuntura única que brinda la pandemia y la crisis económico financiera mundial y los movimientos geopolíticos actuales para cambiar el rol del estado.

Este cambio de rol puede, además, mostrar que la supuesta ineptitud y corrupción asociada a las actividades estatales son una farsa montada por quienes más se aprovecharon ese estado “bobo”. Y lo que es mejor, ese nuevo estado impulsado por este gobierno puede llevar a que una parte muy importante de la población confirme que esta vez no ha sido defraudada electoralmente.