Bang bang, estás liquidado
Por Daniel Prassel.
Como siempre tenía la idea de escribir sobre cuestiones más específicas, pero la agenda está caliente y por supuesto no nos pide permiso, así que vamos a tratar de analizar lo sucedido recientemente en Quilmes con el caso del jubilado, ya que es un buen ejemplo de cómo se conjugan diferentes tensiones de la vida en democracia que están estrechamente relacionadas a los DDHH y también es una oportunidad a repensar posicionamientos políticos y consecuentes acciones.
Podría traer hoy aquí, la explicación jurídica de este hecho, eso no estaría mal ya que ayuda a comprender de que hablamos, ahora bien, me parece mucho más importante que podamos reflexionar desde otro enfoque, que nos permita aportar realmente al debate de comunidad, de valores y de respeto por los derechos de todas y todos, y que se entienda bien, los del jubilado y los del ladrón, porque ambos los tienen.
Veo acá un paradigma muy complejo que tenemos que tratar de dar vuelta, estaremos de acuerdo en afirmar que la vida es el bien más preciado, entonces ¿en qué momento la propiedad privada lo colocó en segundo plano?, digo porque el ladrón supuestamente estaba dispuesto a matar para robar “algo” y el jubilado mató, en circunstancias que deberán ser revisadas, porque le robaron o intentaron robar “algo” también, ahí tenemos un punto en común entre ambos.
Entonces digo y esbozo alguna línea como disparador, en cuestiones tan sensibles como esta, sirven los extremos o debemos considerar algunas posiciones más integrales e intermedias, ojo no lo digo desde soberbia alguna, sino porque no quiero regalar un aspecto tan importante como la seguridad a los sectores de derecha rancia y manodurista que expresa Bullrich y Cía., ya sabemos que si dejamos sin política al respecto esa importante demanda de la sociedad, un posible Bolsonaro Argentino está a la vuelta de la esquina.
No hay que caer en el reduccionismo fácil de liquidar al ladrón como hemos escuchado a veces en boca de comunicadores que generan odio con frases como “hay que matarlos a todos” o “uno menos” y por supuesto de ninguna manera tampoco perdernos en el delirio progre de que se roba solo por la “desigualdad del sistema” cuando atacan a un jubilado, laburante o lo que fuere, este tema es mucho más complicado y no podemos seguir esquivándolo.
La seguridad debe ser una política de estado, pero escalonada como corresponde y estableciendo prioridades en orden de importancia, para que se entienda bien, primero seguridad alimentaria, en nuestro país no podemos permitir que a nadie le falte alimento en su mesa, segundo seguridad social, donde todas y todos estén integrados al estado de manera efectiva, tercero seguridad sanitaria, educacional, laboral y habitacional, para que cada habitante pueda tener su proyecto de vida a su alcance, solo recién ahí, podemos ponernos a charlar sobre la seguridad urbana en referencia al aspecto preventivo y punitivo sino nuevamente le seguimos errando feo.
Vuelvo a insistir con la sobrevaloración de la propiedad privada, no es posible que sea lo más valioso en la sociedad, y debemos recalcar, sino estaremos avanzando inexorablemente a un estadio donde cualquiera que considere que el Estado no satisface sus demandas, agarra la fuerza por mano propia y ordena según su criterio las cosas, agudizando esta delicada realidad que estamos atravesando.
El neoliberalismo nos hizo pelota en sus tres últimos zarpazos, Golpe del 76 y Dictadura, llevándose a las y los mejores cuadrxs políticxs y sindicales, aplicando ese plan maldito que todavía sigue vigente, Pizza con Champan en los 90 más Privatizaciones de lo poco que quedaba con Megacanje incluido, pulverizando el tejido social nuevamente, y cuatro años nefastos de un gobierno de empresarios y Ceos, verdaderos ladrones que nos llevó de la Pobreza 0 a una debacle tarifaria y endeudada que gracias al Covid muchos no recuerdan.
Los valores humanos como vemos, no se pierden de un día para otro, sino que son procesos políticos largos, trabajosos y por supuesto, planificados, tenemos la obligación de volver a construir una comunidad donde no haya excusas ni para robar ni mucho menos para matar, porque tenemos un país maravilloso, con recursos y potencialidades.
Siempre absolutamente siempre, la política dará la respuesta y el marco adecuado es ahora, donde tenemos un gobierno nacional y popular que aun en la adversidad amplia derechos, sigamos hablando sobre estos temas, instalemos el debate político con altura, ofreciendo propuestas y comprometiéndonos a no ser simples observadores, sino protagonistas de lo que viene, no tengamos miedo alguno, como decía el General: “Quienes quieran oír que oigan; quienes quieran seguir que sigan. Mi empresa es alta y clara mi divisa; mi causa es la causa del pueblo; Mi guía es la bandera de la patria.”
“Desde aquel día pienso que no debe ser muy difícil morir por una causa que se ama. O simplemente: morir por amor.” Evita
Más Estado, Más Solidaridad, Más Comunidad, como nuestrxs 30.000 nos enseñaron.