Alberto y “el neoperonismo desarrollista del siglo XXI”
Por Ezequiel Vega.
El 2020, para muchos de nosotros y nosotras los, las y les jóvenes, comenzaba siendo un año de “esperanza”, analizando y actualizándonos sobre las decisiones del gobierno nacional plasmadas en el boletín oficial, ya sea por DNU o por leyes enviadas al congreso que permitieran marcar el sendero económico desde la política e ir reconstruyendo el tejido social deteriorado entre las clases medias y los sectores populares de nuestra querida patria. Más allá de la emergencia sanitaria del covid 19- que desconfiguro las expectativas en los informes y proyecciones del flujo de bienes y servicios a nivel mundial para este año- no podemos afirmar como compañeros y compañeras del campo nacional y popular que no se ha podido avanzar en ciertos puntos de la las promesas de campaña en este año que cierra, solo por los efectos de la pandemia. En mi humilde opinión sería oportuno apelar a la sana-critica de las responsabilidades que conllevan nuestros funcionarios y funcionarias que ocupan roles estratégicos y decisivos en el desarrollo económico de los argentinos y las argentinas
Una de las promesas hasta el momento incumplidas desde la investidura de Alberto Fernández como jefe de la administración pública nacional, ha sido el silencio y la omisión en sus entrevistas y declaraciones públicas sobre la “movilidad social ascendente” o “mejora del poder adquisitivo”; dos frases de las cuales podemos atribuirle al hito contemporáneo argentino llamado kirchnerismo ,siendo plasmada la voluntad política y estratégica en los actos administrativos de las carteras de producción y comercio interior de los compañeros Julio De Vido y Guillermo Moreno
Entre Agosto y Diciembre del 2019 en plena campaña electoral se nos prometía revertir la situación que se encontraban nuestros jubilados y jubiladas; las clases medias asalariadas; los trabajadores autónomos y las trabajadoras autónomas; y los trabajadores y las trabajadoras informales.
Sin embargo, el discurso de nuestros voceros y nuestras voceras se encuadro en la búsqueda y consolidación en argentina de “salarios competitivos”; lo dicho anteriormente no fue promesa de campaña, e inclusive me atrevo a afirmar que jamás oí hacer mención alguna ligada a la competitividad de los salarios. Aquí, desde mi mirada, hay una verdad engañosa: se hace hincapié en la necesidad de generar trabajo, pero nuestros voceros y voceras oficiales no hacen mención sobre la calidad del trabajo que se busca y que rol ocuparían en el nuevo modelo económico los y las trabajadores y trabajadoras asalariados en relación de dependencia en los próximos años de gestión. Así como también la falta de claridad y doble discurso sobre las tasas crediticias del Banco Nación para las pequeñas y medianas empresas, si el crédito se fija o no de acuerdo a la inflación anual proyectada o si se van a otorgar créditos a tasa subsidiada 10 o 15 puntos de bajo de la inflación interanual.
Es menester hacer mención a los famosos “salarios competitivos”- desde los análisis empíricos realizados en la materia sobre los casos de Brasil o de México- no han mostrado mejorar la calidad de vida, de trabajo y el poder adquisitivo sus ciudadanos y ciudadanos.
Ahora bien, si el horizonte esta puesto en consolidar un modelo desarrollista, tenemos que ser honestos y honestas con nosotros mismos y nosotras mismas y aceptar que esto conlleva depreciación y/o devaluación de nuestra moneda nacional, sosteniendo el salario mínimo vital y móvil entre los 190 y 210 $ dólares estadunidenses. (si, como en el periodo 1991-2001)
Según los criterios de los Ministros de desarrollo Productivo y de Economía de la Nación- Matías Kulfas y Martin Guzmán- de esta manera aumentarían las inversiones extranjeras directas y ciertas firmas societarias nacionales ligadas a la actividad de exportación de granos-soja, trigo, girasol y maíz- en conjunto con las entidades jurídicas adjudicatarias de los derechos y licencias de explotación de los servicios públicos esenciales como la luz, agua, gas e internet, obtendrían ganancias “razonables” a través del recorte de los “subsidios cruzados”, recordando que varias de ellas obtuvieron su plaza en la bolsa de Wall Street en los años 2017 y 2018 coincidiendo así con los años de aumento injusto e irrazonable de las tarifas de los servicios públicos; y la posición monopólica y dominante de Cablevisión Holding en el mercado de las telecomunicaciones con la fusión histórica de Telecom-Cablevisión en el 2019, con la aprobación de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia.
Aun basta que nuestro gobierno defina el rumbo, que aun deja más dudas que certezas. La puja de intereses de un sector importante de la política nacional, en especial hacia al interior del FdT, genera esta falta de certidumbre sobre como posicionarnos como militantes políticos del campo nacional y popular ante determinadas decisiones de la administración pública nacional: si estamos en mitad de camino hacia la consolidación de un modelo desarrollista; o si solo es un discurso para un sector de los oligopolios exportadores de productos primarios, el complejo energético y de alimentos; o son declaraciones que se interponen entre la heterogeneidad ideológica del FdT y los diferentes intereses que representan los principales dirigentes del frente poli-clasista ,progresista y peronista.