Articulando la Comunidad Organizada

Por Liliana Etlis.

La invitación a reflexionar que hiciera el compañero Jorge Rachid en el día de la fecha, alrededor de ideas que nos permitan recuperar procesos de dignidad, derechos y poder construir la Comunidad Organizada, es un desafío.

 En un contexto de profundas consecuencias llevadas a cabo por políticas coloniales, estaba sentipensando un eje para poder seguir andando juntxs en esta lucha por un mundo mejor. ¿Cómo articulamos los conceptos de colonialidad con los de Comunidad Organizada? ¿Es posible? ¿Para qué? En el territorio ¿es factible la diversidad de prácticas?

Como ya había propuesto un par de veces con los conceptos provenientes de la Red de Descolonialidad, la dominación en términos de control de la economía, apropiación de tierras y de recursos naturales, explotación del trabajo, control en las formas de gobierno siguiendo el modelo del estado moderno-colonial, la carrera armamentista, el control del género y la sexualidad ,la heterosexualidad y el modelo de familia victoriana y cristiana, el control del conocimiento y de la subjetividad en instituciones como la Academia, concepciones del mundo y la construcción de un sujeto consumista es la matriz colonial del poder construida en el proceso de conquista y colonización, regulando las formas del vivir que desde hace algunos años estamos denunciando bajo diferentes formas en todo el mundo.

La pluralidad en la Comunidad Organizada es necesaria para su construcción, así como la memoria y la historia en cada espacio territorial. Historias que fueron  invisibilizadas y masacradas por el poder.

Las relaciones sociales siempre son culturales y políticas porque representan distribuciones desiguales más allá de las diferentes experiencias; el colonialismo desacreditó y suprimió todas las prácticas de conocimiento local tratando y logrando en algunos casos, homogeneizar los saberes *inferiores*, ser tratados como características de seres inferiores construyendo jerarquías de conocimiento y naturalizando los hegemónicos como idea válida y única, anulando saberes populares y dando origen a la organización del racismo en las instituciones.

Por eso creo que hay que comenzar a desnaturalizar y cuestionar esas experiencias y vivencias, porque las identidades y las relaciones históricas de colonialidad y su distribución geopolítica, como nombrara A. Quijano alguna vez, abre un camino de interpretación de la situación de dominación determinante en la lucha por un mundo mejor. Cuestionar y problematizar las naturalizaciones es visibilizar el sistema capitalista para destruir de una vez por todas la colonialidad del poder en su matriz;  no hacerlo necesariamente nos traería dificultades en la militancia territorial, si no lo visibilizamos impactaría en la construcción de lazos sociales solidarios y participativos.

Tuve la riqueza de vivir en un barrio popular donde la solidaridad y el trabajo militante comunitario era sobre la base de lo comunitario, así la sociedad de fomento junto a la salita de vacunación, el club barrial, la pileta para lxs vecinxs, los locales y las unidades básicas, la parroquia, la escuela y el hospital público , los vecinos que trabajaban en fábrica con la inevitable experiencia sindical, los debates políticos domingueros en algunxs y en otrxs la ayuda en cuestiones cotidianas, la salud desde las miradas de aquellas mujeres que venían con muchxs hijxs del norte y de la región andina, las familias que llegaban corridas por la guerra civil española, los tanos que eran antifascistas ,los croatas, los rusos y sus ideas de cooperativismo, los refugiadxs políticos griegos, entretejían un crisol de Comunidad Organizada a veces con funcionamiento en red, otras desde algunxs  sindicatos, increíblemente creadas desde la necesidad con pedidos de firmas al intendente para el asfaltado de calles, el vaso de leche para lxs chicxs, la lámpara de luz en la cuadra y otrxs formas participativas.

Durante los cacerolazos del 2001 también había una organización con influencia tal vez de métodos horizontales donde se cuestionaban formas de representatividad. Debates que se daban en muchos espacios con un enriquecimiento diferente.

Luego con la pandemia vinieron otras formas de organización en la comunidad a la cual pertenezco con el plan Detectar, con las organizaciones sociales, con las ollas populares distribuidas en multisectoriales, unidades básicas y vecinas que aseguraban el plato de comida a personas mayores y niñxs.

Formas de organización que, si articulamos estas experiencias unidas a la memoria y la historia sociopolítica y cultural de esta BellaPatriaMatria, ganaremos en dignidad, derechos y, por supuesto, dulzura.