Atlante de la Liberación
Por Estanislao Graci y Susini.
Este viernes 1ro de mayo se recordó, como todos (pero distinto por la cuarentena) los 1ro. de mayo desde 1887, la lucha de los “Mártires de Chicago” y se celebró, por tanto, el Día Internacional del Trabajador. En 1886, una huelga comenzada el 1ro. de mayo en reclamo de la jornada de 8 horas, que hoy gozamos millones de trabajadores formales en el planeta, culminó con el fusilamiento de los huelguistas anarquistas que encabezaron esa reivindicación.
Hasta aquí lo que es de todo el orbe.
Y ahora, a lo propio. Nosotros, los peronistas argentinos, solemos poner a Juan Perón en el sitial del único y más grande referente de las reivindicaciones obreras en nuestro país. Yo sé que eso no es casualidad. Fue Perón, a partir de 1943, como Secretario de Empleo y Previsión y más tarde como Presidente de la Nación, quien estableciera la legalidad y obligatoriedad de la mayoría de las reivindicaciones de los trabajadores y trabajadoras en nuestro país. Pero, aun cuando es comprensible el lugar que la historia le reconoce a Perón y a nuestro movimiento, no deja ser injusto por cuanto opaca la persistente lucha de los trabajadores, que es anterior a la aparición de Perón, aunque luego confluyan en un mismo cauce.
Valga como muestra lo que sigue. Una de las primeras huelgas de la que se tiene memoria en la Argentina, se desarrolla en 1868 por trabajadores de astilleros en la provincia de Corrientes durante la infame Guerra de la Triple Alianza. Los trabajadores no aceptaban producir barcazas para hacerle la guerra al Paraguay. Tal vez, tanta vergüenza como argentino, esta huelga de correntinos sirva para levantar un poco la tez frente a un paraguayo.
Así fueron los inicios de las luchas de los trabajadores argentinos. No sólo reivindicativas de las condiciones laborales, del descanso o de la paga.
Es por ello y por otros 80 años de larga historia del movimiento sindical argentino, hasta llegar a Perón, que es injusto e impropio el lugar que damos al mejor de los nuestros dentro del mundo de los trabajadores. Incluso, esta necedad nos hace olvidar o ignorar directamente por qué Perón llega a ser quien es en nuestra vida como Nación.
Pero también es justo, para mí, recordar aquí, ya que estamos hablando del Día Internacional de los Trabajadores, a otros que jalonaron en América similares reivindicaciones.
Aquí, en nuestra “América ingenua que tiene sangre indígena, que aún reza a Jesucristo y aún habla en español”, otros patriotas, también como Perón, interpretaron a su Pueblo y lo guiaron en sus reivindicaciones, que no eran solamente obreras. Acá, en esta parte del mundo, esas reivindicaciones, las 8 horas, el descanso semanal, las justas retribuciones, el aguinaldo y las vacaciones, estuvieron emparentadas íntimamente con la lucha antiimperialista.
Y así como Perón interpretó y condujo esa voluntad popular de liberación nacional y justicia social en Argentina, Jacobo Arbenz lo hizo en Guatemala, Getulio Vargas en el Brasil, Augusto César Sandino en Nicaragua o Jorge Eliécer Gaitán en Colombia. Todos los pueblos de América se conmueven durante esa primera mitad del Siglo XX en busca de un destino común de felicidad.
Pero denme un segundo de su atención, no me voy a ir por las ramas, quiero recordar sencillamente a uno de los hombres grandes de América, los trabajadores americanos y las luchas antiimperialistas.
Nacido en el Perú del Inca Garcilaso, destaca él, Don Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Antiimperialista.
Nacido en una familia de la oligarquía Trujillana y formado en la Universidad de San Marcos en Lima, Haya conocerá de primera mano dos situaciones que trastocan su vida. En 1917 conoce Cuzco y la miseria en la que viven los indígenas lo conmueve profundamente. Un año después, en Córdoba, la docta, tendrá lugar la lucha por la Reforma Universitaria que será avalada por el presidente Yrigoyen y calará profundamente en Víctor Raúl.
Haya de la Torre, presidente de la Federación de Estudiantes del Perú, funda en los años 20 del siglo pasado las Universidades Populares Gonzáles Prada en alianza con los trabajadores limeños que se agrupaban en la Federación Obrera Local de Lima. Su lucha, antiimperialista, reivindicativa y americana lo llevó a la cárcel y al exilio.
Culminó su vida política firmando, como Presidente de la Convención Constituyente, la Constitución del Perú (1979).
Quise extenderme en el recuerdo de Haya de la Torre, y en su memoria, recordar a todo el Pueblo del Perú. Los argentinos hemos luchado por el Perú. San Martín y Roque Sáenz Peña fueron tan argentinos como peruanos. Los peruanos han luchado con nosotros, las Islas Malvinas pueden dar testimonio.
Por eso hoy para nosotros, americanos, las reivindicaciones del movimiento de trabajadores siguen estando indisolublemente ligada la lucha por la definitiva liberación nacional.
Mientras nuestra oligarquía, como vemos a diario en su actitud durante esta crisis sanitaria mundial, sigue estrechamente ligada a voluntades políticas que desprecian y niegan a nuestros
pueblos.
Seamos, trabajadores, más unidos que nunca.