Carta abierta de un Preso Político

Juan Pablo Schiavi. Cárcel Unidad 31. Ezeiza.

No recuerdo con exactitud el mes. Es que en este lugar uno se acostumbra a recordar cada vez menos. Era verano porque hacía calor. En ese momento estaba detenido en un Pabellón de máxima seguridad. Convivíamos allí 15 personas. La mayoría de ellos conocidos o amigos de la vida y de la militancia. Cada uno tenía una celda con inodoro incluido, ya que durante la noche nos encerraban.

En el lugar había tres teléfonos públicos. Esos azulitos que ya casi no se ven afuera. El teléfono es de las cosas mas importantes para un preso, porque es su principal y casi único medio de comunicación al exterior

Siempre supusimos que nos podían escuchar. Como también supimos que nos podían filmar, observar y tratar de interpretar nuestros gestos. Por eso limitábamos las llamadas a lo esencial. Las visitas (de dos veces por semana) eran el único espacio seguro para hablar. Las visitas eran el compartir con las familias, los amigos y los muchos que venían. Algunos para confirmar si era cierto que hasta el ex vicepresidente de la Nación estaba encerrado allí.

Pero volviendo al teléfono. Yo hablaba con mi mujer, mis hijos y un puñado de amigos. Un día de verano, hablé con mi amigo Eduardo Valdés. Amigo desde toda mi vida y la de él. Una especie de hermano sin igual apellido que me dio la vida. Hablé con él , que por su profesión designé como abogado también. Hable de la vida, la política –muy por arriba- ,de mis miedos y los de todos frente a  esa contemporánea caza de brujas macrista que parecía no parar. Hablamos varias veces. En esos diálogos Edu nombró la palabra PUF, en medio  de relatos siempre interpelados por los ruidos permanentes de ese Pabellón, donde el oído invariablemente se daña. 

Días después descubrí por TV, creo en el programa de Majul o Lanata – no recuerdo bien-, mis diálogos con Eduardo; todo desgravado, y subtitulado gracias a la magia de Irurzum, la AFI y no se quienes mas.  Diálogos interpretados de tal forma que PUF significaba “una operación concebida para desacreditar al Fiscal Stornelli y tirar abajo la causa Cuadernos”.  Stornelli, había sido  fiscal acusador en mas de 5 causas y por ese tiempo estaba sospechado de actos de Corrupción en el caso “Marcelo Dalessio” junto al periodista Daniel Santoro,  caso que conmovía al país. La  denuncia, -porque ya era una denuncia de Carrió – pasó de Majul a Clarín y de allí al cosmos.

En ese tiempo mi familia no podía traerme brócoli, ni zuchinis, porque estaban prohibidos. Veíamos el cielo solo hasta las 19 hs. No podíamos ver futbol, ni recibir llamadas, no obstante, yo era capaz, junto a Valdés de construir “una operación concebida para desacreditar al Fiscal Stornelli y tirar abajo la causa Cuadernos”.

Abreviando.

La denuncia de Carrió y su troupe que, obviamente tramitaba en el Juzgado de Bonadío, fue desestimada. No obstante lo cual, como estas escuchas hicieron mucho daño, tanto a mí como a mi familia, porque dejamos de hablar por teléfono, y fueron violatorias de mi intimidad, soy querellante en esa causa .

Luego descubrimos que no solo yo y Roberto Baratta habíamos sido escuchados estando detenidos. Sino que todos esos Pabellones estaban “cableados”, preparados para escuchar y ver. Que había sido montado desde la AFI y desde el Servicio Penitenciario un dispositivo de escuchas que afectaba a los presos políticos, a sus visitas, como así también a muchos dirigentes políticos y sociales del país.

Hoy me entero también por la televisión que Stornelli, luego de lo dictaminado por la previsible Cámara de Casación Penal, será quien deba investigar estos delitos.

Alguna vez Cortázar nos ilustró con el “Y salían en ciertas épocas a cazar enemigos; le llamaban la guerra florida”. (de -La noche boca arriba-)

Ojalá podamos reaccionar como Sociedad y terminemos con esta lacra.