Atentos a la “inminencia”
Por Julio De Vido (h).
El sinfín de noticias y rumores alrededor de la cuestión ganadera que surgieron esta semana apuntan a un “inminente” acuerdo entre el gobierno, representado por el Ministerio de Desarrollo Productivo y el Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas.
Sin un reordenamiento del mercado de ganados y carnes, como señalaba el mismo presidente que era el objetivo del cierre de exportaciones de carne bovina, más bien sucedió todo lo contrario, el cese de comercialización impulsado desde la Mesa de Enlace contribuyó a desdibujar los precios de referencia al haberse impulsado las compras directas de los frigoríficos y otros actores abastecedores, hecho que por cierto despejo casi todo posibilidad de desabastecimiento en los primeros días de ambas medidas.
Con una serie de datos ciertamente más clara respecto a lo sucedido en el mercado de Liniers luego de la normalización de las operaciones y remates los resultados no parecen ser los esperados por los autores intelectuales de la medida del cierre de exportaciones, los novillitos se venden a precios muy similares a los anteriores a la misma, los novillos, más afectados por la medida, con minúsculas bajas.
Vamos a uno de los puntos claves de la cuestión, sabemos que alrededor de todo este alboroto encontramos la alta demanda china que se convirtió sostenidamente en el mayor demandante de carnes argentinas, el tipo de demanda del gigante asiático, sin entrar en detalles que ya hemos abordado, favoreció el alza en los precios y en la demanda de los distintos tipos de vaca (cría último ternero, conserva, manufactura, etc.) que inclusive por cuestiones estacionales en esta época tienden sus precios a la baja al buscar liberar de carga los lotes de los campos.
La Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores difundió una simple pero didáctica infografía para ayudar a entender mejor este tema y comprender la no competencia entre los distintos mercados.

El surgimiento de la vaca como objeto de comercialización trajo aparejado una recomposición del margen ganadero, tanto de carnes como de tambos, que lo que hasta el momento no pudo capitalizar es un fortalecimiento de las inversiones que conduzcan a un aumento en la productividad y en el stock de las distintas categorías, tanto de exportación como de mercado interno.
En la gestión Macri esto se debió a las altas tasas de interés de la economía y la competencia entre las actividades productivas reales y el negocio financiero, en la actualidad la falta de certidumbre y políticas orientadas al sector generan el mismo efecto, un ciclo de liquidación de vientres que desdibujó al 10 de diciembre del 2019.
Se comenta que junto con el anuncio de acuerdo con el sector exportador se presentará un plan ganadero, fíjense que particular es la situación que inclusive se habla de que el mismo será financiado por Desarrollo Productivo al margen del aporte que haga Agricultura, es decir, tenemos un ministerio de Agricultura que no puede siquiera afrontar la inversión que demande reconducir al sector. Deja vú de todo lo sucedido durante este mes de negociaciones.
Hasta qué punto se podrá sostener que la política vaya corriendo por detrás de la economía real en todas las áreas, no es una “virtud” solo de Agricultura aunque con la situación que se desató alrededor de la comida favorita de los argentinos quedó sumamente en evidencia.